Sentía como el corazón se desbordaba de mi pecho, el aliento se me iba. Era un éxtasis, que se desbordaba por todo mi cuerpo. Una sensación inigualable.

Estaba acostada, en su cama, con el cuerpo desnudo, y él a mi lado. Sus labios, habían recorrido todo mi cuerpo y yo el de él. Recostó su cabeza en mi pecho, y cerró los ojos; yo solo lo miraba. Y pensar, que no iba a ir a la reunión de ex compañeros, que estuve a punto de perderme la oportunidad de nacer de nuevo.

La fiesta, comenzó muy temprano, como a las dos de la tarde. Llegue más desganada que nunca; Julia me había convencido de ir, pero la verdad, es que yo, solo quería quedarme en mi cama todo el día. No quería, encontrarme con esos que alguna vez fueron mis amigos, para que me preguntaran que era lo que había sido de mi vida; no quería responder que nada, que yo no era ni nadie, solo mierda.

Entramos y nos recibió Aarón. Nos ofreció sentarnos, pues faltábamos solo nosotros, para echarnos una partidita de domino. Ahí lo vi a el, mi Ángel. Mi corazón se acelero, mis ojos no lo podían creer, el tiempo no había pasado por sus ojos cafés claros, seguía portando su cabello negro al ras. Sonreí como estúpida (que más podía hacer). Me quede parada, con ganas de que me tomara por la cintura, me subiera a la mesa y me arrancara las ropas, entre las miradas y fichas, hacerle el amor desenfrenadamente, como cuando teníamos diez y ocho.

Julia me miro, y me sentó en la silla, antes de que hiciera alguna tontería. Aarón repartió las fichas, -Que comience el juego- dijo mientras ponía la mejor ficha en el centro de la mesa.

Pasaron las horas, y el humo del cigarro se fue incrustando en nuestros pensamientos; el coqueteo entre Ángel y yo, se hacia cada vez mas evidente. Me excitaba; y como no hacerlo, con tan semejante cuerpo, y esos sabrosos labios.

Le hice un gesto con la mano, era la llamada para pasar a retirarnos. Y así lo hicimos; nos levantamos de la mesa, regamos las fichas, y salimos casi corriendo de ahí; me imagino la cara de sorpresa de todos, cuando hicimos eso, pero no nos importo, estábamos a punto de explotar.

Fuimos a su casa, y desde la puerta nos despedimos de nuestras ropas. Explicar lo que hicimos esa noche, me llevaría una semana entera. Terminamos agotados, extasiados. Lo miré dormir, y pensé en él, el resto de la tarde, hasta que el cansancio me venció.

Por la noche, escuche el sonido, de los hielos en una copa de vidrio. Me levante, me puse mi ropa, y lo alcance en la cocina.

-¿Quieres que te sirva una copa de nada?-me preguntó, -Hace mucho que no tomo una; no desde que tu solías hacérmelas, si quiero una por favor- le sonreí. Él, tomo el ron, después el tequila; mezclaba, y probaba los ingredientes, me fascinaba ver como se chupaba el dedo, -Por ultimo, mi secreto-, saco un pequeño frasco de la alacena, y se la hecho a la bebida. Me sirvió la copa, -¡A que yo me la termino antes que tú!- , me dijo santurronamente, mientras tomaba la copa, -¡A que no!-, lo rete; nos empinamos la copa de nada, nunca me la había tomado tan rápido, que su efecto fue instantáneo, me noqueo.

Desperté en mi cama. La luz del sol entraba por mi ventana, me cegaba. Me dolía la cabeza. Busque por todos lados esperando encontrarme con Ángel, pero fue en vano, no estaba. Trate de aclarar mi mente, de pensar que me había pasado. Mis piernas parecían de hule, mi cabeza no la aguantaba, sentía como mi cuerpo se desmoronaba poco a poco.

Tome el teléfono, y marque a la casa de Ángel. Nadie contesto. Todo el día, estuve esperando que me llamara. Nunca paso.

Pensé que todo, había sido solo un sueño, y que eso realmente no había pasado, pero lo sentí tan real, como cualquier brisa de viento matutina. Me atormentaba no poder encontrarlo, lo llamaba constantemente a su casa, pero nadie respondía.

Un día desesperada, llame a Julia, para preguntarle por él. Ella, al principio pensó que era un broma, -¡¿Ángel?!, ¡¿Cuál Ángel?!- me pregunto algo asombrada, - No te hagas la tonta, el que fue a la fiesta de ex alumnos, el que fuera mi novio alguna vez- le replique, -¡¿Te sientes bien Lilia?!, él murió hace años, inclusive fuimos al funeral, ¿qué no lo recuerdas?-, en ese momento sentí como un sudor frío, bajo por mi frente, las imágenes del funeral de Ángel, volvieron a mi mente, el teléfono se cayo de mi mano, mis ojos se llenaron de lagrimas. Julia me gritaba mi nombre, mientras escuchaba mi llanto. -No puede ser posible, si yo lo sentí, lo olí-pensaba.

Camine hacia la cocina, tome una copa, y me prepare una bebida, para sentir su calor nuevamente. Me la empine. Hizo efecto muy rápidamente, pero esta vez, fue por el mismo ingrediente secreto, que uso él, en su ultima copa de nada.