El zorzal, una pequeña ave, de plumaje escuro, y de un canto horrible; se encontraba encubando tres pardos huevecillos en su nidito.
Una mañana, el sol se mostraba complaciente con la naturaleza, asi que nuestro amigo el zorzal decidio salir de su nido en busca de frutos, en su torpe volar encontró un peral cuyos frutos comió con presteza.
Fue grande su sopresa cuando en su nido sorprendó a una malvada golondrina que comia los huevecillos que con mucha delicadeza y ternura estaba empollando.
El zorzal muy molesto por tal atrevimiento, voló hasta las alturas en busca del rey de las aves, el cóndor andino.
__Señor__ dijo temblorasa la ave, __he sorprendido a la golondrina destruyendo el nido donde anidaba a mis polluelos, merece un castigo la nefasta golondrina__ chilló la avecilla.
El cóndor, mal humorado, pidio que se vaya el zorzal __por favor avecilla, no me hagas perder el tiempo con tus quejas, tengo otros asuntos más importantes, ¡fuera de aquí!__
El zorzal suplicó lloroso, per el cóndor ni se inmuto ante el llanto del zorzal.
La avecilla se fue apenada y molesta, pensando cobrar venganza contra la golondrina.
No tardó de llegar la golondrina al nido, el zorzal se encontraba preparada, tenia afilada una de sus más fuertes plumas, no bien lo vio a la ladrona, landó hiriéndola a la golondrina, el ave herida fue a caer en las narices de un puma que dormia plácidamente, el felino asustado dio un gran salto que movió el eucalipto donde dormitaba sin pensar que en la parte más alta del árbol el gran cóndor empollaba a su único huevecillo, el movimiento hizo que este cayera destrozandose en el duro suelo.
Cuando el condor llegó, dio un grito al cielo, se arrancó las plumas de cólera, y como rey de las aves mandó a llamar a todos para averiguar quien habia sido el desdichado que causó semejante atropello.
Todas las aves acudieron, entonces una a una fue confesando su delito; primero el puma, luego la golondrina y finalmente el zorzal, cuando el cóndor estaba lista para dar el castigo el atrevimiento del zorzal, este le recordó: __señor, cuando la golondrina destruyó mi nido y los huevecillos que empollaba, vine a pedir justicia, más usted ni hizo caso a mis suplicas, ahora mi insignificante problema le causó problemas a usted, si tan solo usted me hubiera dado importancia, nada hubiera pasado con su nido__ dicho esto el zorzal se fue. El cíndor no supo que contestar a la avecilla.