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PAPEL PLATEADO

Doy vueltas el diminuto papel entre los dedos mientras mantengo los ojos bajos; lo encontré por azar, enredado entre los hilos que componen el complicado bordado del mantel que cubre totalmente la mesa. Lo he cogido como tabla de salvación pese a su pequeño tamaño. Quizá sea una forma de evadirme del mundo que me rodea; es posible que inconscientemente crea que es la panacea de los males que me corroen. Lo hago girar entre mis dedos, una y otra vez, incansablemente, hasta transformarlo en una lombriz. Lo retuerzo suavemente, de la misma forma en que desearía hacerlo con otras cosas. Experimento deseos de destruirlo todo, de borrar de mí vista incluso la belleza de la lámpara que como una gigantesca candela, ilumina la vajilla de porcelana.
El pequeño papel se ha transformado en una minúscula bola que gira entre mis uñas esmaltadas y pulidas la noche anterior mientras pensaba en el paso próximo..., se pasea de yema en yema sin ton ni son, como atontado y conocedor de mis intenciones. Lo observo que cambia de dedo y me doy cuenta que intenta escapar y no se lo permito.
Levanto los ojos empañados por un velo que todo lo desdibuja e imagino que así es el mundo de los miopes, de los astigmáticos y de todo aquel que al quitarse los cristales correctores queda en la penumbra visual. Desdibujadamente distingo los contornos del ambiente y una lágrima estúpida e incómoda inicia un baile extraño, se balancea entre las pestañas del ojo derecho, pero no está sola, hay otra que hace lo mismo en el izquierdo; sé que ambas rodarán por mis mejillas, a menos que yo haga algo. Luego darán paso a ese sollozo incómodo y revelador, que pugna por salir desde mis entrañas donde se ha estado gestando desde mucho antes que encontrara el papel. Lo intentan con fuerza libertaria..... Y ante mis ojos, sobre un platillo de cristal está la mostaza y recuerdo tontamente que su frasco indicaba ser la más amarilla del mundo, la mejor, la más apetecida... y me pregunto de qué la hacen, para responderme airada que no es el momento para jugar a las preguntas, consultar la enciclopedia o leer etiquetas. Sé todo el cuento de la semilla y sus aliños, qué más quiero saber, tal vez de sus preservantes. No me importan, no quiero ni deseo nada que pueda durar mucho tiempo, estoy hastiada de todo. Nada me interesa, nada me importa y la paciencia para escuchar explicaciones terminó por acabarse. Tengo claro cómo me siento y por ello mantengo la mirada perdida en ella y juego a desdibujarla, borrándola de mi retina como posiblemente quisiera eliminar otras imágenes.
Estoy comiendo - mentira - engullendo, sin encontrarle sabor ni aroma a un trozo de lomo de cerdo que yace inanimado sobre el plato; está frío porque no me di el trabajo de calentarlo..., simplemente lo coloqué recién salido del refrigerador en el plato azul con bordes de plata y lo trago automáticamente sintiendo que golpea las paredes de mi estómago con su frialdad, la misma que percibo a mi alrededor. Una porción de lechuga mal picada, mal lavada - no me importa el cólera - y sin aliñar, acompaña mi comida gris e insabora. Básicamente es igual a la de ayer, pero aquélla tuvo otro aroma, fue distinta y en otro ambiente. Aquélla la disfruté de la misma forma como ésta se me atraganta y me digo y me repito: era otro día, otra fecha, otro calendario.
Hoy nada es igual: la bienvenida fue un ladrido, las palabras fueron golpes a mansalva que rebalsaron el vaso que contenía la paciencia. Algunos le llaman violencia psicológica; otros, agresión verbal..., para mí era el comienzo del final.
La pregunta fue directa y al grano: " ¿Qué hay de comer “? y mi respuesta antes de ser parida fue arrollada y luego pisoteada con otra:
“¿Cómo? ¿Es que es lo mismo de ayer?, y en seguida vino la sentencia infalible y fatal: " Eres un desastre..., si te sobra comida de un día, eres capaz de continuar dándome lo mismo durante toda la semana", y la perorata culminó con el golpe bajo allí donde más duele, porque es el último del rosario y porque se enraíza en la memoria:
" Más me habría valido comer afuera..."
Callé en vez de responder, me mordí los labios y me dije:
