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La leyenda del León Capitulo 6: El tratado de paz

Continuación del capitulo cinco de la leyenda del León: El fin de la historia y el comienzo del viaje

Las dos enormes bestias se miraban fijamente al igual que sus convocadores estudiándose una a la otra
-Parece que hoy no me as llamado solamente para hablar un rato Helios-
Dijo el gran monstruo de luz de luna
-No, hoy tendremos que combatir-
-Bueno, de todas formas me hará bien ejercitarme un poco después de tanto tiempo sin hacer nada-
En cambio, Virus decía con su estoica voz
-Mayun Duram asegúrate de que ni sus huesos queden-
A lo que la gran bestia negra respondió con una pertubadora sonrisa
- Ni sus sombras quedaran, después de esto sus almas no verán la luz de nuevo-
Apenas terminaron estos comentarios ambas bestias se lanzaron en un frenético choque que hizo temblar los mismos cimientos del castillo, mientras los maestros hechiceros preparaban complejos encantamientos en un antiguo lenguaje arcano, que por lo que pude observar en las caras de los otros magos muy pocos reconocían, la mayoría de ellos ancianos u elfos.
Las dos bestias se lanzaron en una furiosa embestida que hiso temblar el lugar entero, pero Mayun Duram lo abrazo con sus cuatro extremidades y comenso a apretarlo fuertemente.
De pronto escuche a Helios exclamo
-¡Sácalo de aquí o destruirán el castillo! Apúrate Luminos-
En cambio yo pense "¿El castillo? Si la pelea no continuaba en otro lado todos los presentes nos veriamos implicados ¡Podriamos ser aplastados facilmente por aquellos gigantes en cualquier momento!"
Despues de forcejear un poco la gran criatura blanca se solto de los cuatro brazos de su enemigo y le pego un implacable puñetazo en la mandíbula a la negra bestia lanzándola a las afueras destrozando el gran portón de acero y de esta manera sacandolo fuera del hall, seguidamente este lo siguió, pero apenas puso un pie en el portal recibió el contraataque de su oponente, sus dedos se habían convertido en unas largas lanzas sombrías que intentaron atravesar a su objetivo pero la coraza debió ser demasiado dura ya que estas rebotaron, pero eso no quiere decir que Luminos quedo indemne ya que este retrocedió y su enemigo aprovechando ese tiempo reformo nuevamente sus cuatro brazos esta vez transformándolos en martillos que golpearon con increíble furia doblegando a la bestia de luz que lanzo un grito de dolor cayendo al suelo
-Estupido-
Se mofo Mayun Duram mientras caminaba hacia Helios que se encontraba recitando su conjuro tranquilamente, como si no notase la amenazante presencia que ahora lo apuntaba con cuatro aserradas espadas que se elevaban maquiavélicamente hacia su objetivo
-¡Adiós viejo!-
Despotrico la monstruosidad, pero antes de que pudiera hacer algo, un poderoso brazo que entre la oscuridad parecía de plata pura, lo atrapo por los cuernos y lo lanzo nuevamente hacia las afueras del portal haciendola chocar contra el piso tan fuertemente que este se resquebrajo completamente y causando un pequeño temblor que hiso perder el equilibrio a unso cuantos de los presentes, aunque a Virus y a Helios no les ocurrio nada, seguian inmutados recitando sus encantamientos
-¡Tu enemigo soy yo bestia estupida¡ Ni siquiera te atrevas a mirar a otro lado mientras luchas conmigo-
Rugió la bestia guerrera
-Cállate, maldito metido deberías haberte quedado acostado…-
