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Carta de un suicida.
“Todo por un día”


Esta mañana, mientras me bañaba, sentí la necesidad de volver a ser un niño, sin preocupaciones, sintiendo solo el cariño y atenciones de esa mujer de hermosos ojos que dice ser mi madre, yo no le creo mucho……… o será que los ángeles tienen hijos? Bueno, el punto es que me desperté con un frío interno que solo se borraba durante los segundos en que recordaba aquella infancia, pero solo eran segundos porque se me hacía tarde para ir a la Universidad.

Llegué un poco tarde a mi primer clase, la maestra me puso una mala cara cuando entre al salón, creo que no le gusta que le interrumpan cuando imparte su clase; puse mucha atención a su cátedra, en verdad es fascinante escucharla hablar de la historia de nuestro país, cuando lo hace puedes imaginar los detalles de cada escena, es como si ella hubiese estado ahí, creo que no he conocido mejor maestra de Historia que ella, es que conoce tanto que estoy seguro que debe ser como espía del pasado o algo así. Y mientras la escuchaba hablar de las fantasías que se han creado alrededor de nuestros “héroes nacionales” volví a recordar mi vida anterior, pero no cuando era absolutamente dependiente de ese ángel que me dio la vida, sino cuando tuve conciencia del mas maravilloso fenómeno natural, cuando descubrí que después de que el Sol ilumina y da energía a nuestra rutina diaria, el cielo se vuelve una corta vista del Universo, llega la noche y con ella los sueños y las esperanzas que hacen girar el mundo y muchas vidas; recordé cuantas veces acabe con la paciencia de muchos adultos al preguntar interminablemente “¿porqué?”, es la única pregunta que nos permite crecer y aprender cosas maravillosas a diario. Y comparé mi desesperación de conocimiento con el de mi profesora, estoy seguro que ella se pregunta tantas veces el porqué de todo como si fuera una niña pequeña.

Después de 6 horas de clase continuas, llegó el hambre a mi ser y busqué unos pesos en mi mochila, caminé hacía la lonchería de enfrente y añore esos momentos en que me bastaba con llorar para que alguien saciara mi necesidad de alimento. Al llegar al localillo la vi, ella estaba ahí, la chica que me roba los sueños y hace de ellos un delicioso escape de la realidad. Después de un saludo cordial me senté a su lado, algo apenado pues yo llegué con mi torta y refresco y ella con su surtido plato de frutas “para cuidar la figura” dijo sonriendo tímidamente.

Tuvimos una extensa platica sobre cualquier tema posible, desde lo viejo de mis tenis hasta la solución a la controversia política que se presenta cada temporada de elecciones, hablamos de cómo cuidar el agua y de cómo hacer un papalote, ella es tan lista, es como una enciclopedia ambulante.

Después de comer y charlar un rato la invite a caminar por la escuela “para bajar la comida” fue mi pretexto para estar mas tiempo con ella. Yo no podía pedir mas de lo que tuve en esa tarde: una acompañante inteligente y de sobra hermosa, una tarde tranquila, no mucha tarea y un ligero dolor estomacal (no volveré a comer tortas). Fue de los mejores días de mi vida.

Al anochecer la acompañe a casa, ella se despidió con un ligero beso y un sincero “te amo”, ella es lo mejor de mi vida. No quiero nunca perder este momento, no quiero olvidar este sentimiento, no quiero y decidí no hacerlo. No quiero cambiar mi vida, no quiero mañana tener mucha tarea, no quiero que llueva, no quiero comer mas chatarra, y como no quiero hacerlo, encontré una solución a esto.

Yo ya planté un árbol, conocí el amor, me lance en paracaídas, fui al concierto de Limp Bizkit, hice el amor, tuve sexo, conocí a grandes amigos, leí “El Señor de los Anillos” y “El Padrino”, me hice un tatuaje, besé a mi mejor amigo, me he puesto ebrio, obtuve un reconocimiento de excelencia académica, he fumado cannabis, aprendí álgebra, le dije a mi madre que la amo, y después de todo esto no quiero un día malo, así que no seré como todos que dan fin cuando ya no ven la luz, cuando ya no encuentran por donde hay que seguir, cuando se les han acabado las lágrimas; yo le pondré fin porque no necesito mas y quiero volver a sentir ese calor maternal.

Yo le pongo fin a mi vida hoy por que soy feliz y así quiero ser recordado y así quiero permanecer durante la eternidad, al menos hasta la otra vida. Cuando piensen en mi, solo digan: “Se fue siendo un hombre feliz”.

Adiós.

Texto agregado el 16-05-2007, y leído por 247 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
16-05-2007 que bonito,,,, pero,,, a la noche, antes del sueño... todo se muere, mientras morimos parcialmente, creamos personajes,,, que seras mañana??... ;P bso Maggie_Lee
16-05-2007 es curioso, a mi me pasa algo parecido, pero distinto: verás, yo cuando veo que la vida no tiene sentido no siento ganas de matarme, sino ganas de matar a alguien!!!!!!! elcorinto
 
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