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Inicio / Cuenteros Locales / Trojan / ¿Con que sueñan los asesinos?

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He despertado. Todo a mi alrededor es oscuridad, pero se que estoy
despierto. palpo mis ojos abiertos y puedo sentir mis pupilas gelatinosas, casi me lastimo.
La oscuridad se desvanece lentamente, las brumas se descorren poco a poco y puedo comenzar a ver. El techo del living de mi casa, la pesada araña de luces se mece lentamente sobre mi cabeza, me remuevo y una punzada de dolor recorre mis articulaciones, no siento mi cama debajo mío, solo existe el piso frío y resbaloso de cerámica sblancas..., no hay duda, es el living
¿Me he dormido en el suelo?
¿He soñado?
¿Con qué sueñan los asesinos?
¿Por qué me pregunto eso?
No, no me he dormido..., me desmayé, nunca antes me había desmayado, no importa.
Apoyo lentamente las manos en el suelo, mis movimientos son lentos, como si aún continuara dormido; tengo todas las articulaciones rígidas como si un millar de hormigas eléctricas caminaran sobre ellas. Mucho tiempo en la misma posición.
El cuchillo parece observarme con ojos como destellos metálicos, aún no me he incorporado del todo pero ya puedo verlo, tirado en el piso, como una inverosímil lagrima de metal. Sigo levantándome y ahora puedo verlo mejor, no es una lágrima de metal en el medio de mi piso de cerámica, es una lágrima “manchada” de metal en mi piso de cerámica, manchada de sangre.
¿Con que sueñan los asesinos?
Solo veo el charco de sangre cuando estoy incorporado del todo, una mancha irregular que asemeja una estrella anarquista mal dibujada,
de color marrón oscuro en este momento, no rojo, sin embargo el olor es inconfundible, no se derramó hace mucho...
¿Qué sucedió aquí?
¿qué he hech...?
Los recuerdos me interrumpen.
Una cerradura que gira con poco ruido, yo caminando con mucho cuidado para no despertarla, un perfume desconocido en el ambiente,
gritos, gemidos desde el dormitorio, subo la escalera con lentitud..., ella grita aún mas fuerte y ahora el también lo hace, ¿es su primera vez juntos?, no lo parece, hay mucha confianza entre
ellos, mucha familiaridad, miro a través de la abertura de la puerta, la han dejado abierta..., los muy malditos..., como si eso fuera un puto show para mi, ya no soy disimulado, de todos modos
ellos no me notan, están muy ocupados, Patricia grita como nunca lo ha hecho conmigo, bajo las escaleras lleno de ira y tristeza, el cuchillo me espera, tal vez cuando termine también gritará....
¿Qué he hecho? Me repito
“Has matado”
Es curioso lo que tardo en hacerme a la idea, los minutos pasan se suceden unos a los otros y yo solo puedo quedarme aquí, parado observando el cuchillo y la mancha de sangre como si no entendiera, quien sabe, tal vez no entiendo,
¿Cómo lo hice...?, ¿Cómo fue...?
El cuello..., tiene que haber sido el cuello, un corte rápido que abarque la yugular completa, y la sangre comienza a salir como de una canilla abierta..., o tal vez en los pulmones, he visto en las películas que ese también es un buen lugar, te quita el aire, no puedes respirar..., no puedes gritar..., no, tiene que haber sido el cuello, es mas fácil de encontrar que los pulmones.
Otra duda ¿Mate yo a los dos...?
No..., no lo creo, el hubiera ofrecido resistencia y aquí no hay señales de pelea, no...., definitivamente fue solo ella, espere aquí a que bajara del dormitorio y la maté.
La maté..., aún me suena extraño, aun no lo comprendo del todo...
Uno piensa que matar a alguien es sencillo, al menos yo lo creía, Bang-Bang, y estas muerto, un nombre menos en alguna planilla y un
nombre mas en los obituarios de mañana..., sencillo.
No es para nada sencillo.
Sesgas una vida, quitas una parte estructural constitutiva del mundo, latiente, importante y la condenas a la nada, todo lo que queda es vacío, enorme y negro, como un pozo sin fondo. Nada vuelve a ser igual.