Pero la sombra se callo rápidamente puesto que Luminos desenvaino las dos grandes espadas que tenía ceñidas en la cadera cortando de un solo movimiento las cuatro extremidades de su oponente para luego dejarlas caer al piso, que se quebró ante el peso de las armas, para seguidamente tomar el gigantesco mandoble que tenia en su espalda y lanzar un potente golpe decisivo, pero la hoja fue detenida a escasos centímetros de la cabeza de Mayun Duram, sus caídos brazos se habían transformado en unas gruesas cuerdas oscuras que ataban su espada con él cuerpo de su portador de una manera tan enrevesada que la gran arma fue devuelta con gran potencia y dándole en el hombro a su propietario causándole una profunda herida de la que manaba una espesa sangre roja. Lo aterrador comenzó segundos después, el monstruo negro empezó a regenerarse a una velocidad monstruosa, devolviéndole sus brazos en cuestión de segundos
- Deberías tener cuidado con tu espada, es de doble filo, así que eso no impide que se ponga en tu contra ¿sabes?-
-Cállate, tu aliento apesta-
Dijo Luminos pero solo logra que la bestia se riera en carcajadas
-Eres muy mal perdedor, no puedes ganar, las sogas que te atan son tan duras como el acero e increíblemente maleables, mientras más luches ellas simplemente se estirarían más y más impidiéndote escapar, aparte ¿Ya viste mi regeneración? Que puede hacer una torpe bestia lunar contra todas las sobras, es de noche, así que como seguramente sabrás, mi poder aumenta a niveles inimaginables, yo que me alimento de la oscuridad no podrá ser vencido por alguien como…-
Pero de nuevo tuvo que tragarse todas sus palabras ya que la gran espada brillo con tal fuerza que encandilaba la vista, de esta manera corto las cuerdas y partió a la mitad a Mayun Duram desde el hombro hasta el suelo
-Te dije que te callaras, tu aliento estaba empezando a marearme ¿Sabes?-
Gruño nuestro caballero luego prosiguió más tranquilamente mientras le pegaba una terrible patada en la cara a su enemigo que se estrello contra una casa cercana destrozándola completamente
-Tú eres una criatura de las sombras y muchos saben que es una locura enfrentarse a una de noche, pero tu mismo lo acabas de decir y ¿Realmente no te diste cuenta? Yo soy una bestia de la luna-
Y esta vez señalo hacia negro cielo, más puntualmente a la gran luna llena
-Enfrentarme a mí mientras el disco plateado esta completo es suicidio-
Y paro unos segundos para sonreir y decir
- En cuanto a tu regeneración, te cortare tantas veces que maldeciras el echo de ser una abominación tan resistente-
Mayun Duram se levanto, pero en esta ocasión no se reía, sino que miraba seriamente con sus múltiples ojos a su oponente, y desplegó sus enormes alas y esto daba la impresión de que el negro monstruo crecía, pero nuestro campeón no retrocedió ni un paso, era como una estrella entre aquella enorme cantidad de sombras.
Mientras, los dos hechiceros culminaban sus complejos encantamientos, unos grandes círculos mágicos aparecieron debajo de ellos, el tamaño de aquellas apariciones debía de ser de aproximadamente cuatro metros desde el centro, él de Helios brillaba con un intenso dorado, en su interior tenia algo parecido a tres lunas que se superponían entre si mientras que estas estaban rodeadas de complejos signos que giraban en torno a ellas con gran armonia, él de Virus solo contaba con un solo círculo , pero este era similar al sol y brillaba con un profundo color escarlata, casi como si fueran llamas, también poseía símbolos arcanos en su interior pero estos estaban en desorden y no compartían la sutileza del de nuestro mago, pero en cambio estos mostraban de alguna manera más fuerza.
