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Inicio / Cuenteros Locales / yuukoichihara / \"Las espinas de la rosa-La pelea de las señoritas y la mimada cenicienta-.\" Capitulo 7

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“Las espinas de la rosa”
-La pelea de las señoritas y la mimada cenicienta-
VII

-Desde el sitio donde nos encontrábamos Leí y yo, miramos a las alumnas que estaban dispersas, además de que yo nerviosamente buscaba a Mónica y a Judith; efectivamente como Vanesa nos había advertido, Judith se encontraba con ella en un extremo además de que era rodeada por otras alumnas de tercero que no eran internas y del otro lado, es decir del lado derecho a como estábamos estaba Mónica con Brenda además de mi gran nueva amiga Irais que al verme me sonrió con cierta malevolencia.
Para nuestra suerte, Ivonne y Alejandra ya habían llegado y como lo había prometido Vanesa les aconsejo para que trajeran nuestras bandejas de la comida. Sentí, mientras caminaba que una mezcla de sentimientos se enrollaba en las miradas que teníamos frente a nosotras, no quería mirar, así que retire un poco mi silla y tome asiento.
Leí se afianzo a mi lado, así que podía estar un poco segura, ya que yo estaba de espaldas a ellas así que un contacto visual era casi imposible a menos que ellas se levantaran de sus asientos. Las platicas de otras alumnas llenaban ese espacio y me alegraba, hubiera sido realmente patético el que un silencio bastante lúgubre se hubiera establecido apenas había entrado.
La comida era apetitosa y mas cuando venias de un día algo no tan duro de clases, a pesar de que era el primero de muchos que pretendía pasar en ese sitio.
Seguimos la platica entre nosotras, aunque debo decir que sentía mi cuerpo estremecerse cuando el chirrido de una silla se escucha, ya que eso dejaba dos posibilidades, las cuales eran que Mónica o Judith se habían levantado de sus asientos, claro que era algo idiota, ya que al ver que otras posibilidades como que otras 60 alumnas estuvieran en la cafetería se dejaban ver u otras salían fuera etcétera, ya no sentía tanto temor, además de que usaba los ojos de Alejandra y de Ivonne para que me alertaran de cualquier anomalía a mis espaldas.
Lamentándonos acerca de la tarea que teníamos para ese día, decidimos ir a la biblioteca todas juntas, así que tampoco estaría sola.
Al terminar de comer, Leí y Alejandra llevaron las bandejas mientras me quedaba con Ivonne en al mesa.
-Sabes que no puedes esconderte por siempre, ¿cierto?, además ellas te están observando, el ignorarlas creo que es una mala idea.
-Pero, no se que hacer, además ¿que otra cosa se puede hacer en estos casos?- le respondí.
-Lo mejor seria que hablaras por separado con las dos y de aquí se pueden derivar tres posibilidades, según lo que he analizado, ¿quieres escuchar mis hipótesis?- me pregunto
Le dije que si quería escucharla, lo que mis oídos llevaron como sonidos y fueron interpretados por mi cerebro como palabras, me sorprendieron, pero me asombro mas la forma en como Ivonne decía estas cosas, era como si se tratara de un juego de RPG, en el cual los resultados pueden variar respecto a la habilidad del jugador, al menos así me sentía.
-Bien, hipótesis a, tu les cuentas que no quieres a nadie; respuesta, ellas te hacen la vida de cuadritos siguiéndote molestando hasta que cedes. Hipótesis b, tu les dices que puedes estar con una, respuesta, ellas llevan este asunto a un guerra que prácticamente te saca de quicio, pero como te sentirás moralmente culpable no podrás detenerla hasta ver quien gana, además de que las amigas de ellas te odiaran a muerte gane quien gane, y tu…… finalmente cedes. O la hipótesis c, te enamoras de las 2 y finalmente cedes.
“¿Esto era sacado de una historia de manga o algo así?”, era lo que pensaba, sin embargo no me atrevía a preguntarle acerca de cómo había sacado esas conclusiones, aunque no hizo falta ya que parecía adelantárseme en mis pasos leyéndome los pensamientos, para decirme:
-Mis deducciones las saque de una manga, así que no te preocupes, no hay respuesta incorrecta ya que no hay pregunta correcta, pero………finalmente cedes. Y recuerda las situaciones del manga son para ser usadas así que es como una verdad paralela.
-Menos mal, yo me estaba preocupando de que algo saliera mal.- respondí con cierto tono sarcástico.
En eso llegaron Leí y Alejandra y nos levantamos de nuestros asientos Ivonne y yo caminando sin voltear la mirada, salimos de la cafetería y caminamos hacia los dormitorios, donde subimos al tercer piso, donde cogimos nuestros útiles que usaríamos para ir a la biblioteca. Después nos encaminamos hacia la salida.
