Dicen, y como dicen que el amor es simple, una reacción a estímulos, producto de nuestros instintos y que no dura mas de cuatro años, según conocimientos científicos y otros tantos. Según el que pudo ser un gran amor, esto era mas bien algo que se construía con años de experiencias y cuando este se encontraba era único, el gran amor de la vida era uno solo simplemente porque uno lo elegía como tal y lo designaba de esa forma, en ese momento no me pareció correcto, probablemente porque no hablaba de mi, pero esta bien dicho que la vida te enseña muchas cosas y te destruye otras pocas, así aprendí que el amor de tu vida no es necesariamente el amor de tus sueños o el verdadero amor. El problemático punto es que estos generalmente no vienen en una misma persona y el uno no anula al otro y llega un momento en que debes elegir entre la razón, lo que quiere ese problemático y malhumorado conciente y lo que desea tu inconciente, instinto o como se le quiera llamar a ese lado que tanto se le ocurre desear y erguir castillos de niebla.

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Olores…niñez, no, adolescencia, inconstancia, inseguridad. Abro los ojos justo a tiempo para saltar un obstáculo que me hubiera hecho tropezar. Trato de capturar nuevamente el aroma que me había obligado a cerrar mis parpados sin lograrlo, la sensación se ha esfumado y he vuelto a concentrarme en el camino. ¿Hacia donde voy?...ahora recuerdo, me dirijo a encontrarme, encontrarme con él…con mi debilidad, con mi fuerza, con la inconstancia de los sentimientos, quizás por eso sigo a su lado, por su ir y venir, es de lo único que no puedo dar fe y por eso se que existe, porque nada es eterno ni preciso, ni constante. No obstante existe como lo hacen los sueños, los deseos, están fuera de un espacio, el que llamo real.
He aminorado mis pasos, tengo la necesidad de respirar hondo y los latidos de mi corazón se aceleran, me detengo un momento y miro el suelo, una sonrisa irónica se dibuja en mi rostro al recordar que no es la primera vez que lo hago y no puedo evitar pensar que cuando ya no sienta la necesidad de realizar ese ritual podré dejarlo
Oigo el crujir de una reja…y por que no el ritmo de mis pensamientos. Esa puerta se ha abierto.

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Sin más preámbulos, diré sin que me tiemble la voz, que soy una piedra, específicamente en el camino y no me da vergüenza admitirlo, no por nada he sido inspiración de poemas, canciones y simples conversaciones rutinarias. Mi condición, una piedra, me lo ha recordado una muchacha que distraída y con los ojos cerrados casi ha tropezado conmigo