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Hay días que son miserables a costa de tu ausencia. ¿Cómo suplirla? O mejor dicho: ¿Cómo engañar a la mente para que tu ausencia no se convierta en puñalada tras puñalada, al compás del segundero, al saber, al sentir el paso de las horas para tu llegada?
Compañía, ésa es la solución. Un sedante para esta agonía. Me pregunto si en esta vida pronto llegara una muerte fatal, tranquila o martirizante.
Sé que mi mal tiene cura. Por ahora unas cuantas horas me separan de ella. Dormir me hará bien, no existe enfermedad que el sueño no aliviane; Además, es una buena forma de que el tiempo transcurra...
Sin embargo... conciliar el sueño ahora me es difícil. ¡He esperado por mucho un momento de distracciones nulas para mis múltiples pensamientos y locas ganas de escribir!
¡La muerte es un tema tan temido e inagotable! Al igual que el amor, aunque en su defecto... cursi. O bien, la real situación de la vida diaria de un individuo, sobre todo si pertenece a este país, en este tiempo, en este siglo... ¡Bendito todo aquel que ha muerto y no le tocó esta crisis!
Pero la realidad es agobiadora. Nos cuesta tanto trabajo amar y nos da tanto miedo la muerte... mmm, no el suicidio, sino la muerte como fenómeno natural de este planeta.
Estas dos cosas nos mantendrían dentro de una catarsis lejos de lo difícil que es la vida, embotados en colores que nunca lucirán juntos. Aunque buscando otra salida...
No vendría mal empezarnos a drogar. ¡Todos! Desde nuestras primeras broncas familiares, hasta las peleas callejeras con vándalos o burócratas, que creen tener el control de lo que en nuestra suciedad ocurre día con día.
Empezaríamos con lo natural: hongos, marihuana... ¡Y yo que sé de plantas alucinógenas! Ah, la coca, la amapola y... no sé si de una sacan a la otra o viceversa. ¡En fin! Después de ello nos iríamos a sus derivados ya los derivados de los derivados, hasta llegar a las drogas cien por ciento químicas.
Enriqueceríamos a los narcotraficante, que al fin y al cabo, el atole con el dedo que ellos nos darían con estupefacientes, sería mucho más agradable que las promesas y disparates que dicen los funcionarios que se presentan como “Gobernantes de la nación”. ¿Qué no se dan cuenta de que por mucho bien que quieran hacer disminuyendo la pobreza, la delincuencia, al narco, etc., con esta crisis en aumento no se puede hacer nada, con un peso que vale nada y que no alcanza para nada? ¡Cómo no van a aumentar los delitos, suicidios y desempleos!
Y luego los del norte se quejan de que “ilegalmente invadimos su territorio! Pues cómo no, si aquí nos va de la cachetada y allá... no es el paraíso, pero al menos funcionan mejor, o eso creemos, o ¿nos lo hacen creer? Ultimadamente ¡yo qué voy a saber!
¡Te imaginas! Niños, mujeres, hombres, de todas las edades drogándose. Nuestro slogan sería “México. El paraíso de los drogadictos”. Hasta el “Señor de los cielos” resucitaría.
Y como el gobierno mete su cucharota en todo, legalizaría las drogas, se crearía el Instituto Mexicano de las drogas Paraestatal con números negros y empaquetaríamos los estupefacientes, los registraríamos y en el mundo no habría droga más rica que la mexicana.
Tendríamos empleo para todos, e incluso podríamos darles de esas hierbitas a nuestros animales. Leche, huevos, carne, lo que sea, alterados genéticamente con un alto porcentaje de droga.
Seríamos el primer país a nivel mundial que exportara en su totalidad y en cualquier producto, drogas.
Pero luego llegarían a embargar nuestros productos y son pocos los países que han legalizado las drogas. Entonces utilizaríamos los mercados negros y nuestra economía mejoraría. Se multaría a todo aquel que no se drogue y seríamos la empresa más grande y conocida en todo el mundo, al nivel de la Coca-cola.
Un siglo después estaremos viendo... bueno, no nosotros, sino otros estudiarían el fenómeno de estupefacientes que tuvo su mayor auge en México, en la última década del siglo XX y que duró... ni tú, ni yo lo sabremos, porque volviendo a esta triste realidad, yo sólo quería decirte que deseo verte y para no extrañarte tanto, busco la manera de distraerme... creo que me salí con la mía.
Me voy a dormir, que descanses.
Buenas noches. Enero 16. 1999.

Texto agregado el 24-05-2008, y leído por 64 visitantes. (0 votos)


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