Cuando abrimos la puerta pude ver que desde lejos se veía nada menos y nada mas que Mónica que venia caminando sola con su cartera negra en la mano derecha, me vio, lastimablemente no podía cerrar la puerta y prácticamente huir y mas con las hipótesis de Ivonne sacadas de un manga todas me miraron y decidí no escapar, camine por delante mientras Leí estaba a mi lado. Ivonne y Alejandra detrás de nosotros. La figura de Mónica era casi angelical por el brillo que irradiaba con los rayos del sol que la golpeaban, asimismo la piel blanca como la nieve de ella le daba un grado de magnificencia. Parecía que mientras mas nos acercábamos, ella detenía gradualmente su paso sin embargo nosotras pasamos a lado suyo y mis labios solo pudieron decir, “Buenas Tardes, señorita Mónica”, ella devolvió el saludo algo extrañada y cuando estábamos a unos cuantos pasos delante de ella, se escucho su voz:
-Natalia-me volví a verla- ¿Por qué estas enojada?, es por Irais, ¿cierto?
-¡¿Eh?! la verdad no se de que me habla, así que nos vemos.
-¿Puedo verte mas tarde?- me pregunto cuando ya me disponía a caminar junto a mis amigas.
-Voy a estar ocupada, así, que…. no puedo, nos vemos.- respondí.
Mi siguiente acción, la verdad no se porque se produjo, solo se que mis pies se echaron a correr, mientras escuchaba la voz de Leí que me gritaba:
-¡Nat, espera!, no corras.
Me detuve ya cuando estaba algo lejos de donde Mónica se encontraba, y al ver a mis amigas que venían detrás de mi también pude notar que ella no se inmuto siquiera y vi como su silueta se adentraba en la puerta de los dormitorios.
Nos dirigimos a la biblioteca y nos adentramos muchos estantes con libros, era lo que se veía a los lados, un escritorios de madera con un computador que fungía como recepción aquel conjunto, además de mesas enfrente de los estantes.
A la derecha al fondo se encontraban los sanitarios con paneles en el techo con una iluminación clara para poder estudiar. Pasamos de largo a una de las mesas y nos dirigimos a la recepción donde nos registramos y pedimos informes de donde podíamos encontrar los libros que nos servirían, la señora que estaba como bibliotecaria nos indico como iban colocados los estantes, además de que en la tabla de que del lado izquierdo habían anaqueles de nuestro tamaño de metal donde se encontraban los ficheros bibliográficos de los libros por si queríamos consultar.
En las columnas que había en la construcción un letrero de “silencio, por favor” estaba colgado. Algunas colegiadas ya estaban en las mesas consultando libros, y para variar eran otras que no eran las internas, de todos los grados, aunque no había demasiada gente. Todas buscamos lo que necesitábamos y al terminar de hacer nuestro deberes nos dirigíamos de nuevo a los dormitorios, no me había dado del paso de tiempo, mi reloj marcaba las 6:10, el sol se estaba ocultando nuevamente y algunas de las luces de los postes que están al costado del caminos de adoquines se estaba encendiendo.
Una parvada de aves cruzaba el cielo, señalando que prácticamente ese día había culminado. Lo que sigue fue de lo mas normal, fuimos de nueva cuenta a los dormitorios y esperamos en la habitación de Alejandra e Ivonne a que dieran las 8:00 de la noche para poder ir a la cafetería a cenar, en eso platicamos de cosas sin sentido. Así lo hicimos, todo era ya tan normal como si no hubiera pasado nada, de igual manera Vanesa sentada con Judith y Brenda con Mónica.
Regresamos a los dormitorios y no paso nada sorprendente, me puse mi pijama rosa, Leí su pijama azul y esta vez logre conciliar el sueño. Las clases del día siguiente comenzaron luego de mi ducha matutina y mi desayuno, aquí conocimos a las maestros de arte, de taller de lectura y redacción, de educación para la salud y lógica, materias e historia universal que tendríamos ese semestre.
La semana pasó con las materias, las tareas y todo lo que me mantuvo absorta y en mi mundo ya que no tenía más que pensar.Solo se que esa noche al regresar, saque del bolso de mi saco la flor que me había dado Mónica y que recogí de las manos de Vanesa, colocándola en el cajón de mi escritorio y pensando que era lo que estaba pasando ahora a mi alrededor.
En este punto no queda mas que decir, ya que la semana se fue rápida a partir de ese día, todo iba perfecto, sin embargo, no hay perfección que dure para siempre, ya que mi nueva aventura comenzó en el inicio de mi primer fin de semana en la escuela Lillian.

Texto agregado el 11-12-2009, y leído por 84 visitantes. (0 votos)


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