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Sin Título

-Necesito verte. He decidido disculparte por perdonar mi error sin confrontarme y por estar amando a otro mientras yo te amo. Por favor, si estás ahí responde.

-Hola. Al parecer no te rindes. ¿No te das cuenta del daño que nos haces? Entiende que ahora estoy con él y aun si quisiera que no fuera así, me ata más que el cariño. Ojalá pudiera complacerte de alguna forma pero pensar en dejar a alguno de los dos...

-¡Cállate! No me salgas con esa basura ahora. Ya ni siquiera tengo lagrimas para llorarte y después de mucho pensarlo sé que prefiero compartirte antes que estar sin ti.

-¡Por Dios! ¿se da cuenta de las estupideces que está diciendo? ¿Acaso me toma por puta o en algún momento le permití pensar que era capaz de tal cosa?

-De ninguna forma, pero cada vez que oigo tu voz de nuevo me doy cuenta de que aún me amas. Ni siquiera la ira que se supone que sientes me hace dudar por un segundo. Te conozco demasiado... ¿Mariana?

Mariana había tirado la bocina del teléfono y justo cuando iba a estallar en llanto Rafael abrió la puerta del estudio y la miró con curiosidad. -¿Era ella otra vez?- preguntó notablemente exasperado tras haber oido la discusión desde el cuarto de al lado. -Lo siento, no quería despertarte- fue lo único que atino a decir Mariana mientras Rafael le daba la espalda y se retiraba del estudio -da igual, de todas formas ya era hora de levantarme. Date prisa y alístate que se nos va a hacer tarde para salir de aquí- le respondió sabiendo lo que significaba que Mariana evadiera su pregunta. Mariana desconectó el teléfono antes de salir de la habitación y lo puso en una de las cajas donde guardaban el trasteo.

Mariana se sentó sobre la cisterna, puso su cara entre sus manos y elevó un profundo suspiro. No hubo lagrimas pero la tristeza que la invadía era corrosiva y en el fondo sabía que esa mañana había sido la última vez que hablaría con su único y verdadero amor de toda la vida. Se levantó, se miró en el espejo y dijo en voz alta -Sandra, te amo demasiado como para ser tan infeliz a tu lado. Discúlpame-

Esa fue la última vez en su vida que dijo ese nombre y Sandra murió para ella en la llamada telefónica de esa mañana.

Texto agregado el 25-05-2007, y leído por 130 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
30-06-2007 las ideas que ud plasma en sus escritos son del carajo, me gustan, creo que cada vez que leo sus escritos conozco algo mas de ud ivancho0424
28-05-2007 intrigante acisum
25-05-2007 Esta muy bien logrado!! Me gusto mucho. Saludos. mitocondriadesnivelada
 
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