Ahí estas otra vez, me sorprendes por las noches con tu blanca desnudez, te entregas a mí, casi inocente, me invitas a profanar tu inmaculada presencia. Y yo nuevamente caigo en tu juego dejando marcas en tu piel, plasmando en ella mis ansias, con amor, con odio; te regalo mis versos también desprecio y tú siempre cómplice a satisfacer mis deseos; algunas veces queda en ti algo de esperanza otras veces dolor y soledad. Pero para entonces ya es tarde por que de nuevo has sido mía, una vez más he dejado en ti parte de mi vida. Han quedado en tu piel las huellas de esa lucha constante entre mis ángeles y demonios. Y tal vez eso al mundo no le guste, pero a quién le importa el mundo si estoy seguro que otra noche me asaltarás en mi habitación retándome una ves más a hacerte mía y yo te cubriré enteramente de mi esencia marcaré en ti rastros de mi vida en una cita sin final. Por que hasta que muera no resistiré la tentación de una hoja vacía.