Amanecí abrazado de mis posesiones, pero percibí que yo era el poseído, el cosificado, el confundido, el externo.
Me glorié de mis éxitos y de pronto estos seres se transformaron en ego y vanidad, razones suficiente para esculpirlos en la cara.
Los anillos concentricos de la posición y la posesión engullen el ser y dejan que los atardeceres desaparezcan, que las flores pasen de largo y que la belleza se reduzca a una fichita plastificada en un album de caricaturas.
Me enorgullezco de lo simple, me glorió del cielo y de tu sonrisa...por favor no me dejes ir.