Siento nauseas pero por alguna razón no puedo vomitar.
La Idea tarda en manifestarse en mi cerebro, pero hace tiempo que está ahí, desde que vi la irregular mancha de sangre en el suelo, la sentía aguijoneándome el cráneo como una guja de hielo.
¿Dónde esta el cadáver...?
Lo moví, si, eso tiene que ser, lo moví lo cambie de lugar..., ¿adonde?. Sonrió, ¿por qué sonrío?, me estoy volviendo loco..., casi puedo verme a mi mismo, un asesino sonriente que no puede encontrar un cadáver. Parado sobre una mancha de sangre..., eso me da un ataque de carcajadas..., no estoy loco, solo histérico...
Bien, ahora calma, no esta tan mal..., solo cálmate y ¡Por Dios!, deja de sonreír..., ¡deja ya de sonreír!..., trata de armarlo en tu cerebro para dejarlo en claro; tu esposa te engaño, la mataste con un cuchillo y luego moviste el cadáver pero ¿Adonde?.
En el jardín, enterrarla, si ¿por qué no?, suena bastante ingenioso, eso lo vi en Tesis, Eduardo Noriega desmembraba chicas, las filmaba
y después enterraba los cadáveres en el jardín de su casa. Por supuesto la película terminaba bien y la protagonista le volaba el cráneo de un tiro.
¿Cómo me vería yo después de que alguien me pegase un tiro en la cabeza?
Bastante mas feo de lo que soy...
Tengo que dejar de ver películas
Lentamente me encamino hacia donde se encuentra la salida a nuestro patio trasero..., MI patio trasero, todavía no me acostumbro.
Mis pasos son lentos, felinos y no causan ruido alguno, casi me sorprendo de lo silencioso que puedo ser, puedo sentir los músculos de mi cuerpo tensos y elásticos a la vez, es desagradable, como un animal al acecho.
La luz de la ventana se filtra por la ventana superior de la puerta del patio, bañando todo con un delicado y mortecino brillo plateado.
En otras circunstancias hubiera sido agradable, casi mágico.
Hoy no.
Esa extraña luz hace que todo a mi alrededor parezca perverso y amenazante, proyecta sombras abyectas que parecen acercarse a mi arrastrándose en la tinieblas, es asfixiante, como aspirar polvo antiguo, mis manos casi tiemblan, estoy asustado de lo que puedo encontrar..., y el hecho de que la puerta esté entreabierta tampoco
ayuda.
Cruzo el umbral esperando ver palas y tierra removida a un lado de la piscina..., tal vez un pico...
Pero nada..., no hay nada..., solo la luna y las estrellas y mi
perro que se despierta para ladrarle al vacío en una de las noches mas frías que recuerdo en California.
¿Por qué tengo frío?
¿Qué hice con el cadáver?
¿Por qué la puerta estaba entreabierta...?
El desván... ,las herramientas..., eso es, tendría que habérseme ocurrido, siempre me pregunte porqué había comprado aquella motosierra..., no hay muchos árboles en mi barrio, “Oh no se
preocupe señor Jonson, la nueva motosierra WX 10.000, corta, pica y rebana a su mujer con una facilidad que envidiarían los mejores
cuchillo Ginsu”.
No es gracioso..., bueno, tal vez un poco. Aunque suena un poco rebuscado..., mato a mi mujer en el living y luego la subo al desván para despedazarla..., ¿Y después...?. La metes en una bolsa de consorcio lo suficientemente grande y la pones para que la recoja el camión de la basura..., eso te da un día de plazo para irte a Méjico....
Eso también lo vi en algún lado..., ah si...,”jueves”, así se llamaba la película, bastante sanguinaria..., como las que hace Guy Richie.
Tengo que dejar de ver películas
Dejo al perro ladrándole a la nada y cruzo la cocina para comenzar a subir la escalera, nunca me había percatado de que fuera tan larga, es decir, abarca solo una esquina del diagrama de mi casa, pero
ahora parece cerrarse sobre si misma como una serpiente a medio enroscar.
Ya desde lo alto la mancha de sangre sobre las baldosas blancas, parece aún mas inverosímil..., y borrosa también, como un espejismo, algo pasa con mis ojos, mejor no preocuparse por eso, mejor pensar en el desván.
