TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / AleXXa / Angeles Primera Parte: Renuncia

[C:261269]

-Vamos, es por aquí.
La chica, que casi parecía una niña, iba cogida de la mano de un hombre alto. Tiraba de él hasta que se paró en la acera. Delante había una gran carretera donde los coches pasaban rápidamente.
-Tenemos que cruzar, esta ahí delante.
El hombre asintió calladamente, eluyendo las miradas indiscretas que se ceñían sobre la pareja. Cuando el semáforo se puso verde, la chica volvió a tirar del hombre cruzando la primera y después desviándose a un pequeño callejón.
El callejón terminaba en una plaza, rodeaba de pisos que parecían ya estar abandonados. No había nadie por los alrededores.
-Aquí- Sentenció la chica. Se giró hacía el hombre y le cogió las dos manos. -Agáchate.
El hombre obedeció, dejando su cabeza a la altura de la chica. Ella acercó su rostro al de él y cerró sus ojos. Cualquiera habría dicho que quería besarlo, pero sus labios no se juntaron. Se quedaron así unos minutos hasta que de la boca del hombre empezó a salir un humo azul que la chica aspiraba sin inmutarse.
Tardaron diez minutos tras los cuales el hombre volvió a abrir los ojos. Se incorporó desconcertado.
-Vaya...- Logró decir.
-¿Cómo te llamas?- Preguntó la chica, seriamente.
-Thuron.
-Thuron- Repitió la chica. -Yo soy Samantha, ahora eres humano- La chica le cogió el brazo y le enseño el reloj de pulsera que llevaba. -Esto es un reloj, cuando marqué el número ocho nos encontraremos aquí, si no estas te buscaré y no volverás a bajar, ¿entiendes?
El hombre asintió con la misma cara de desconcierto. La chica comenzó a dirigirse al callejón.
-Tienes tres horas, disfruta de tu tiempo, ángel- Se despidió, sin mirar atrás.

-Poco tiempo para disfrutar de tantos placeres...
-Dios nos reclama.
-¿Qué sabrás tú? Los humanos lo conocemos mejor...a vosotros ya no os quiere. Por eso os manda abajo, para ver si os volvéis como los humanos.
-Nos recompensa.
-No, os da un dulce y luego os lo quita de la boca. Eso no es una recompensa.
-...
-No te calles, tienes que hablar. Ese es vuestro problema, no os atrevéis a decir nada, por eso estáis así...
-¿Cómo?
-Sois unos servidores en el cielo...toda una eternidad para servir y poco tiempo para disfrutar de vuestra recompensa.
-Si obedecemos, habrán más recompensas...
-Tenéis que renunciar al cielo...
-¿Cómo tú?
-A mí me concede otra vida, a ti solo tres horas, ¿es eso justo?
-...
-Poco tiempo para tantos placeres...

