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Gerardo es un ejecutivo prominente. El controla el monopolio que su padre, Don Alfonso creo en la cuidad de Cordoba, Argentina en la industria petrolera. Al contrario de su padre, Gerardo es un ser malicioso. El dinero y el poder son su gran obcesion. El no cree en los sentimientos de los demas, especialmente en los de sus empleados. Siempre fue un niño engreido al que todos adoraban y su volutand eran órdenes. Crecio en esa orbita de la cual su padre siempre quiso alejarlo pero nunca pudo. Viajar es su pasa tiempo favorito. Siempre decía que su trabajo era abrumador y que necesitaba unas vacaciones. En uno de sus tantos viajes conoció a alguien que desvió el tren lleno de malicia que cargaba.
En la estación de Lyón en Francia, entre el humo de las locomotoras a carbón, las cuales celosamente guardan el romanticismo de los años 20 e inspiraron algunas de las pinturas de Claude Monet (le locomotive) logra divisar la silueta de una mujer. A primera instancia solo admiro su belleza pero al verla salir de la estación supo que ella era un ser especial. A pesar de que conocía muy bien la cuidad, pretendió ser turista con el único objetivo de conocer a ese ser que el creía especial. Después de los formalismos iniciales, el la invita a cenar en agradecimiento a su gentileza. Ursula gustosamente acepta aquella invitación.
Ella escogió el restaurante le pere de Lyón, ya que Gerardo no conocía la cuidad. La formalidad controlo los primeros minutos de la cena, pero después de un par de copas de vino y chistes al azar, esta ya no era la cena de dos extraños, si no parecía la cena de un par de amigos que se reencuentran después de años de no verse. Ella le cuenta con lágrimas en sus ojos toda su vida. El descubrió que ella era una chica que había sufrido mucho en su infancia por muchos factores. En especial por el abuso de su padre. Ella creció en una familia pobre donde solo ella trabajaba para mantener a su madre enferma y su padre alcohólico. Marcelo el padre de Ursula la siempre la masacraba y la hacia sentir el ser mas deplorable cada vez que incumplía con sus funciones erróneamente designadas. Por primera vez Gerardo se interesaba por los sentimientos de los demás y por algunos segundos sintió pena por Ursula. Cuando Ursula describía los maltratos de su padre, Gerardo sentía vergüenza de si mismo. Recordó en esos instantes las maldades que cometía con sus empleados y se sintió el ser más repugnante del mundo.
La cena termino entre lágrimas y abrazos y también con una promesa latiente de encontrarse en la estación de trenes para despedir a Gerardo. Aquella noche Gerardo nunca llego al hotel. Se quedo toda la noche bajo la luna de Lyón caminado por los barrios mas pobres de esa cuidad. Reflexiono sobre su comportamiento de toda su vida, siempre pensando en Ursula. En esa noche solitaria entendió que no todo en la vida era el poder y el dinero si no que también existía el amor a los demás. No quiso regresar al hotel. Esa noche experimento la pobreza de Lyón. Durmió en una banca en un parque popular. Cuando despertó supo que el antiguo Gerardo había muerto y que ese día nació otro ser, uno amable y amoroso.
Ya eran las seis de la tarde. El frió invernal de Lyón se hacia presente. Las copas de los árboles cubiertas con nieve y la ráfaga de viento helado hacían de este viernes un día erróneo para las despedidas. Gerardo caminaba con destino a la estación de trenes saludando a todo aquel que pasaba por su lado. Ursula lo estaba esperando en las afueras de la estación. El la invito a un restaurante cercano. Gerardo había preparado todo para esta cena. En una mesa con un mantel rojo cautivo, con velas excedidas y con un grupo de violinistas que interpretaban clásicos de Debussy deleitaron de una exquisita cena. Esta vez era el turno de el. Con vergüenza en sus palabras le contó toda su vida. También le dijo que ella era su ángel y que por ella decidió cambiar. Ella vio en el, el arrepentimiento de un hombre que entendió, y a la vez descubrió los verdaderos manjares de la vida. A pesar de su alegría momentánea por saber que ayudo a alguien a descubrir la luz verdadera, Ursula sintió el aroma lúgubre de la sala al saber que nunca mas lo iba a volver a ver. La cena termino con un silencio que ninguno de los dos quiso romper. Con una voz tímida, y temeroso de su respuesta Gerardo le pregunto “quieres venir conmigo?” Ursula no lo penso dos veces y asentó la cabeza positivamente.

Texto agregado el 08-11-2008, y leído por 57 visitantes. (0 votos)


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