OJOS DE SUTIL MIRADA.
A María Dolores devoto.

Es la rabia contenida
en tu difusa mirada
son los ojos que tardíos
mi visión no alcanza.

Sueño con encontrar tu boca
y que silben mil palabras;
entonces busco tus ojos
y hallo solo mi esperanza.

Son tus ojos, linda niña
cosas para mi extrañas
se asemejan al vacío
a la ausencia que acompañan.
Porque no me cuentas niña
de lo que tus ojos hablan,
hablan desde su extraña ausencia
y su presencia lejana.

Tu cuerpo esta presente
pero tu mirada escapa
y se coloca muy distante.
Abrazada a un recuerdo,
a un mundo con sabores
que mi paladar no halla.

Son tus ojos, linda niña
cosas para mi extrañas
lucen solos hermosura:
y cuando miran
un angustioso misterio
que mi razón no alcanza.

¿Dime que esconden tus ojos?
que misterios acompañan,
se conmigo muy sincera
que mis ojos ya no saben
como encontrar tu mirada,
cuando miro y solo veo
a esos ojos diluirse
en un halo de misterio.





II

Fue delante de un café
en una oscura y triste tasca,
fue delante de un café
donde se escaparon tus palabras.

Tú naciste uruguaya
pero a Argentina fuiste
después llegó el ocaso
con dictaduras y adioses
que a tus padres se llevaron.

Fue una mañana de invierno
sobre la calle nevaba,
y en aquel momento eterno
llegaron dos con corbata
que en muy breve tiempo
a tus padres se llevaron.

A tus padres se llevaron
y con tus verdes ojos, los vistes
alejarse muy despacio
con las manos en la espalda
y el miedo y el silencio
en sus miradas.

La nieve nubló de recuerdo,
a partir de allí no sabes nada,
no sabes que fue de sus risas
y que fue de sus miradas.
Solo llevas aún sus fotos
de sus rostros sonrientes,
de tarde en tarde a una plaza,
donde las madres lloran
porque tampoco saben nada.

Yo te dije:
“ La tristeza, vos sabes,
aparece ahí en tus ojos.”
Entonces vos dijiste
palabras que sonaron
y explotaron en mis entrañas.
“Sabes, porque la guardo en lo ojos
porque la llevo muy adentro
para nunca olvidarla.”




Esa noche tú te fuiste
con los ojos tan distantes,
con esa mirada que diluye
tu tristeza y mi esperanza
en que yo pueda encontrarte
y abrazarme a tu mirada.

Y son días como hoy,
sentado en la misma tasca
en que recuerdo, linda niña,
lo que tus ojos buscaban.

Y son días como hoy
en que mis ojos recuerdan
que te llevo muy adentro
de mi ausente mirada.