Mike estaba desconcertado. Aquel barrio...no era precisamente el mejor de la ciudad. Había quedado con su ex, intentando llegar a un reconciliamiento que parecía lejano. Y de ella había sido la elección del restaurante, pero Mike se había perdido. Le costaba mucho orientarse y por eso, si no conocía el lugar, solía salir con una hora o dos de antemano. Prefería esperar a llegar tarde.
Por fin de una de las calles llego a una gran avenida, donde los coches pasaban rápidamente. Además, allí había gente, cosa que no había por las callejuelas que se había metido antes. Se acercó a un semáforo donde estaba agrupado un grupo de gente.
Había anochecido, había quedado con su ex a las nueve y ahora eran las ocho. Momentáneamente se arrepintió de no tener coche.
-Disculpe...- Espetó a la gente, pero estos parecían alejarse de sin ni siquiera mirarle. Hasta que una chica se volvió hacía él. Morena, unos ojos azules...increíblemente azules, casi parecían de ciencia ficción. -Oh...disculpe, ¿sabe dónde esta la calle Bachman?
-¿Bachman?- La chica, bastante bajita, le miró con dureza. -Eso esta bastante lejos.
Acto seguido señaló la avenida.
-Esta al final.
El semáforo se puso verde mientras Mike miraba donde señalaba la chica.
-Oh, ¿pero no podría darme una explicación más...?- La chica había desaparecido de su lado, Mike alzó la vista y vio que llegaba la primera a la acera de enfrente. Mike empezó a correr hacía ella, de todas maneras era la única que parecía haberle hecho caso. La vio internarse rápidamente en un callejón. Mike llegó a la entrada, estaba oscuro ya que no tenía farolas.
Se paró cuando escuchó un grito.
-¡Thuron!
Era la voz de la chica, llamaba a alguien. Que nombre más extraño, ¿sería su perro o algo así? Por fin la vio en medio de una plaza, rodeada de edificios en mal estado. Allí tampoco había mucha luz. La chica volvió a gritar. Mike estuvo a punto de llamarla cuando vio a alguien salir de uno de los portales. No lo veía bien, casi era una sombra.
-¿Thuron?- Preguntó la chica, que también había visto la sombra.
De repente alguien salió alguien corriendo de entre las sombras hacía la chica. Ella se volvió rápidamente pero no pudo esquivar el puñetazo que le propinó. O al menos Mike pensó que se trataba de un puñetazo, alejarse la otra sombra vio la sangre en el estómago de la chica.
-Oh, dios mío...- Susurró, sintiendo el miedo surgir dentro de él. Aun y así no podía apartar la mirada. El otro hombre ya se había acercado a la chica y la miraba. Ella se estaba cogiendo la herida con una expresión de dolor en su rostro. A pesar de la distancia, Mike pudo oír las palabras del hombre.
-Yo no soy Thuron, mi nombre es Clarius, no olvides mencionarlo en el infierno.
Tras esto el hombre sacó un cuchillo y propagó una puñalada en el pecho, tan fuerte que la chica salió disparada y cayó inerte al suelo.
De repente Mike sintió un empujón y alguien lo agarró, tirándole para atrás. Lo puso contra la pared. Era un hombre rubio, de su estatura.
-¡Eh, Clarius! Mira esto...
Mike intentó zafarse, pero aquel hombre era muy fuerte. Cuando Clarius llegó Mike se quedó asombrado de la altura de aquel hombre. Debía medir por lo menos dos metros. El gigante lo cogió y lo levantó en el aire.
-Vaya, vaya...Tenemos un...¿cómo lo llaman los humanos?- Preguntó mirando al otro hombre.
-Mirón- Contestó.
-Eso...- El gigante miró a Mike con una sonrisa.- Mi nombre es Clarius, no olvides mencionarlo en...
De repente un cuchillo se clavó en la yugular del gigante, soltó a Mike y este cayó en el suelo. Escuchó un forcegeo y cuando se estaba levantando se asustó cuando el cuerpo del hombre rubio cayó a su lado. Tenía sangre en el cuello. Se quedó mirando con los ojos abiertos el sangrante cadáver.
Hasta que una mano lo cogió de la espalda y lo zarandeó. Levantó la vista, temiendo que fueran más matones, pero se encontró con la chica. La observó con los ojos muy abiertos sin saber que decir. Sus heridas habían desaparecido y ahora tenía sangre en sus manos. Ella había matado a los hombres...pero ellos la habían matado a ella antes.
-¿Estas bien?- Preguntó. Mike asintió con temor, intentado descubrir si seguía teniendo las heridas o si su vista le había fallado. La chica se agachó y cogió el cuchillo del cuello del hombre rubio.
-Tendrías que haber seguido mis indicaciones, Mike- Dijo la chica, lanzándole una mirada sombría. Dicho esto se incorporó y comenzó a caminar hacia la plaza.
-¿Có-cómo sabes mi nombre?
La chica se paró y se quedó unos minutos en silencio.
-Busca a Samantha Barton Hannan. En este barrio vivo yo, solo tienes preguntar.
Después desapareció en la oscuridad.

Cuando llegó a casa, su ex le había llamado 5 veces, aunque eso no era lo que le importaba ahora. Necesitaba ordenar sus ideas. Estaba seguro de haber visto la sangre, de haber visto las heridas y aquellos hombres eran tan reales como él.
Ella era real.
Se tumbó en la cama, consciente de que tenía hambre, pero no podía comer. Aun estaba vestido, ni siquiera se había quitado los zapatos. Pero eso no pasaba por su mente, solo podía revivir una y otra vez la escena intentando ver algo que le hiciera comprender.

-¿Cuáles han muerto?
-Todos y a la vez ninguno aún.
-¿Ha subido alguno?
-No podrán, las puertas han sido cerradas.
-Bien...
-Pagaran justos por pecadores.
-Todos son pecadores ahora.
-...
-Mañana comenzaran a bajar todos...

La luz del sol le golpeó la cara cálidamente. Despertó en un mar de luz caliente. Él no era muy religioso, pero pensaba que si existía el cielo debía de ser así.
De repente recordó y se levantó bruscamente.
"Busca a Samantha Barton Hannan"
Después de un abundante desayuno, pues no había cenado, probó a buscarla. No sabía si ese el nombre de la chica, pero era lo único que tenía.
En el ordenador necesitó dos intentos para escribir bien el nombre. Al tercero logró conseguir resultados.
"Samantha Barton Hannan (18) fue víctima el pasado lunes de..."
Eligió aquel resultado y se quedó sorprendido al ver la foto, pero más sorprendido al mirar la fecha del artículo.

Texto agregado el 31-12-2006, y leído por 89 visitantes. (1 voto)


Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]