Ambos combatientes se observaron unos a los otros fijamente, comprobando cada movimiento o palabra que salía de los labios enemigos, como si quisieran prever que haría a continuación su contrincante. En eso creí escuchar una voz detrás de mí, era la de aquel mago elfo con el que había tenido aquel pequeño pleito, la impresión que me dio su cara no la puedo describir, pero creo que estaba entre el terror y admiración, para entender lo que dijo tuve que esforzarme bastante porque era casi un susurro
-Demonios… si unas magias de esos niveles colisionan todo el lugar se vendrá a bajo-
Todavía no había terminado de entender a lo que se refería Eristos para cuando escuche la tormenta, comenzó a llover de improviso, los rayos surcaban los cielos como brillantes serpientes cada vez más cerca del suelo, si bien nosotros nos encontrábamos en la entrada principal adentro del castillo y estábamos seguros del mal tiempo algo empezó a darme mala espina, esa tormenta apareció demasiado de improviso, de la nada, entonces dirigí mi mirada hacia los dos hechiceros y lo comprendí ¡Ellos lo habían causado! Pero mi error fue rectificado por lo que escuche de Virus
-Poder controlar los elementos naturales de tal manera, tú poder como mago supera por mucho mis expectativas, viejo-
¿Realmente el anciano estaba haciendo esto? ¿Tanto era su poder? Fue lo que cruzo por mi mente a la velocidad del trueno, pero el mago negro no terminaba de hablar todavía
-Sin embargo, tus esfuerzos serán en vano, no puedes derrotarme-
De pronto tan rápido como la aparición de la tormenta innumerables columnas de llamas se alzaron del suelo hacia el cielo casi como si lo estuviese desafiando. Aquel escenario de alguna manera tenía algo atrayente, antinatural, era el choque unas fuerzas increíbles, por un momento olvide la pelea y una gran emoción me embargo desde lo más profundo de mi ser, algo extraño se estaba apoderando de mí, una locura salvaje, era un sentimiento que provenía de mi corazón, quería luchar, quería luchar contra aquellas potencias, no por la furia de lo que le habían echo a mi reino, no por venganza, no por mis heridas, solo ansiaba pelear, y a cada segundo esas ansias se fueron transformando en una necesidad cada vez más ferviente. Entonces una voz me hablo
-Deseas lo mismo que yo, la ferviente necesidad de combatir, de probar hasta donde puedes llegar, de luchar hasta el final y perecer en el sagrado campo de batalla, muy bien, desde ahora te acompañare, pero no hay tiempo para más palabrería nuestro enemigo se encuentra allá adelante ¡Vamos!-
Era una voz conocida, me parecía haberla escuchado antes, pero no pude recordar donde ni a quien le pertenecía, no, decir eso seria un error, en realidad no me interesaba, solo me importaba una cosa y esa era llegar hasta Virus y desafiarlo, así que me levante tambaleándome y grite tan fuerte como no lo había echo nunca, pero lo que salio de mi garganta no fue mi voz sino que fue un gran rugido que resonó por todo el lugar opacando todos los demás sonidos, de pronto tuve todas la miradas encima mío, las sentía como flechas que me escrutaban escrupulosamente incluso creí escuchar a unos que exclamaron “perdió la razón” o “se volvió loco el pobre”, pero no me intereso y me dispuse a seguir caminando cuando escuche un gran vozarrón que grito
-¡Alto hay todo el mundo!-
Aquella voz era completamente desconocida para todos, así que nos detuvimos al unísono y observamos perplejos a quien se encontraba en el umbral, fue una escena graciosa ya que incluso las dos grandes bestias lo observaron impresionados, ya que ellos al estar luchando al lado de la puerta tendrían que haberlo visto aparecer, y sin embargo estaban tan impresionados como todos nosotros, o al menos eso fue lo que pensé.
El extraño individuo era así:
Era alto, rubio, ojos azules, bien parecido y tenia una expresión calmada, en ella no podía verse o más bien definirse su edad, ya que parecía joven pero al mismo tiempo viejo, pero lo que más nos sorprendió fue la imponente armadura que portaba, era una coraza de combate completa, esta brillaba con un dorado intenso y una pureza sin igual, también tenia un dibujo de una especie de serpiente marina que se extendía por toda la protección, el color de la “serpiente” era de un zafiro que hacia recordar inevitablemente al mar, de él emanaba un extraño y mistico poder.