- Cuántas veces, estúpido, te he preparado platillos especiales los que no has saboreado, ni has prestado atención a su contenido y menos aún a su calidad.
Los taxativos “no me gusta” tiraron miles de veces la mejor receta al basurero. Hoy a diferencia de ayer no me recrimino ni me reprendo...; menos aún filosofo en aquello de cómo darle gusto a un hombre que de regreso de la oficina, se trae consigo el mal rato que pasó con el jefe, la trastada que le hizo el socio, el saldo negativo de la cuenta del banco y por qué no, el problema con la amante de turno.
La comida no es el problema: es sólo el medio, la mecánica y la forma de dar rienda suelta a sus molestias y desagrados. La base de todo está en otras situaciones que, siendo ajenas y desconocidas, me atañen, las sospecho... por lo tanto, me golpean duramente.... Y el papel da vueltas entre mis dedos, es blanco por un lado y plateado por el otro, casi hace juego con los platos azules ribeteados en plata; se desliza hasta mi palma y lo atrapo entre las líneas del corazón y del destino. Lo guardo, lo oculto e intento por todos los medios a mi alcance impedir que las lágrimas hagan su natural recorrido, las manoteo, las expulso de mi cara y agradezco al Olimpo no usar maquillaje porque, además de humillada, no podría soportar lucir una cara de payaso triste. No esta noche por lo menos.
Me he descuidado, el papel se ha escapado, arranca de la línea del destino y se inclina peligrosamente hacia la del corazón. Lo miro tontamente, más bien estúpidamente, como queriendo incrustarlo allí donde todo comenzó y donde todo terminará, pero él brinca y se introduce en la copa de vino, bajando hasta el fondo en una suerte de baile acuático. Concentro la mirada en el liquido ámbar e incrédula veo que amistosamente le da cabida en su interior, hasta diría que lo recibe cálidamente, y me pregunto, por qué yo nunca encontré igual acogida para mis comentarios, respuestas o relatos?
La copa es ahora mi objetivo y me pregunto si al beber su contenido también el papel bajará hasta mi estómago, y me respondo que nada me interesa: ni la comida, ni la bebida, ni la compañía. Siento una sensación de hastío, de cansancio y por sobre todo, ese sollozo estúpido que pugna por salir y vuelvo a experimentar esa rabia contenida y sorda para conmigo, y me grito: Cobarde.
Luego agrego hiriente:
- Dilo de una vez y que sea lo que ha de ser, pero continúo muda y esta vez hago girar el pie de la copa. Qué delgado es, qué belleza de artesanía, de una esbeltez magnífica...; se asemeja a una mujer y como ella en su redondez recibe la penetración del líquido de la botella gris, que la inunda avasalladoramente, brincando por sus redondeces y por todos y cada uno de sus rincones. La envuelve a su antojo como cuando un hombre desborda su pasión y ama más allá de la simple penetración vaginal. Sí, al igual que la copa y el vino, quiero el amor pleno, el que me robó quién sabe qué cosa, quién sabe qué persona y por sobre todo, quiero borrar de mis papilas gustativas el sabor amargo de la injusticia y de la falta de comprensión.
Tomo la copa de cristal por su esbelto pie, la levanto hasta mis ojos nublados y a sabiendas de lo difícil que será tragar su contenido porque desde mis entrañas pugna por subir el sollozo, brindo por mi cobardía o por mi valentía y despego los labios para besarla, mientras el diminuto papel inicia su camino hasta mi estómago y el alcohol del vino se incorpora rápidamente al torrente sanguíneo dándome una sensación de calor y de fortaleza que antes no tenía.
Levanto la mirada por sobre la copa vacía y busco al otro comensal del señorial comedor: no lo hago con la intención de brindar por una buena cena, por supuesto que no. Ha llegado la hora de saber el resultado del aliño, ese especialmente preparado para él con el polvo que contenía el diminuto papel plateado, el mismo que transformado en una minúscula bola, ha desaparecido en mi estómago para siempre y con él… la única prueba de mi delito.
Mis problemas han terminado, mañana será otro día.


















Texto agregado el 11-04-2010, y leído por 208 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
11-04-2010 ESPECTACULAR malaya
 
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