Con cada palabra que brota de tu boca, mientras el silencio se adueña de la mía, tan solo puedo lograr escucharte entre la necesidad de odiarte y el deseo de quererte. Ese momento donde tus palabras no hacen otra cosa que golpear mis sentimientos y donde mi cobardía no hace más que frustrar mis emociones. En ese instante donde tú te permites no salir lastimado y yo por mi lado me deshago en mil partes. Ahí donde me apagas las luces y la tiniebla copa los rincones más sensibles de mi alma y donde tu sonrisa ligera me hace desde ya extrañarte.



Trato de grabar entonces los manchados fragmentos de tu “dulce” despedida mientras mi rostro solo puede pintar la tristeza que ahora me embarga. ¿Cómo te obligo a callarte para que no me mates la risa!? ¿Cómo convenzo a tu miedo de que se marche a otro lado!?...



En ese precario instante donde solo puedo contar los segundos que te tomas entre una frase y otra y donde me disfrazo de guerrera para ensamblar mi armadura y que así no puedas lastimarme en esta batalla que le has impuesto a mi corazón con tu pronta despedida...



Ahí donde mientras trasmites tus miedos, yo saboreo mi culpa y donde con cada una de tus miradas yo reafirmo mi cariño, al que tu llamas costumbre! Solo ahí puedo entonces observarte y saber y sentir que estás tan adentro y reafirmarme que la costumbre de la que tu hablas es una necesidad mientras el amor que yo siento se vuelve más bien un deseo...



Ese momento en que mientras tu dejas fluir tus dudas, yo dejo correr mis lágrimas y mientras tu te vuelves duda yo me transformo en respuesta... la respuesta a un miedo incesante que no hace más que acosarme, la respuesta de una llama que a veces llamo “esperanza” para saciar mis vacíos y mis propios miedos, la respuesta a un sentimiento que sin ser lógico es tan real como tu vida o la mía.





En ese preciso segundo donde tú despides mis besos, yo practico el silencio y desfogo mi ira...y aún cuando siento dolor porque has decidido marcharte, solo soy capaz de enrollarme de orgullo para no tener que decírtelo...Y aún cuando claves tus palabras en las llagas de mi corazón lastimado, yo solo puedo mirarte y seguir queriéndote...





Ese pequeño espacio donde tú te marchas asustado, llevas contigo una parte de mi existencia, algo tan íntimamente tuyo y tan egoístamente mío...Algo que muere dejándome sabor a derrota y que se desliza desde lo más puro de mi alma, dejándome la latente duda de si valió la pena quererte...