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BORRADOR

Opiniones De Un Niño Patentadas Por Un Filósofo.

¿Quién dijo que vivir seria fácil?
El lapicero que escribía estas palabras avanzaba con febrilidad, dándose uno cuenta que estaba dirigido por una mano furiosa.
La mano furiosa de un niño de una década de edad, con los ojos rojos de tanto llorar, impulsado por el secreto mecanismo de su subconsciente, la anotación seguía así:
No siempre escribo lo que pienso, es como si los sueños que tuviera, se recortaran a sí mismos para hacer un entramado de recuerdos que no puedo arreglar.
A lo mucho alcanzo a coger jirones sin valor de lo que serian bellas poesías, increíbles pensamientos, inimaginables historias, eso me amarga...
Acabado este fugaz momento de inspiración, la pluma volvió a quebrar su línea de tinta, para recibir el amargo trago de un millón de sollozos y el resquicio de un refulgente llanto, el diario se escribía casi a sí mismo sin darse cuenta, robando los pensamientos a su poseedor, sumiéndole en un sopor insoportable para los vivos, el diario seguía así:
Casi no se qué hacer, me gustaría ser como una piedra, me gustaría perderme ¿Qué es lo que me obliga a seguir a nadie? El recuerdo de mis papas, la gente que quiero, la soga que amarra a este escritorcito al mundo al que, irremediablemente, está atado.
Aunque a veces me pregunto ¿Recordaran las piedras acaso? Acaso debo de estar aquí sufriendo la futilidad que soy yo comparado con los demás.

¿Por qué mis historias se deshacen a sí mismas, por que ansían ver la desesperanza en mis ojos? ¿Acaso yo mismo me odio?

Al final la pluma dejo de escribir, para también sucumbir al terrible hechizo que es el sueno sin garantía de querer despertar.
Un movimiento desamparado revela una nueva hoja en el diario, parece ser un cuento, la letra menuda y apresurada revela la prematuridad de su escritura:



Nadie lo quiso, pero aun así, ocurrió, cada persona en este fatídico mundo tuvo la oportunidad de irse de aquí, nadie lo hizo, no se si por temor, no se si por orgullo, solo yo me fui, solo yo, por esa razón estoy solo, me entretengo con ver las atareadas vidas de los que antes, mucho antes, fueron mis compañeros de existencia. A veces me río de ellos, a veces lloro de consternación, pero, aun tengo fuerzas para seguir investigando lo que es el ser humano, no avance mucho es verdad, pero cada eternidad avanzo algo.

¿Te imaginas lo desastroso que seria si la humanidad acabara? Vivo, aunque no pueda decir si de verdad “Vivo”, con esa duda, y cada vez al mirar por ese empañado lente, me da impresión de que el mundo se esta acabando, me deprimo, pues, como antiguo humano, siento la necesidad de aligerar un poco la carga de estos infinitos días.

Hay días que también me pregunto ¿Seré inmortal? Claro que “viví” miles de siglos, pues nací en el momento en que se le daba a la especie humana la opción en desaparecer en la eternidad, desaparecer en la nada, ellos, tercos, se aferraron a la vida, se distribuyeron los dones que les habían sido otorgados, como una fiambrera, para pasar el arduo camino contracorriente de la extinción, yo, decidí extinguirme, no se si me arrepiento.

Ya han pasado decenas de miles de años desde que con mi ultimo aliento, vi como mis congéneres aceptaban el ofrecimiento engañoso de la naturaleza, pues bien, agradezco haber robado un don de sus alforjas, porque yo tampoco puedo vivir en la inexistencia, como las rocas que se bañan en la orilla de esos mares que hacia tiempo deje.

Puedo decir que no vivo solo, puedo decir también que vivo acompañado de miles de miles de piedras, ninguna me sirve, pues están sumidas en el sopor de su inconciencia.

Vuelvo a preguntar ¿Seré inmortal?

