La mañana se hacía tan larga como la fría noche,
Eterna como el pensamiento.
El ruido del nacimiento del astro rey.
Espantó a la gárgola espectral que estaba en mí.
Noche cóncava, mañana olvidada.
Rondando por la inquisidora habitación,
Mirando a tu olvido.
Látigos de pasión esparcidos en mis sabanas,
Recuerdos vanos, lágrimas marchitas.
Dolores replegándose……
Esperanzas asechando.
Las puertas del balcón habrían a mi corazón,
Ofreciéndose al infante sol.
La esperanza le gritaba a mi voz.
Y mi voz no escucha.
Solo duele……
Listo para otra noche.