" NO SE NECESITA UN CUCHILLO FILOSO
PARA VACIAR LA MENTE DE MALDAD, PUES
LA MALDAD YA PERTENECE A LA MENTE '' .


Estaba alvarito sentado en la puerta de su casa, esperando quizás a alguien que no llegará. Corre un silencio tormentoso en su mente, el mundo era insignificante a su corta edad. Las hormigas se convierten en papel y lápiz formando caminos de nuevas preguntas.

Estaba alvarito sentado en la puerta de su casa, esperando quizás a alguien que no llegará. Los niños del barrio se burlan de el, su pálido color de piel resulta ser método de burlas constantes. Alvarito no escucha, pues, el espera a alguien que quizás no llegará.

Con ramas interrumpen su mente adormecida, no entiende nada, el siente que no ha hecho nada para que ellos le hagan tales cosas. Alvarito baja la cabeza, no siente dolor.

Su madre lo llama a comer, con resignación se levanta y cierra la puerta, el pasillo esta oscuro y el piso cruje al pisar de sus pies. Camina con dirección predeterminada allí los esperan sus cuatro hermanas y su madre a compartir un trozo de pan con un vaso de leche. Según alvarito, es lo más delicioso y bendito que le pueden brindar en aquel momento.

En la sala ya no están las herramientas que por costumbre solía jugar y el póster de madona esta roto en mil pedazos, sus huellas de pegamento aún se exhiben en la pared, la manta que cubre la ventana hace de la habitación un lugar de penumbras donde los recuerdos golpean fuertes y sin compasión. Sentado en un bloque de cemento debajo de la ventana de aquella habitación de penumbras juega alvarito con palos de fósforos formando figuras, algunas de ellas se desarman por la leve corriente de viento que entra por la ventana, en ese instante una cruel y espontánea lagrima transita por su mejilla izquierda, la seca con su chaleco de lana azul. Junta su cabeza a sus piernas y se duerme.

Despierta acostado en su cama, con sus pantis de lana negra. Descubre que están todos dormidos. Alvarito no tiene sueño, esta desvelado. Observa a las ratas como caen en las trampas, en ese instante su mente se cubre de malos sentimientos, pero alvarito no es malo, aún así camina a la cocina con decisión. Al llegar sustrae del cajón un cuchillo filoso y trampas para ratas, avanza hasta la puerta del patio y traspasa las calaminas para llegar a la casa colindante, allí vive Claudio uno de los niños que se burlaba de el; entra a su habitación silencioso como la noche y 16 puñaladas fueron necesarias para calmar su ira del momento. Para terminar alza su mano izquierda y pone allí la trampa de ratones y dice:
- Una rata menos.

La mañana siguiente hubo un despertar agresivo, de golpe el sueñose interrumpió con gritos y llantos, algo terrible y espantoso se veía venir; similar a una pelicula de terror o de aquellas historias que no todos se atreven a experimentar. hubieron alrededor de sesenta segundos en donde un silencio delatador acusaba algo ocultoy misterioso,se creía que detrás de este suceso había una mente enfermiza que se escondía en los contornos del lugar. Allí estaba Claudio recostado en su camarote empapado de un manto rojo, hostigado de moscas, un olor a muerte que empapa las paredes de intriga.

Y nadie sabe nada, no hay ningún testigo, ninguna huella, ninguna pista; nada de nada. el cuerpo permanece quieto con los ojos abiertos y si tuvieran la irreal oportunidad de hablar dirían o delatarían quien fuera la menete siniestra capaz de satisfacer sus aprensiones de tal forma.

Alvarito como todos los días se sienta bajo el portal de su puerta, esperando a alguien que no llegará, sin embargo, el guarda una extraña esperanza en su ser, un optimísmo mentiroso y un resentimiento creciente.

Los otros niños se acercan, como es costumbre con ramas amenazan su tranquilidad; su espera. Uno de los tantos asotes golpea en su ojo derecho y deja una marca ensangrentada, sus ojos se cierran ocultando la ira que aumenta veloz como una gaseosa agitada, pero su calma llega de un golpe; el sabe en su conciencia que habrá un momento especial para respirar con mayor paz.

Alvarito con ansias aguarda la oscuridad de la noche. su piyamas paso a ser como un uniforme, algo que hace par al juego maquiavelico de tal momento. Y la hora de '' dormir '' ha llegado, se lo coloca con pausa y con una sonrísa de decisión. algo así como saber a lo que va, decidir sus pasos.