Nunca hubiera imaginado la cantidad de porquerías que hay aquí, es obsceno..., claro 10 años,..., 10 años de matrimonio..., 10 años cortados en un tajo.
Hay un vestido de bodas ya amarillo por el polvo
Hay una máquina de escribir que luego cambie por una computadora
Hay un oso de peluche extremadamente grande que le regalé en nuestra segunda cita.
Pero no hay un cadáver..., no está su cadáver.
Y la motosierra me mira desde lo alto y se ríe de mi con un centenar de dientes de metal.
Me siento sobre un pesado baúl de madera sin saber que pensar o siquiera que sentir, ansío..., realmente ansío que esto sea un sueño
y despertar..., y que ella me bese..., y que todo sea como antes..., pero en el fondo se que he matado.
Y de pronto todo lo que puedo hacer es tapar mi rostro y pensar en “El retrato de Dorian Grey” ..., ¿porque pienso en esa novela?, nunca me gustó, es muy larga, y además...
“...conoce la química y cuanto se relaciona con ella. Ha hecho usted experimentos, lo que tiene que hacer usted es destruir el cuerpo que esta allá arriba..., debe convertir usted convertir a el y a todo lo que le pertenece en cenizas que pueda yo esparcir en el aire”
Ácido..., reducirla a la nada..., a la verdadera nada..., ¿es eso lo que hice...?, ¿es hasta ese punto al cual llegué...?, sería casi irónico, después de años de trabajar en el laboratorio, serían sus
ácidos después de todo..., en la bañera..., allí tiene que haber sido..., hacerla desaparecer, como un mago..., borrarla.
Comienzo a bajar del desván con lentitud y una foto de nuestras primeras vacaciones parece mirarme desde la pared.
Ya no me apresuro para nada, esa energía enloquecida que me invadió en un principio se ha evaporado y ahora todo es tranquilidad...,
quien sabe, quizás esta es una de las fases de la histeria.
Paso delante del dormitorio, la puerta todavía esta entreabierta y por un momento siento deseos de entrar, pero no lo hago, ¿de que serviría?..., ahora se que si no hubiera sucumbido a la ira..., a la
reacción del momento, la habría perdonado..., porque la amo..., porque la amaba..., pero en su lugar la maté, y deshice su cadáver en ácido en la bañera de abajo.
Apenas los percibo..., como ecos debajo del mar..., Ruidos en la noche..., continuos, estridentes..., tardo mas de lo que debería en clasificarlos, pues aún a medio oír son inconfundibles..., sirenas,
algún vecino debe de haber llamado a la policía, mas como un reflejo que como un deseo me parapeto contra la pared..., y los oigo entrar.
Casi puedo verlos, introduciéndose por cada una de las puertas de la casa, buscándome, cazándome. Tengo que salir..., tal vez si soy lo suficientemente rápido pueda bajar las escaleras y escabullirme por
la puerta de la cocina sin que me vean, o al menos sin que me atrapen...
La voz de Patricia me dice que quizá no sea necesario.
Grita, aúlla..., histérica como un animal, se detiene para preguntarse ¿por qué? Y ¿cómo?, y luego solloza con mas fuerza aún.
Me asomo por el margen de la pared aún incrédulo..., sin embargo ahí
está, viva, respirando, con su cabello castaño alborotado y aún vestida con su pijama blanco de seda, como si acabara de levantarse
de la cama... Y entonces una luz de esperanza sacude mi corazón, y quiero abrazarla..., y besarla, y hablarle y decirle lo que vi, y lo que
creí hacer, y que la perdono porque he sentido aunque sea solo un poco lo que sería estar sin ella, y tantas otras cosas que ahora se que ella nunca escuchará, porque ahora sé que he matado y no hay vuelta atrás, porque el piso ha dejado de estar borroso y tirado sobre las baldosas blancas en una posición casi cómica coronando el living, mi cadáver me mira con ojos vidriosos y acusadores, sosteniendo aún el cuchillo con el cual corte mi garganta.

Texto agregado el 20-02-2004, y leído por 207 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
04-09-2005 Excelente reflexión carlosivankelso
 
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