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Capitulo 3: La historia del viajero

Como seguramente conocerás, antiguamente, hace ya unos 1000 años había una guerra entre el emperador dragón Magnus y la reina quimera Demoner. Cada uno poseía sus propios súbditos, yo era uno de los capitanes de Magnus junto al fénix y lobo, mientras que del lado contrario eran el murciélago, virus y serpiente. Claro aparte de las bestias sagradas también se encantaban los soldados elfos, humanos, magos, enanos y garyus de nuestra parte, mientras que el enemigo usaba criaturas un poco particulares… entre sus filas podían identificarse a los vampiros, muertos vivientes y una increíble variedad de demonios…
Bueno a partir de aquí es donde la historia se puede poner un poco complicada, desde un comienzo yo no fui el general león Baldur, era uno de sus soldados… el como termine siendo él es lo que explicare ahora.
La ultima guerra antes del pacto de paz entre Magnus y Demoner fue la Eminas Anaroch que significa en la lengua común “entre los dos titanes”, de echo fue un nombre bastante acertado, ya que el choque entre ambas potencias fue algo de lo que el mundo nunca se curo, es más, en las tierras del norte, Anarión, se puede ver los múltiples cráteres causados por el choque de mi señor y su enemiga.
Bueno como iba diciendo, era el amanecer y ya todos estábamos preparándonos nerviosos y temerosos. Según el jefe dragón, íbamos a luchar en campo abierto, en tierra de nadie, supuestamente para que fuese una lucha “justa” y que ninguno de los bandos tuviese ventaja sobre el otro, o sea, no tendríamos protecciones como murallas, o torres por las que podríamos atacar de arriba a nuestro oponentes, otra de las cosas que nos preocupaba era nuestro Magnus, nuestro señor ¿Por qué? Te estarás preguntando seguramente. Bueno te lo diré, la razón fue por que uno de nuestros espías trajo la noticia de que Quimera participaría en la batalla, cosa que no tenía precedentes, y al escucharlo Magnus decidió que el también entraría ala guerra.
Debo decir que mi señor aparte de tener un poder increíble, su tamaño también lo es… él podía compararse con montañas, y aun así dejarlas pequeñas, (de paso aprovechare para describirlo) sus seis alas titánicas podían crear fácilmente tornados, a diferencia de los magos que necesitan cierto tiempo y conocer los hechizos de cabo a rabo para conjurarlos el nada más necesitaba observar a su objetivo y en un segundo sus ojos que por lo general son verdes y rojos cambian al del elemento que convoca (ósea que si hacia magia de fuego, sus ojos se volvían rojos), sus escamas cambiaban de color según el estado de animo así que precisar cual era el original es muy complicado lo que si puedo decir era que eran más duras que la mejor armadura creada por enanos, sus garras y cola podían arrasar con lo que se le pusiera adelante fácilmente.
Bueno, lo que a nosotros no asustaba era que el jefe equivocándose nos pisara en el fragor de la guerra, aunque esto también corría por parte del enemigo, ya que si bien yo nunca había visto a Demoner era de suponerse que su tamaño también debía de ser mayúsculo.
Como iba diciendo nosotros nos preparábamos para lo que seria la lucha de nuestras vidas, por conseguir liberar el mundo de las oscuras fuerzas de la emperadora negra, por que los saqueos y matanzas que eran organizados por sus viles criaturas terminase.
Preparábamos las armas, nuestras monturas, los magos estudiaban incansablemente sus libros de hechizos, los enanos trabajaban en las fraguas, los elfos tensaban sus arcos, todo esto ocurría adentro de el gran castillo Amarat, “aquel que brilla en las noches”, por su composición que era parecida a la de una especie de cristal color diamante, cien veces más duro que uno y mil veces más hermoso, cosa que se multiplicaba al anochecer ya que brillaba con un suave blanco de una pureza increíble. Si nos fuéramos a los más técnico, no solo era una verdadera obra de arte, sino que también hacia de fortaleza impenetrable, sus grandes torres y torretas, algunas de las más altas llegaban incluso a tocar las nubes (así que imagínate el tamaño de aquella colosal bestia de Adamantino, el nombre del material del que estaba construida) estaban distribuidas de tal manera en la que se podían ver los cuatro puntos cardinales y mantener la defensa desde cualquier punto, su muralla nunca antes pudo ser atravesada por enemigos, mientras que a nosotros nos dejaba en una perfecta posición de ataque gracias a la habilidad de nuestros arqueros elfos, y el general fénix que sobrevolaba por encima de nuestros enemigos y los aniquilaba con divinas llamas…
El Amarat se encontraba rodeado por un enorme bosque, de mismo nombre que el castillo, este era bello y eterno, sus grandes árboles y cristalinos manantiales daban casa a los elfos y humanos (que por esos tiempos todavía convivían), aquel lugar era perfecto, la madre Gaia había echo de aquel lugar el paraíso, la suave brisa que te acariciaba, el sol que pasaba entre las hojas, y en otoño, las hojas doradas que caían y cubrían el suelo haciendo una alfombra dorada en la que uno se podía acostar y admirar todas las maravillas de la naturaleza, como el sonido de los pájaros cantar, el agua correr, ver las casas en los árboles que los elfos hacían con suma dedicación. Bueno son muchas maravillas para nombrar todas.
