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Capitulo I: Abrazada a la triste realidad.

Por donde comenzar esta historia, una historia que carcome cada célula de mi ser. Las luces apagadas, mantendré los ojos bien cerrados.

Dulces instintos, vagos errores. Errores inquebrantables que me produjeron un vacio eterno.

Recuerdo haberme levantado con el primer rayo de sol que pasaba a través de las cortinas. Di vueltas sobre la cama, puse un pie sobre la tierra y recapacite que hoy iba a ser un nuevo día. Sentí la esencia de un nuevo comienzo. Recogí todas mis cosas y me puse un polo viejo, abrí la puerta de mi cuarto y paso a paso llegue a la cocina. Observé a mi mamá y la salude con un fuerte abrazo. Noté una nueva mancha debajo de su ojo. No pensé dos veces y la volví a abrazar, pero no me falto decirle que cuando nos marchábamos.

- Tú lo prometiste, dijiste que no volvería a pasar y aun así sigues aguantando esto.

Mi madre hizo una seña para que bajara el tono de voz. Escuché agua correr en el baño y no falto sentir la pestilencia de cada mañana.
Desde el momento que tocó mi brazo diciendo:

- Buenos días princesa!

Quise voltear y enfrentar la situación, sentía mi corazón latir con más fuerza. Tuve ganas de golpearlo, lo peor es sentir que no puedes hacer nada al respecto.

Sólo tengo 10 años y se cuales son mis limites. La verdad no se si mi madre conoce lo que significa limitación. Se que mi madre no es estúpida, solo que muchas veces creo que con cada golpe que recibe pierde la noción de las cosas. Duele mucho saber que tu propia madre no es capaz de luchar, saber que no se estima y yo me sentía cansada de recordarle cada mañana lo mucho que valía.

Ver como ese cerdo de mierda la miraba con una sonrisa en la cara, como si nada hubiese pasado. Yo observaba con asco su forma de comer, observaba como la comida se le caía de la boca y las migas de pan colgaban de la barba. Cada vez que masticaba rechinaba los dientes, cada vez que bebía un sorbo hacia ese desagradable ruido de succión. Era un completo animal, un animal demasiado desagradable. Retiré mi plato lejos y me marché de la concina diciendo que había perdido el apetito.

Texto agregado el 09-04-2009, y leído por 87 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
09-04-2009 Muy buen texto. 5* jugama
 
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