Desde tu ventana caigo, soy el minuto muerto que sufre el devenir del tiempo. Muero en cada lágrima vacía, en cada escombro de tu memoria. Muerte que desde tu ausencia llegó. Memoria llena de ti y vacía de tu “no estar”, entonces: Muero.

Hoy empecé a morir, y mis pies ya no caminan más. Tus pasos se me van cortando como murmullos del silencio. Melodía encadenada al tiempo y al espacio, al sueño y al miedo.

Así rastreo tu voz, entre palabras; dormida, entre bocas desgajadas, entre pájaros sonámbulos que cantan esa melodía… Yasí te me vas cayendo entre los días.

Siento como entre notas se me va el alma. Como entre los murmullos del aire caen tus dedos sobre las viejas teclas de este viejo piano. Y debajo de las sábanas rotas surge un gemido de angustia: “Amor… amor” entre comillas…


Siento como entre compases, del instante que acaba de pasar, se me va el alma. Cómo entre dolor y espacio y recuerdos…vidas pasadas y flores marchitas… Hoy empecé a morir ahogado de soledad.