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Cuando nos dimos cuenta que John habia muerto, ya era muy tarde. Quizás si hubiéramos dado importancia a su repentino dolor en el pecho, la tragedia podría haberse evitado.

Pero no, era más importante para nosotros el final de aquella horrible película porno. John seguramente nos hubiera perdonado; era tan indolente, todo le parecía lo mismo.

Quizás por esa misma razón jamas nos sorprendió cuando una tarde de julio nos confesó que era homosexual.

Esa confesíon tardía (John tenía 83 años), explicó a muchos su predileccíon por coleccionar imágenes de hombres desnudos.

En realidad nuestro grupo jamás había discriminado a nadie; quizás con la única excepción de haber quemado con ácido a un paquistaní, aunque reconozco que estábamos todos borrachos. Recuerdo que apenas si llegue a patear a aquel pobre infeliz.

De cualquier manera John ahora estaba muerto y todas las imágenes de los momentos que habíamos pasado juntos se agolpaban en mi mente.

No podía evitar pensar en la primera vez que lo ví.

El estaba sentado en el piso del baño de la casa de nuestro común amigo Arthur. Recuerdo que le pregunte que estaba haciendo en el piso. John me miro, sonrió y después vomitó sobre mis zapatos.Así comenzó nuestra amistad.

Era un hombre jovial, pese a su insoportable aliento. Recuerdo que cuando alguien hablaba de John el tema siempre despertaba polémica. Algunos decían que era claramente un aliento con olor a pescado de cuatro a cinco meses (no podían precisarlo) de podrido. Esto no era aceptado por muchos ya que en general si bien el aliento tenía cierto parecido con el pescado, en general se acercaba más al aroma que despiden los caños maestros cuando hace mucho calor. Yo no participaba nunca de tales discusiones, para mi era muy desagradable hablar de aquello a la hora de referirse a un amigo. De cualquier forma para mi el aliento de John tenía algo de artístico, yo me preguntaba como podía alguien tener uno como el suyo. Obviamente no podía ser natural, detrás de su fétida sonrisa había un creador.

John, es cierto, nunca fue muy sociable. Incluso era reacio a hablar conmigo. Recuerdo que en cierta ocasión para no dirigirse a mí, se bajo del colectivo a diez cuadras de su casa. Cuando al otro día al verlo le increpe su conducta, su única reacción fue encogerse de hombros y pegarme un puntapíe en la ingle.

John era así, imprevisible y sucio.

Pero creo que en el fondo me apreciaba. Mi analista, de todas formas lleva años dicíendome que no tengo evidencia alguna del pretendido afecto de John por mí. A decir verdad Peter, mi psicólogo me ha dicho que yo me he inventado una amistad con John como sucedáneo de mi falta de relaciones sexuales. Según él, mi psiquis enferma se niega a reconocer la agresividad de John. Yo por el contrario sé por que era rudo conmigo; así son los hombres, cuando se dan cuenta que son mujeres. Supongo que la violencia de John era parte de su indolencia, todo le daba igual. Tratarte bien, tratarte mal, no tratarte, patearte. Ser comprendido o no ser comprendido era lo mismo en su confundida escala de valores.Y como todo le daba igual, para él, quererme podía ser odiarme o viceversa, en definitiva; le daba lo mismo.

El hecho de que me golpeara con frecuencia no impidió, por otra parte que al morir su abuelo paterno, me pidiera que asumiera el costo del sepelio.Tal gesto de confianza no puede surgir de quien te odia. Es cierto que aquel endiablado sepelio me llevo todos mis ahorros,pero me sentí tan bien. Pensé que aquello nos acercaría.Tal ilusión no duro mucho, al otro día junto con sus apestosos amigos me propino la golpiza más dura que recibí en mi vida.

Pese a todo los años pasaron y las viejas rencillas se fueron olvidando.

Coincidimos en varias fiestas y actos públicos.
Primero apenas si nos hablábamos, luego empezamos a charlar más seguido hasta que nos amigamos por completo. No fue algo fácil, su tendencia a quedarse con mi billetera realmente me sacaba de quicio.Yo sabia de su problemas con las drogas, pero nunca quise hacerme cargo de sus gastos.

Cuando nos confesó a todos su homosexualidad todos temimos que fuera otra de sus jugarretas. Pero en el fondo sabíamos que su predileccion por el rosa, sus ropas extravagantes y su colección de discos de Freddy Mercury, no eran hechos aislados.

Lo seguimos tratando, pero para algunos la imagen de John ya no era la misma. Hoy en día la figura de un homosexual es mas aceptada, pero un homosexual con mal aliento, eso es otra historia.

En el momento de su muerte nos hallábamos festejando su cumpleaños número 85.

Alguien quiso traer una película porno. No nos opusimos, todos eramos hombres (o algo así) y nos pareció que sería divertido.
John estaba de lo más animado, pero de pronto se sintió mal.

Nadie le presto atención.
Fue el olor a podrido lo que nos alertó.
Encerrado en el baño ,encontró su fin. Solo, como le gustaba estar. Con su mirada perdida. Una sonrisa idiota le coronaba el rostro. Su puño estaba cerrado, quizás fantaseando en el ultimo minuto con darme un golpe.
Lo siento viejo amigo, pensé, hasta aquí llego tu rabia.
Todos se agolparon a verlo, no lo lamentaban, más bien le reprochaban su habitual falta de sociabilidad.
Morirse en una fiesta es de pésimo gusto.
Lo miraron un rato, y de pronto sin darse cuenta se embarcaron en una conversación muy familiar para todos.
Pobre John, su aliento generó aquella noche una última discusión.

Texto agregado el 09-10-2009, y leído por 113 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
09-10-2009 Me ha gustado este cuento con cierto matiz de humor.Bienvenido. almalen2005
09-10-2009 hay gracias por inviutarme,me gusto tu historia,tiene una cuota de buen humor y bien narrada ********bienvenido a la pagina azul,espero disfrutes de muchos momentos gratos shosha
09-10-2009 se ve que eres un buen tipo, fiel e inteligente. ES bueno tu trabajo; sin embargo debes oncetar que es lo principal en esto, para mi sería la amistad, el mal aliento no sé...Con respeto SAMBO SAMBO
09-10-2009 Amigo, muy conmovedora historia de la triste realidad que enfrentan las personas que tienen distinta forma de pensar con respecto al sexo, nunca se deberia juzgar este tipo de comportamiento porque todos somos hermanos y aunque no nos gustes tenemos que comprenderlo como seres pensantes, yo lo acepto de ese modo, gracias por tu invitación y cuenta con una amiga venezolana, un beso rafaela66
09-10-2009 Ja! Me divertí mucho. Esa onda de película yankee es muy atractiva. Tiene también algo de "comic". Imagino este cuento con ilustraciones insertadas. Buen trabajo, Henry! Adelante con los "aportes". Tarambana
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