Bueno como iba diciendo, aquel individuo se encontraba hay en el portal observándonos y a los pocos segundos volvió a repetir, pero esta vez más suavemente
-Deténganse, que la lucha termine-
La mayoría miro primero a Helios y luego a Virus que enseguida se detuvieron y exclamaron en voz alta
-Reversa Magicas-
Las enormes convocaciones se desvanecieron en el aire casi como si nunca hubiesen estado hay
Después de unos segundos de silencio nuestro maestro mago dijo con un dejo de sorpresa
-¿Qué viene a hacer a nuestros humilde aposentos el gran rey del mar?-
-Eh venido en nombre de mi hermano a decir que se para esta locura, el rey dragón a echo un acuerdo de paz con la gran Quimera-
Fue la respuesta del recién llegado, aunque tarde un poco en terminar de interpretar aquellas palabras y cuando lo termine de hacer un enorme “¿Qué?” fue lo que paso por mi cabeza así que no pude contenerme y le grite
-¿Acuerdo de paz? ¿De que clase de mierda estas hablando? Después de todo lo que ocurrió ¿Crees que aceptaríamos algo como eso? Aparte ¿Quién demonios te crees? Apuesto que tus palabras no son más que mentiras ¡No puedo creer que nuestro señor halla aceptado tal cosa como un tratado de paz! ¡Y menos después de lo que Demoner nos hizo!-
E iba a seguir diciendo cosas, pero me detuve al ver al extraño y la visión fue horrible era como si hubiese echo enfadar a un ser superior, algo que tenia un poder fuera de mi comprensión, su presencia se elevo hasta llenar toda la sala, de pronto me falto el aire y caí arrodillado luchando por respirar, no era para nada parecido al extraño frio que aparecia al lado de Virus, esta era una extraña presión que aplastaba mi pecho, levante mi mirada y cuando lo vi, recordé en cierta ocasión cuando habían echo enojar a nuestro señor, y como los que estaban delante de él eran derribados por el miedo, era la misma sensación de peligro, mi mente le gritaba a mis piernas que se levantaran y escaparan pero no era capaz de moverme de mi sitio, me encontraba como una pequeña presa que va ser devorada por un inmenso monstruo y no puede hacer nada para evitarlo.
-¿Acaso te atreves a dudar de mis palabras? Tu joven insensato-
Aquellos terribles ojos no salían de encima mío y cada vez tenia más miedo.
Sin embargo, o al menos a mi parecer, perdió el interés en mí y miro hacia los costados como si estuviese buscando algo, para luego decir
-Parece que soy el primero, los otros llegaran dentro de poco-
-¿A quienes se refiere?-
Pregunto Helios
-A mis hermanos, así que los esperare aqui-
Y después de decir esto, comenzó a caminar y se sentó en un taburete que estaba al lado de una columna, y se recostó contra ella y cerro los ojos.
Por un tiempo indefinible todos los presentes nos lo quedamos observando olvidando por completo la lucha entre los dos magos.
Entones note que Virus se daba media vuelta y se disponía a irse, pero no había dado dos pasos para cuando la voz del extraño sonó
-No te vayas, mi hermana también se encuentra en camino, y supongo que deseara verte-
Aquellas palabras suaves fueron suficientes para que, nuestro enemigo se sentara en el mismo lugar que estaba parado.
Todos lo miraron despectivamente e incluso algunos lo maldicieron al negro encapuchado, pero yo no pude conformarme con eso, todo lo que nos había echo paso como un relámpago por mi cabeza, haciéndome perder el control, desenvaine mi espada y con un grito de guerra me dispuse a partirle la cabeza en dos, mi repentino ataque había tomado por sorpresa a todos ni siquiera ese bastardo podría defenderse de eso, pero cuando estaba a dos metros de él, algo helado me atravesó mi hombro izquierdo desde la espalda, instantáneamente, mi espada cayo y igualmente el frió avanzo por todo mi cuerpo, primero mire a Virus pensando que habia sido él
-Tu… no… no puede ser…-
No podía ser él, el ataque vino desde atrás así que me di vuelta, en eso, pude ver las anonadadas caras de todos, aterrados, sorprendidos incluso estaban los que parecían no entender que había ocurrido, hasta que di con su rostro, el rostro del extranjero me miraba con expresión impresionada y al mismo tiempo divertida. Acto seguido mire mi hombro, se encontraba atravesado por lo que parecía una enorme estaca de hielo
-¿Qué…?-
Pero antes de que dijera algo más la helada arma se redujo a agua que envolvió la herida y la curo completamente.
Helios se acerco rápidamente y me miro preocupado, pero yo con la mirada le hice comprender que ahora me encontraba bien, es más, ya no tenía rastro de dolor
-La mayoría de la gente caería al instante debido al shock de la herida, pero tú te mantuviste de pie. Interesante.-
Era él extranjero que me seguía observando, parecía divertido con la situación
-Ahora ¡aléjate de Virus! Y vete a sentarte por hay-
Mecánicamente asentí y camine hacia el centro del hall y me deje caer de golpe
-No intentes hacer otra estupidez como esa-
Prosiguió
-No es como si tú fueses rival para Virus de todas formas-
Enojado con aquel extraño me queje en voz baja, pero Helios que se había sentado al lado mío comento, en voz baja, casi inaudible
-No deberías culparlo de nada, solo a tus tontos impulsos coléricos, además, él te acaba de salvar la vida-
-¿Qué dices?-
-Apenas habías comenzado correr contra tu enemigo, Virus ya tenía planeado matarte-
-¡No digas tonterías! Es imposible que se defendiera de mí en ese momento.
