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Suena el despertador, creo que ha llegado la hora de levantarme. Pero no, no quiero, el sueño está demasiado placentero, además, si me levanto empezará un asqueroso día cotidiano, y ya estoy aburrido de ello. Ya llevo catorce años soportándolo, y finalmente he descubierto que lo mejor es dormir y soñar, pero desgraciadamente para mí, existen mis padres.

-¡Ya es hora de levantarse para ir al colegio, vamos, arriba! –Sentí como me gritaban desde el otro lado de la puerta, no hay nada que hacer, al colegio.

Abrí los ojos lentamente, y pude ver mi oscura y desordenada pieza. Era una pieza tenebrosa y extraña, a cualquier adolescente normal podría incluso darle miedo. Pero a mi no, sin duda no era un adolescente normal. Aún medio dormido trato de mover mis piernas para levantarme, y... ¡¿Qué es esto, no puedo mover mis piernas!? Ya empezando a asustarme un poco, trato de invocar mi tradicional sangre fría y trato de mover mis manos, pero nada, ¡mi cuerpo no responde! Tratando de evitar el pánico respiro profundo, cierro mis ojos y me digo, esto es un sueño, no está pasando... solo tengo que despertarme. Dicho esto, abro los ojos nuevamente y me dispongo a pararme de la cama, pero mi cuerpo sigue sin responder. Resignado y ya sintiendo que el temor entraba por mis poros, trato de gritar a mi madre para que me ayude.

-m... ... ... ... -¡Qué es esto, grito con todas mis fuerzas, pero mi voz se niega a salir!

Ya es inevitable, siento como mi pecho se aprieta lentamente, y el pánico entra en mi. Pero eso no cambia las cosas, sigo en mi cama sin poder hacer nada. Entonces noto algo extraño, aunque fueran ya las ocho de la mañana, el cielo continuaba oscuro, además no se divisaba la luna, aunque la noche anterior había habido luna llena y yo la había podido apreciar por mi ventana. Pienso asustado en esto, cuando veo que la manilla de mi puerta comienza a moverse frenéticamente, ¿qué estará pensando y haciendo mamá, empiezo a pensar cada vez más asustado? Pero la manilla tan solo se mueve, nadie entra... nadie llama a la puerta, ¿!Qué es esto!? Entonces mi cubrecamas comienza lentamente a destaparme, como si alguien lo estuviera tirando desde los pies de mi cama, pero no puedo ver a nadie, está todo muy oscuro y el ruido que causa mi puerta me impide escuchar nada, y para colmo, ¡no me puedo mover!

Cuando estoy completamente destapado, empiezo a ver como unos delgados hilos comienzan a subir por los extremos de mi lecho y se acercan a mi lentamente. Los hilos se movían como víboras que se aproximan lentamente a su presa para devorarla, pero estos eran miles y todos se acercaban hacia mi. Asustado intento nuevamente gritar para pedir ayuda, pero mi voz no sale por mi garganta, aunque me esfuerzo y grito con todas mis fuerzas ningún ruido sale de mi, y para peor, el sonido de la manilla de mi puerta impide que yo pueda escuchar si hay alguien afuera de mi pieza.

De repente, siento que algo viscoso y pequeño toca mi pierna, intento ver qué es, y para mi sorpresa puedo mover mi cabeza, el resto del cuerpo sigue bloqueado, y cuando miro mi pierna, deseo que mi cuello hubiera seguido bloqueado. Los extraños hilos están enroscándose alrededor de mi pierna, y estos son viscosos y delgados tentáculos, viendo esto comienzo a desesperarme y a tratar de moverme y de gritar, pero lo único que consigo es mover mi cabeza frenéticamente de un lado a otro. Entonces me doy cuenta de algo, aunque estuviera aburrido de la monótona vida que llevaba, no quería morir...

Tratando de controlarme y no perder la cabeza, empiezo a observar detenidamente mi cuarto, esto intentando ignorar los hilos o tentáculos que poco a poco estaban envolviendo todo mi cuerpo. Estaba en esto cuando distinguí una silueta a los pies de mi cama, y esta cuando se sintió observada se dio vuelta para observar mi suplicio.

Cuando lo hizo sentí el terror más grande que nunca había sentido, la... cosa, tenía la silueta de un humano y llevaba una túnica con capucha que le cubría casi todo el cuerpo, pero solo bastó con ver su cara para que mi corazón latiera desesperado y mi pecho se apretara hasta el punto de que me dolía. Era... era una calavera, su pelo, o por lo menos eso parecía, eran los hilos que me estaban envolviendo, y un gusano de tamaños anormales se paseaba por sus cuencas. Los dientes del cráneo de el monstruo eran afilados colmillos de los que goteaba sin parar saliva. Al verla ya había entendido quien era, no necesitaba presentación... al parecer había llegado mi hora, era visiblemente, la muerte.

-¿¡Cómo está!? –Gritó desesperada mi madre.

-Temo decirle que no muy bien, aunque lo hemos logrado salvar de la muerte en este momento está en un estado de coma profundo, no podemos asegurar que volverá. –Respondió un hombre con un delantal blanco.

-Pero, ¿¡Qué le pasó, por qué está así?! –Preguntó mi madre entre llantos y gritos.

-Sufrió un ataque al corazón. Es raro en una persona tan joven, pero es posible... –Respondió el mismo hombre.

Entonces me di cuenta que estaba volando, estaba observando todo esto desde encima... ¿Dónde estoy? Me pregunté.

-Estás en el confín, has tenido suerte que mi misión no fuera llevarte conmigo, arriba han decidido darte una nueva oportunidad para disfrutar la vida, pero si no lo haces... te llevaré conmigo la próxima vez. –Me respondió una rasposa y oscura voz a mis espaldas.

-¿Quie... quién eres? –Pregunté dándome vueltas para encontrarme con el miedo.

Desesperado comencé a gritar al observar de cerca el rostro de la muerte, grité como nunca lo había hecho en vida, mi corazón latió como nunca y mi pecho se apretó hasta el punto que sentía que tenía un hoyo. Entonces desperté en una cama de hospital, estaba lleno de máquinas, pero estaba vivo... y después de haber hablado con ella, no volvería a odiar mi vida, por monótona que fuera, la viviría al máximo.

Texto agregado el 01-04-2007, y leído por 91 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
03-04-2007 Es un cuento con un final feliz, de la vida aburrida, se dio cuenta que la muerte era peor, puedes sacar los adverbios terminados en mente que gente que sabe de crìtica aconseja y a mì tambièn _=) que no se abuse de ellos. doctora
01-04-2007 buena moraleja. mithrandir
01-04-2007 La vida el don más preciado. naiviv
 
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