Aun cuando vivía, cuando aun creía que el mundo era bueno, veía con ojos placidos las cosas que me rodeaban, las miraba así, como eran, sin desconfianza, pues creía que por algo he sido creado, y para algo necesitaba existir.

Muchas veces me encontraba con mis otros hermanos, eran amables conmigo, ellos habían vivido mas que yo, pero, un día, vino el llamado de la naturaleza, llamándonos a todos los vivientes, nadie se movió, solo escuchábamos, aunque no siempre entendiéramos, Ella nos invitaba a vivir, a seguir un juego que ella misma invento, lo llamo “Luchar contra la extinción” Solo a mis hermanos se les fue dado el honor de la inteligencia externa, allí fue cuando yo robe un poco de ella.

Ellos me decían todo el rato, cuando todavía había el plazo de cambiar de opinión:
¿Y si Nosotros no éramos los que obteníamos el honor?
Yo les respondía: Hubiera sido la misma cosa, nosotros estaríamos sumidos en el sopor de la inconciencia, y en algún otro lado, los que la obtuvieron, quizás estarían preguntando lo mismo, y es como si pasara de nuevo, porque solo viviríamos la conciencia, eso que seriamos no. Se que es complicado entenderlo, pero, como se que algún día lo pensaran nuevamente, no me importa, bueno, igual no cambiare de decisión, adiós, nos vemos cuando terminen ese tonto juego, y me eche a extinguir.

Solo mucho tiempo después, veo a mis hermanos pensando otra vez en mis palabras, están confundidos, contrariados, creo que se quieren Extinguir.

Es entonces cuando me alegro, pues pienso que tendré compañía, luego me abato nuevamente, pues mi “inexistencia” esta llena de dudas.

Es esta mi duda: ¿Si ellos vienen aquí, entonces, no haríamos una “in” existencia compartida? ¿Seria esta un nuevo tipo de existencia? ¿Habría pensado la naturaleza en ello? ¿Habríamos salido por fin de su reinado demagógico?

No sabia si sentirme feliz, pues había tantas razones para estarlo, como ganas para no.

Pero, me doy cuenta, quizás muy tarde, quizás ese pensamiento duro siglos, mire de muevo por el empañadísimo cristal y veo, veo algo terrible e inquietante, veo como su humanidad empieza a “extinguirse”.
Luego no veo nada mas, era irremediable su extinción, solo en el final me doy cuenta que la naturaleza había planeado todo, sabia cada uno de nuestros movimientos con una eternidad de adelantado, nos había reunido otra vez a todos, para iniciar de nuevo su malévola diversión, empezaríamos de nuevo “El juego contra la extinción”

Ahora ya paso mucho tiempo de aquel día en que tuve esos desastrosos pensamientos.

Y a mí alrededor, bañados par el agua con suave indiferencia, las rocas que fueron mis hermanos, descansan, quizás eternamente, en un sopor inconciente.

FINAL 1

Yo tambien soy una roca, me equivocaba, la naturaleza no nos iba a dar el lujo de ser nuevos protagonistas, mis palabras habían sido en vano, pero eso no importaba ya, las rocas no recuerdan…

FINAL 2 (PARA LOS QUE QUIEREN UN FINAL MAS FELIZ)

Me levanto, el suave murmullo del aire llena mis oídos y mi alma de una nostalgia terrible.
Miro con compasión a mis hermanos, tendidos el el lecho del mar, quizás eternamente bañados por un agua que jamás llegaran de ser concientes.

Esta vez estaba decidido a jugar un rato, quizás una eternidad, el estupido juego de nuestra tirana reina, estaba decidido a ganar.

Aun retumba en mi mente, como los recuerdos de alguna vieja pesadilla, una pregunta incontestable…

¿Seré Inmortal?




Texto agregado el 17-01-2008, y leído por 88 visitantes. (0 votos)


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