Entonces ocurrió lo peor, la mayor catástrofe, por poco la raza humana da sus últimas esperanzas perdidas. Quimera adelanto su ataque y nos tomo cuando todavía estábamos en mitad de la preparación.
Yo era uno de los que se encontraba en la muralla este, y vi como algo enorme se acercaba en el horizonte, y millares de más pequeñas que avanzaban rápidamente, en una hora a lo mucho estarían llegando al bosque…
Ahora rápidamente diré como era Demoner: Ciertamente era gigantesca, tenía tres pares de alas, unas de murciélago, de cisne y de águila, su cara era la de un león y su melena eran serpientes, también podían verse dos cuernos de toro, sus brazos y torso de oso, patas de lobo y una cola de cocodrilo. Todo esto y su inconmensurable tamaño la hacían verse terrible y apocalíptica.
Por alguna razón inexplicable, pude sentir como si sus ojos se posaran sobre mi, aun a la distancia, y esto me dio una terrible sensación de pavor como si no tuviera escapatoria y mi fin estuviese predestinado, y al parecer no fui el único, los cuatro compañeros que estaban al lado mío estaban temblando con la mirada fija en aquella mole que se acercaba rápidamente, haciendo un terrible esfuerzo, salí corriendo de la muralla y fui a avisar al general león del peligro que se aproximaba… Después de un tiempo de desesperación, mientras alertaba a todos los que me encontraba por el camino, llegue finalmente a la habitación de Baldur el señor León, con sus grandes tres metros de altura, y parado en dos patas, con su pelaje negro, poderoso cuerpo con unos músculos nudosos, sus manos que eran como las humanas a excepción de por que eran peludas tenían unas garras que fácilmente podían partir a la mitad a un guerrero de un solo manotazo, aunque lo que más llamaba la atención eran sus ojos dorados penetrantes que escudriñaban completamente a quien observara y llegaban a lo más profundo del ser. Apenas me vio entrar, con el aire entrecortado pareció darse cuenta de lo ocurrido, ya que se levanto casi de un salto de su lecho y salio de la habitación haciéndome señas para que lo siguiera, y en el camino lo escuche que murmuraba más para si mismo
- Diablos, en un momento como este en el que no el señor todavía no a llegado, y fénix tampoco…-
Y dándose vuelta de improviso me dijo
- Yo iré a avisarle de la situación a los Garyus tu ve a las puertas de la ciudad y haz que entren a todos los que se encuentran del otro lado del muro ¡Rápido!-
Apenas yo había escuchado esto para cuando ya estaba corriendo de nuevo ¡Los de afuera no habían entrado todavía, ellos debían de pensar que la guerra seria en otro lado, y en estos momentos debían de estar durmiendo placidamente! Claramente, tenia que apurarme, el destino de muchos estaban sobre mis manos.
Y así llegue a las puertas, agotado por las constantes carreras, y las abrimos, treinta soldados de los más rápidos fueron los encargados de buscar evacuar el bosque, y a los quince minutos ya teníamos madres, niños y campesinos entrando al castillo rápidamente, algunos bastante confusos e irritados, pero alertas por el inminente ataque.
A la media hora fue cuando el asedio comenzó, todavía seguía entrando gente para cuando los primeros incendios en el bosque comenzaron… todos nos dirigimos a nuestros puestos de combate, unos pocos se quedaron en la puerta ayudando al los que todavía entraban ahora aterrados… desde la torre este pude ver uno de los peores escenarios de mi vida. La gran Demoner avanzaba aplastando y derruyendo todo a su paso mientras que hordas y hordas de demonios mataban y robaban a diestras y siniestras, las llamas crecían a cada segundo, los gritos de desesperación y miedo partían mi corazón, mi gente, la que se suponía que tenia que salvar estaba siendo masacrado, los horrores antiguos se liberaban… malditas estaban nuestras amadas tierras todo parecía rojo sangre, tan violento, tan cruel y maligno.
Recordé cuando había paz, aquel lugar tan bello bajo un cielo azul, ahora lleno de humo, fuego, gritos y sangre… solo un milagro nos salvaría. Una densa neblina empezaba a aparecer infectando el aire. No teníamos futuro salvo la muerte, un poderoso mal se estaba levantando delante de mis ojos convirtiendo a mi paraíso en el infierno en la tierra…
Las huestes enemigas estaban casi llegando hasta nosotros, entonces pude ver bien a los ojos de la muerte reflejados en los de la enorme quimera que eran rojos, sin una pizca de piedad, como carbones hirviendo que encontraban un pervertido placer en el sufrimiento de todo ser vivo, y esto le causaba un gran éxtasis, que demostró dando una carcajada que dejo fríos de terror a todos los que lo escucharon, algunos inmóviles, otros dejaron caer sus armas y se postraron en el piso llorando, otros pidieron piedad, cosas que solo alentaban más a la cruel bestia.