Entonces él anciano me miro directamente a los ojos, y pude apreciar los suyos que eran de un azul claro me miraban serios
-Realmente eres joven…-
-¿Qué quieres decir?-
-Quiero decir, mi amigo, que tu sombra te hubiese asesinado antes de que lo hubieses siquiera tocado-
Lo mire perplejo por unos segundos
-¿Qué mi sombra me hubiese…?
-Así es, de hecho esta estuvo a punto de atravesarte con su oscuro acero. Esa lanza de hielo, no fue más que una advertencia para los dos-
-¡Pero casi me mata!-
Exclame indignado
-¡Oh por favor, no seas ingenuo! Si él hubiese querido matarte, créeme cuando te digo que ahora no estarías hablando con migo, aparte él te curo la herida con su magia de agua-
Lance una mirada de exasperación al techo, y con eso trate de sacarme todos los pesares del día, pero no pude lograr otra cosa que recordar todas aquellas fatídicas horas, comenzaba a desesperarme, tenia a uno de mis más mortales enemigos delante de mí ¡Y no podía hacer nada al respecto!
-La debilidad es mala ¿No es cierto?-
Una voz que parecía proceder de todos lados y de ninguno al mismo tiempo me hablo tranquilamente, era la misma que me ha había impulsado a pelear contra el hechicero negro.
Mire hacia los lados pero nadie parecía haberla oído, incluso Helios se encontraba mirando al extranjero, perdido en sus pensamientos
-No digas nada acerca de que me escuchas ¡Todavía no es el momento!-
Prosiguió la voz
-Volveremos a hablar más tarde y te aclarare quien soy. Ya se acercan, ni una palabra de esto, ni siquiera a ellos-
Aquella presencia, se desvaneció tan rápido como había aparecido, pero no me inspiraba desconfianza, es más, me hacia recordar a alguien importante, pero no podía terminar de darme cuenta de quien
- En cualquier caso, Helios ¿Quien demonios es ese tipo?-
le pregunte tratando de aclarar algo de mis dudas, pero el anciano ya no me estaba prestando atención a mi, sino que todos sus sentidos estaban dirigidos hacia otro lado
-Llegaron-
se dijo, más para si mismo que para que yo lo escuchara
Segundos después una exclamación general me sorprendió, en ella se podian escuchar gritos de miedo, sorpresa, en fin una gran combinación de sentimientos, busque con la mirada la fuente de aquel bullicio, pero cuando lo pude localizar no pude evitar lanzar una exclamación yo mismo, mis ojos no podian creer lo que veian... nueve seres se encontraban en el portal, de ellos emanaban unas auras de poder increíbles que hacian recordar al caballero dorado, pero algunos parecian incluso mayores, todo se empequeñecía y opacaba en comparación a ellos, un sentimiento indefinible me embargo completamente, era algo parecido, a temor y fascinación combinadas.
El extranjero se levanto, los observo con una calida sonrisa y saludo a los recién llegados
-Hasta que al fin llegaron, hermanos míos-

Fin del capitulo seis de la leyenda del León
Continua en el capitulo siete: Las once deidades.

Texto agregado el 05-02-2010, y leído por 177 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
06-09-2010 Muy bueno éste capítulo también, dinámico y llevadero. Grande la batalla de las bestias, en conjunción con la de los magos. Muy bien por incluír ahora la voz extraña en la mente de Rafael; me desconcertaba el hecho de que Baldur ya hubiera muerto y no hubiera pasado nada más. Aunque, claro, con el desmayo... Destaco los sentimientos de impotencia e impulsividad de nuestro protagonista, lo llevan lejos de los prototipos definidos. También, muy buena la descripción del extranjero, y la intriga del final. Tewen
05-02-2010 Me encanta tu estilo, aunque en ocasiones te hagas confuso. Te pasa como a mí, en ocasiones. Te quito estrellas por cuestiones de estilo.3* Zeiden
 
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