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Esto es un poco diferente a lo que escribo normalmente, se trata de la primera parte (de no sé cuantas) de un relato de ciencia ficción, basado en una historia que me contaron cuando era niño. El nombre de aquella historia era, al igual que esta, Aquella.

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Si tuviera que describir a Kin Bok, diría que es como un enorme cangrejo. Un cangrejo muy elegante, por cierto, y muy culto también. Aunque claro, nadie que lo conociera se hubiera atrevido a decírselo, en parte porque nadie que lo conociera habría sabido lo que era un cangrejo. Yo no lo supe hasta hace muy poco tiempo. Kin Bok se encontraba leyendo el periódico sentado en la terraza del “Beyond the Sun”, uno de los cafés más populares del centro de Saet.
Me había tomado solo 5 minutos llegar de la estación al lugar donde Kin Bok me esperaba. Saet era un planeta pequeño después de todo, bastante pequeño si lo comparamos con el promedio del tamaño de los planetas de esta galaxia. De hecho, todo Saet estaba cubierto por una sola ciudad. Pero Saet era el planeta-ciudad más importante del mundo moderno, era, podríamos decir, la capital de la galaxia.
Kin Bok dejó a un lado su periódico en cuanto me vio y se levantó para recibirme.

- Adelante, siéntate. - El enorme y carnoso cangrejo llamó a la mesera y pidió dos cafés Saet, la especialidad de la casa.

Esperamos a que la mesera, una hermosa joleona de piel azulada, nos trajera los cafés y nos dedicamos a hablar de cosas triviales por un rato. Pero Kin Bok es una persona importante, con una apretada agenda, por lo que tampoco se podía dar el lujo de perder mucho tiempo conmigo.

- Supe que te despidieron – me dijo, de repente. - ¿Puedo preguntar por qué?
- En realidad, nos corrieron a todos. La compañía quebró, la gente ya no frecuenta los cruceros como antes. Ahora que es más fácil comprar un buen bote, cualquiera puede embarcarse al espacio con sus propios medios.
- Eso supuse. Sin embargo, eras muy bueno en lo que hacías, ¿no? - Kin Bok da otro sorbo a su taza de café.
- ¿Me vas a ofrecer un empleo? - le pregunté, directo. Él me miró sonriendo, complacido de que no tuviera que invertir más tiempo con los detalles.
- De hecho... sí. Has viajado por prácticamente todos los rincones de la galaxia, has tratado con con los más ricos y excéntricos viajeros y sabes en qué es en lo que les gusta gastar su dinero. Y eso es lo que mi cliente me ha pedido buscar en esta ocasión.
- ¿Otra empresa de cruceros? - Mi taza estaba casi vacía. Le dí el último trago y la coloqué a un lado. De inmediato, un pequeño robot se acercó a recogerla. - No, gracias. Ya me cansé, como tú dices, de atender a ricos y excéntricos viajeros. Por ahora tengo dinero suficiente para pasar unos cuantos años viviendo en algún planeta de segunda. He estado pensando en yo mismo tomar un crucero, ¿sabes? Me gustaría mucho ser el excéntrico aunque sea una sola vez.
- De eso se trata, precisamente. No es una empresa de cruceros, mi cliente es una empresa hotelera. Es la cadena más importante de este y algunos sistemas solares vecinos, pero ahora busca expandir sus horizontes. El problema es que... no saben donde.
- ¿Dónde qué? - Lo miré sorprendido. - ¿Dónde construir hoteles? Pero si toda esta galaxia está llena de planetas con enormes demandas turísticas. Damar, por ejemplo. Pon un hotel en cualquier planeta de ese sistema solar y estará abarrotado durante todo el año. Y mira que los planetas de Damar tienen años bastante largos.
Kin Bok sonrió. - No cabe duda que eres la mejor elección. Ya están construyendo varios hoteles en Damar, pero cuando dije “expandir horizontes” me refería a fuera de la galaxia.
- Kin Bok, lamento decepcionarte pero mis cruceros eran solamente dentro de esta galaxia.
El enorme cangrejo sonrió mientras terminaba su taza de café. Le hizo una seña a la mesera para que se acercara y pidió otra taza. - ¿Tú no quieres nada más? Bueno. Las cosas están así. Mi cliente intenta comenzar a promover el turismo fuera de la galaxia. Hay millones de galaxias allá afuera, esta no puede ser la única con lugares para vacacionar, ¿cierto? El punto es que una empresa tan grande tiene ya los suficientes asuntos que resolver como para ponerse a pasear fuera de la galaxia para ir buscando algún planeta que pueda ser promovido como destino turístico. Además, ellos solo construyen hoteles el lugares donde ya se sabe que hay mucha gente, no saben qué buscar en un planeta para saber si atraerá gente o no. Pero tú sí. Es aquí donde entras tú.
Lo miré fijamente. - Déjame ver si entendí. ¿Me estás pidiendo que me vaya a explorar el universo, solo, buscando en toda la inmensidad planetas desconocidos que ofrezcan a miles de años luz de distancia lo que podemos tener en esta misma galaxia?
- Así es. Todos los gastos del viaje pagados más tus honorarios. Lo único que tienes que hacer es ir, pasar allí algunos días, ver si puede funcionar y entregar tu reporte. No es necesario que sea positivo. Si el planeta no sirve, igual te pagan. Si ponen un hotel y no funciona, igual te pagan. Tú trabajo será única y exclusivamente ir a explorar las condiciones de determinados planetas. Además, no es que vayas a “ir explorar el universo buscando planetas”, será uno cada vez y no tendrás que buscarlo, ellos te indicarán siempre a cual tienes que ir. En caso de que aceptaras... aquí mismo traigo tu primer destino.

