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Inicio / Cuenteros Locales / Eraserhead / Café y Televisión Primera Parte

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Eran alrededor de las 8 de la mañana, cuando Luis despertó. Había sido una larga noche y conciliar el sueño no había sido una tarea nada sencilla. Faltaba media hora exactamente para que su mejor amigo Alejandro pasara por él.
Hace tanto que no le veo- reflexionó. Se preocupo porque que debía darse prisa, ya que su compañero era una persona demasiado inquieta, de ese tipo de sujetos espontáneos que viven todo con ansias y nerviosismo.
A Luis ya se le había olvidado el motivo de este encuentro al que también los acompañaría Mario, un conocido de Alejandro. La sola presencia de este camarada, hacia sentir a Luis un gran enfado hacia su amigo, se preguntaba para que lo había invitado
- Es un maldito adicto- pensaba y al mismo tiempo recordaba todas las historias que se relataban alrededor de él , cuando iban juntos en el colegio, lo que a su vez le generaba una extraña sensación en el vientre, muy parecida a la ira. Entre otras cosas evocó algunas leyendas sobre él, en las que se contaba que su consumo de drogas era tan desmedido, que había estado muy cerca de morir. En su historial de descontrol con los estupefacientes, no solo habia de las legales sino incluso la existencia de tráfico con algunas ilegales.
Para Luis, Mario no sólo era un experto en las anfetaminas, la cocaína, las drogas de síntesis, la heroína, la morfina y hasta el opio, no, para él tambien era un maldito mujeriego, seductor y burlador de mujeres, lo que muy en el fondo sabía bien le provocaba ese malestar en el abdomen.
Sin embargo, trato de no pensar en ello y disponerse a desayunar. Lo hizo solo, puesto que sus padres habían salido muy temprano hacia la iglesia; muy típico de un domingo en su hogar. Mientras probaba un nuevo cereal, pensaba que un poco de diversión con su mejor amigo no le haría ningun daño, después de todo tenia ganas de verlo ya que los años los separaron y le extrañaba. Ya no eran unos niños, como cuando solían jugar juntos en la calle, no obstante la idea de acampar con alguien que hace tanto no veía, aunado a la compañía del drogadicto, le generaban muchas dudas.
Tanto estaba sumido en el planeta de sus ideas, que el tiempo seguía avanzando y el no se daba cuenta.
Un claxón lo despertó de su letargo de ideas...

Texto agregado el 18-02-2007, y leído por 69 visitantes. (0 votos)


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