Las distinciones de la locura, creadas por las rarezas de la vida que poco a poco vomitamos gracias a los dedos de la indiferencia. El paso del tiempo flota sobre nuestras cabezas, colmadas de frágiles sueños y entusiasmos que algún día amortiguarán la caída al corredor de la demencia. Los pasos se tuercen y funden entre las molduras de una unión sólida que no llevan a ninguna parte. Queremos escapar siendo grandes triunfadores, pero siempre esta ahí, martirizando cada recodo de nuestros mejores recuerdos.

Moramos como hombres, ya que somos dioses a la espera de la providencia, en las piedras de la sangre que dan de comer a lo desconocido.