Sacó de entre sus ropas una especie de hoja de papel electrónica y la encendió. Luego me la pasó. Comencé a pasar las páginas con mis dedos. Era un planeta pequeño a dos galaxias de distancia. Habitado. Y el nombre era...

- ¿Aquella? Jamás lo había escuchado.
- Ese es precisamente el punto, Ran. Ofrecer destinos exóticos, que jamás habían sido escuchados, pero que resultan ser verdaderos oasis lejos de la civilización. Entonces, ¿vas a aceptar?

Me quedé callado unos segundos. No había pensando en conseguir otro empleo tan pronto, pero la verdad es que la propuesta era buena. Además, podía ser una oportunidad para alejarme del tumulto de la ciudad, de despejar un poco mi mente y ordenar mis ideas. No era tan mala idea después de todo.

- ¿Y si digo que sí cuando empiezo?
- Desde ya estás contratado. Así que sales mañana por la mañana. Sabía que aceptarías, así que me tomé la libertad de comprar tu boleto. La nave te llevará solo hasta Magus, apenas en las orillas de Andrómeda. A partir de allí, tendrás que continuar solo. - Kin Bok me extendió un pequeño tubo metálico. Era un cheque. Al presionar un pequeño botón se extendió por completo, revelando su contenido. - Creo que con eso será suficiente para tus gastos. Quizás sería buena idea que compraras un bote en Magus para irte de allí a...
- Espera un momento. Esto es... es mucho dinero.
- Eso es solo para tus gastos, no tienes que regresar lo que te sobre. Al regresar y entregar tu reporte, tu paga será otro cheque por la misma cantidad. ¿Alguna pregunta?
- Sí. ¿Puedo besarte?
El enorme cangrejo sonrió y se levantó. Cuando el pequeño robot se acercó a él, extendió una de sus tenazas. El robot pasó un lector por ella y luego se retiró.
- En otras circunstancias no me negaría, Ran, pero ahora tengo cosas que hacer. Ya pagué y dejé la suficiente propina como para que puedas pedir todo el menú sin que tengas que pagar nada más. Acabas de llegar a Saet y mañana te vas, así que te aconsejaría que te des una vuelta. Es una bonita ciudad.

Después de que Kin Bok se retirara, me quedé allí unos cuantos minutos revisando la información que me había dejado sobre mi nuevo empleo. Aquella, se llamaba el planeta. Habitado, decía, pero no especificaba nada sobre el número o las especies de los habitantes. El mandal es el idioma oficial de la galaxia y las veces que he tenido que salir de ella me he dado cuenta de que incluso afuera se está extendiendo como el idioma dominante del universo. ¿Hablarían mandal en Aquella? Antes de partir a alistar mis cosas para el viaje de mañana, decidí pasar a comprar un traductor... solo por sí las dudas.

Texto agregado el 29-09-2009, y leído por 167 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
25-11-2009 Raudo marcho a leer la continuacion. juanfran
07-11-2009 Impresionante. No me extraña que se te quedase pequeño el cuento de La niña de las basuras. Enhorabuena. Por un momento he podido salir de mi rutina de aficionado a escribir, y probar algo distinto. saludos. q. EVERO
29-09-2009 Interesate historia. La narración es amena y fácil de leer. Me hubiera gustado un final distinto, cuestión de gustos. Saludos. Un placer leerte. 5* Azel
 
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