El sorteo empezó puntual a las 21 hs.
En todo el país millones de cartones estaban siendo arrugados y mojados por el sudor nervioso.
Era el momento en el que se ponían a prueba todas las cábalas y rezos.


15


El primer número de la serie de 6 hizo que miráramos a nuestro Padre. Sabíamos que ése era uno de sus números preferidos. Nosotros nunca lo jugábamos y ya habíamos quedado afuera.
Él no nos miró. Sus ojos estaban posados en el danzar de las bolillas.


34


¡¡La edad de Jimena!! Mi hermana mayor. Otro punto para mi Padre.
Seguía sin mirarnos…


21

Tres seguidos. Nunca estuvimos tan cerca. El locutor encargado de recitar los números bromeaba con el Escribano que fiscalizaba el sorteo. La única sonrisa era la del meloso rubio, el profesional apenas esbozó un rictus.

29

Ahí directamente nos abalanzamos sobre el cartón de Papá. Cuarto acierto. Mi Mamá le tomó la mano.

03

De un salto, Papá nos separó a todos y cayó de rodillas frente a la pantalla. Un número más y nuestra vida cambiaría para siempre.

14

¡¡¡Bingo!!!! El cartón cayó de las manos de mi Padre y apenas tocó el suelo empezó a aturdirnos con sus sirenas y luces. Abrazamos a Papá, pero era inútil, los golpes en la puerta anunciaban que la Patrulla había venido a buscarlo, tan eficiente como de costumbre. Los menores fuimos apartados de la escena del fusilamiento y enviados a dormir. Esa noche soñé con un anillo, y al otro día no puse el 16 en mi cartón.