Cada vez que veo alguna pelicula de terror, mi cabeza empieza a generar sensaciones raras, siempre pense que era esa sobre-estimulación que tenía desde niño, recuerdo que en mi casa, tipo casa de campo, se escuchaba la tercera oreja, un programa donde se contaban cuentos de terror, aún siento ese susto de cuando oía al Dr. Mortis, o cuando los vampiros perseguían a las personas de noche, llegaba a mi habitación y me tapaba entero con la sabana, pero, los grillos y los sapos o ranas croaban incesantemente, parecía un llamado, esa sensación al salir afuera de noche donde tu nombre flotaba desde distintos rincones, el cielo cubierto de estrellas, el ruido de el viento meciendo las plantaciones de choclos en verano, el aullido lastimero de los perros, o el gritar de los borrachos, en la esquina de la calle había un restaurant botillería, se juntaban a tomar viejos que no se bañaban nunca olían a vaqueros, "mierda", y se peleaban, teníamos prohibido pasar por ahí de noche, o lo peor era cuando te mandaban a comprar tarde, mi barrio en esos años tenía luces amarillas, los postes de alumbrado publico estaban bastante separados, y cuando caminaba a casa, por allá por los siete u ocho años, mirar al frente era especialmente aterrador, había un hermoso bosque de alamos, pero de noche proyectaba sombras y no se oía mas que el ulular de los buhos o extraños ruidos, caminar hacia casa se hacía dificíl, esa tarde se vería en casa de un conocido la profecía, viviamos en un lugar cercano a Santiago, me demore en ir a comprar, y de vuelta se corto la luz, serían las ocho, pero, lejos de la ciudad es todo oscuro, era comienzos de invierno, estaba el aire humedo, la calle se veía vacía, camine y el viento comenzo a mover los árboles con bastante fuerza, mi pelo se levantaba, de pronto escuche un grito, me acerque a una muralla donde había una casa vacía, camine, por entre la reja vi a la luz de unas velas a una señora mayor que se afirmaba desesperadamente de un mueble, luego cayo, vi como una sombra se movía alrededor de ella, pense en los temidos vampiros chupa sangre, o peor en el Dr. Mortis que tal vez quería quitarle las manos para su colección, me caí al suelo del susto, estaba ahí mirando cuando algo peludo se me acerco sin ruido por detras y me rozo las piernas, me quede muy quieto con la mente en blanco pero, temblando de miedo, no me salían palabras de la boca, era como cuando te caes de espaldas y te quedas mudo de dolor, así me sentia, senti como un aliento caliente se me acerco a la cabeza cerre los ojos para no ver como el monstruo me arrancaría la cabeza, y no se veía nadie en la calle, no se oía ningun otro ruido que el viento, no vería a mi madre, no llegaría con el pan para la once, tampoco vería de nuevo a mi vecinita, la del lunar en la cara, así con mucha pena, las lagrimas empezaron a brotar de mis ojos en esos segundos que se demoro el monstruo en llegar desde mis piernas pegadas al suelo hasta mi cabeza y su aliento caliente rozado mis orejas , la señora que se cayo en su casa no sabría si se salvaba o peor que séría de mi, fue tan rapido...
El lamer mis orejas cambio la perspectiva, el animal me comería, pero no se que valentía me hizo abrir los ojos y reconocer un perro guacho que llegaba a mi casa de vez en cuando, era grande le decíamos "Huascar", estaba ahí moviebndo la cola y dandome lametones, no se como contarles la alegría inmensa de verlo, fue tanta que lo abraze, cierto senti que me volvía el alma al cuerpo aunque no sabía como eso era, le hice cariño y ya con compañía me salio el niño valiente que yo me pensaba de mi, que particular es que cuando tienes a alguién que te mire te vuelves a sentir como si fueras tu, lo siguiente fue tomarlo de la correa del cuello al perro y con suficiente animo para llamar en la casa dije Alooo Aloo, salio una señora con una vela, el viento se había detenido, le pregunte como estaba, se acerco era mayor, me tomo la mano por entre la reja, y dio varias veces las gracias, su hijo salio a comprar, y ella al caminar se tropezo y cayo, eso la hizo gritar, estaba cubierta con un chal sobre los hombros, me pregunto donde vivía y no falto a su palabra fue al día siguiente a mi casa y conto a mi madre lo valiente que Yo era, bueno me miraraon con orgullo, aunque se que no olvide que sin el perro, y gracias a Dios, que no me acorde por que en esos momentos que el monstruo recorría mis piernas y mis orejas me habría echo de todo, lo no bueno es que seguimos escuchando los cuentos de terror, recuerdo ese tremendo susto.