Entonces vi al general Bardul que recién llegaba gritando que serraran las puertas, aun cuando la gente todavía no terminaba de entrar
-Señor todavía faltan…-
-Siérrenlas-
-Pero morirán…-
-¡Todos moriremos si no sierras la condenada puerta estupido!-
Pero al ver que los soldados no se terminaban de decidir, corrió hasta el enorme portón y demostrando una increíble fuerza las cerro el mismo y levanto el enorme tablón que se usaba para asegurarla y lo puso sellando la entrada… dejando a mucha gente todavía afuera. Una dura decisión, pero necesaria para mantener vivos a los que ya habían entrado…
En eso llegaba el general lobo junto a sus Garyus, Erius, era el nombre de este jefe, su porte era orgulloso y fuerte, su cara demostraba decisión, estaba ciego de un ojo en el cual se veía una gran cicatriz en forma de medialuna, mientras que el otro era azul claro, aunque era de menor tamaño y fuerza que Bardul, este era más viejo y tenia mucha más experiencia que este ultimo y algo más rápido.
-Veo que ya has serrado el portón Baldur ¿Cómo se encuentran los soldados?-
Pregunto el Garyu
-Asustados, y su moral debió haberse reducido bastante con el echo de muchos se han quedado afuera y puede que no vean más a sus familias-
Fue la cruenta respuesta, que aunque pareció que lo decía fríamente yo pude darme cuenta de que en realidad serrar las puertas lo había afectado muchísimo emocionalmente.
El Lobo al escucharlo, suspiro, y corrió contra el muro, salto y ¡Subió en vertical por la pared hasta la torre en la que me encontraba! Ciertamente su velocidad era deslumbrante
-Jóvenes-
Comenzó
-Lo que va a ocurrir a ahora no necesariamente tiene que se el fin, el señor Magnus junto a fénix llegaran a amanecer si logramos resistir hasta entonces todavía podemos triunfar-
Muchos combatientes lo miraron y empezaron a escucharlo
-Si esas bestias logran pasar aquí adentro el sacrificio de cerrar las puertas no habrá balido de nada, muchas muertes han ocurrido, pero todavía estamos en camino de poder salvar otras ¡No pierdan la esperanza!
Pero la enorme quimera que se estuvo acercando todo el tiempo hasta el castillo nos dijo con una voz que parecía venir de una tormenta
- Insensato, las esperanzas son solamente la negación de la realidad, y déjame decirte que tu realidad no es nada prometedora…-
Y nuevamente dio una gran carcajada que enfriaba el poco fuego que había encendido el viejo Garyu, pero el no se rindió
-Confío en mis hombres y no nos rendiremos ante tus demonios, Demoner, si realmente crees que vas a ganar no gastes tu aliento en bravuconeadas, mientras uno de nosotros quede vivo no te dejara pasar a la ciudad, y dentro de unas horas el señor Dragón llegara junto a nuestro ultimo general para vencerte-
Le grito sin temor, el lobo, y todos nos quedamos impresionados ante el valor de este general, que le estaba haciendo frente a una de las bestias más poderosas bestias del mundo entero, tal vez nada más igualada por Magnus,
Entonces la llama ardió dentro de todos, los arqueros apuntaron, los hechiceros conjuraban sus más poderosos encantamientos, y los espadachines se preparaban por si el enemigo lograba ingresar, los enanos se ponían con sus hachas de combate en posición mientras algunos se tomaban un trago e incluso se fumaban una pipa en la espera, el miedo al enemigo prácticamente había desaparecido.
Aun sin sacar una gran sonrisa de su horripilante cara Demoner continúo tranquilamente
-Entonces solo tengo que matarlos rápidamente-
Entonces dando un gran salto, Baldur llego a la torre que se encontraba del lado derecho a la nuestra, rugió con una furia que hizo titubear a las huestes enemigas
-Recuperemos nuestro paraíso, sus ordenes son fáciles maten o serán asesinados, mostrémosles que podemos, la victoria será nuestra ¡Sus fuerza caerán!-
Apenas termino la frase todos disparamos nuestras flechas incendiadas, y grandes bolas de fuego y escarcha producidas por los magos asediaron a los enemigos que se protegían como podían de nuestra lluvia de ataques, y al verlos asustados ante este contraataque nos dimos cuenta que lo que Bardul y él Garyu decían no tenia porque quedarse en simples palabras de aliento, podían volverse realidad, todo dependía de nosotros…


Continua en el Capitulo 4: El choque de Titanes.

Texto agregado el 08-08-2009, y leído por 134 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
16-08-2009 Que puedo decir... excelente. Me gusta mucho la profundidad que le das a varios personajes, mas que nada al general león, Baldur. Algo que reclamo como lector es una explicación de por qué Quimera y Magnus entraron en guerra. Todo lo demás está muy bien. La mejor parte, la mas profunda en cuanto a las acciones y decisiones de los personajes, es la del cierre de la puerta. En un relato mediocre se hubieran salvado todos milagrosamente, cosa que por supuesto no pasa en el tuyo. Un placer leer lo que escribís, espero el próximo capítulo. Me dejaste con la intriga... Nos vemos! Tewen
 
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