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Inicio / Cuenteros Locales / encoma / casa de remolienda II

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Llegó la hora de colación del personal y las compañeras me dieron la bienvenida designándome como su mascota.

Acatando el rol como buena novata, me dejaron a gatas en el suelo y atada al cuello con una correa amarrada a la pata de la mesa.

Allí cual perra esperaba a que me tiraran sus restos de comida al plato con mi nombre.

Al tener las manos atadas a las patas de una silla, me vi obligada a meter la cara en el tiesto pa’ perro y comer las sobras.

Masticando unas cáscaras me percaté que estaban ensalivadas, entonces las malvadas hicieron fila delante de mi plato y empezaron a escupir sus alimentos molidos.

Impactada y hambrienta unté la lengua en el menjunge y al instante sentí por detrás unas inquietas manos femeninas que procedieron a recorrer insolentemente los dedos por mis zonas erógenas, provocando que comenzara a tragar la mazamorra y así acallara los gemidos de excitación.

-”¡Traga, traga perra sin vomitar o correazo en la raja te vamos a dar…!”-

Así me coreaban las muy bellacas y al acabar les contesté con un sonoro y orgásmico eructo tras quedar empachada.

-”¡Aleluya doña Florinda, eres multiorgásmica…!”-

Ironizó la Ana aludiendo el apodo a mi peinado, en tanto seguía con dos dedos metidos en mi sensible vulva y otro en mi ano.

-”¡Tómate esta agüita, zorrita y se te quita al toque lo abogotá…!”-

Aseguró la madurona Rosa, quién ante las risas de las demás, se acuclilló encima de mi plato, apartó a un lado la pantaleta de sus rugosos pucheros y abriéndoselos con los dedos, procedió a llenarme el tiesto con abundante pichí que llegó a salpicarme el rostro.

Sorprendida otra vez ante la nueva penitencia impuesta por las perversas colegas, empezaron de nuevo las estimulantes contracciones genitales asistidas por la Ana y sus secuases, por lo cual me puse a lamer como quiltra el agüita amarilla cuyo sabor ácido-salobre no me asqueó.

En eso irrumpe Missía Nelly haciendo trizas una taza en el suelo, logrando que acabara en el acto el desorden.

Ordenándoles a las verdugas que me desataran, la doña acercó un espejo de bolsillo a mi cara y al contemplarme con el maquillaje corrido y chorreada de orina, me invadió la rabia.
Entonces la doña me agarró la mano y dirigiéndola con fuerza a las mejillas de la Ana y la Rosa, les llegó sus merecidas bofetadas que las hicieron sollozar.

Pero enseguida recibí una cachetada de vuelta que me soltó las babas de la boca, muy digna no solté ni una lágrima ni me quejé.

-”Sigue obediente y pronto te ascenderán a Dómina, entonces te podrás desquitar de ellas.”-

Susurró la Carola mientras me sentaba en un lavatorio con salmuera tibia para relajar la genitalia y esfínter.

-”No te hagai más caldo ‘e cabeza y pásalo la raja como meretriz cada día que lleves aquí.”-

Aconsejó la Paty en tanto me volvía a emperifollar de doncella antigua.

Así me hice el ánimo y tras colocarnos la una a la otra los afrodisíacos supositorios, partimos entusiasmadas al salón comedor llevando las charolas con los aperitivos.

Allí nos esperaban sentados a la mesa los ejecutivos jóvenes de una minera entre Chilenos y extranjeros que me silbateaban y piropeaban al servirles las copas, e incluso de pasada besos y caricias en las pechugas, lo cual me anduvo achunchando.

Pero como al igual que las demás estaba para deleitar a los comensales, decidí portarme malula.

Bajo la atenta mirada de Missía Nelly, me tocó salir al ruedo a bailar un pié de cueca del brazo de Marquita, una morena colega que lucía sus hormonados atributos.

Sin pañuelo para el baile, mi compañera muy fresca se quitó el colaless enseñando su oscurito y depilado pilín de niño que contrastaba con sus generosas nalgas en forma de manzana.

Tímidamente tuve que sacarme el calzoncito y con él en mano empezamos a tañar las palmas con mi pareja mientras nos paseábamos en círculos cerca del público que al paso nos pegaban sus palmetazos en el poto, lo cual sorpresivamente me encendió.

-”¡Aro, aro…Brindo por la tortilla ‘e chinas que por el aroma a marisco se nota son bien cochinas…!”-

Halagadas por la pícara palla, entre vueltas y zapateos, nos recogíamos los delantales y mostrábamos desvergonzadas nuestros sexos a los espectadores, que en mi caso me pellizcaba el clítoris y los labios vaginales para que vieran como escurría el fluido por entre los muslos, lo cual me extasió aun más.

Al finalizar la danza, con mi compañera nos dimos un beso lengüeteado y arrojamos nuestros calzones-pañuelos al público.

En eso un pintoso y grandulón gringo me hizo señas de que me fuera a sentar en sus piernas, toda coqueta acepté la invitación y me acomodé sobre su tibio regazo.

-”¡Oh Beautiful girl,que prety flowers tienes en tus wonderful y great tetitas…!”-

Agradecida por la adulación de fijarse en el decorado floral de mis aréolas, complacida dejé que examinara con sus enormes manos lo naturales que son mis crecidos pechos, provocando que riera nerviosamente de placentero dolor mientras se deleitaba estirando y retorciendo los piercings de mis pezones.

-”Bela garothinja…¿Vocé dejá que Gonzahiño goce tanyen de vuestra mercé…?”-

Fascinada por los cariñitos del gringo que me daba a probar cebiche y vino directamente de su boca, consentí la petición del morenazo que me acariciaba un muslo y descrucé las piernas para que siguiera explorando con sus juguetones dedos hasta meter cuatro digitales en mi babeante conchita.

Aflorando mis bajos instintos, estaba regocijada calibrando manualmente las contundentes tulas de los galanes de turno, al tiempo que ellos no cesaban de brindarme arrumacos, mientras contemplábamos a un par de buenas mozas china que al ritmo de la música de los kjarkas iban a bailar saya.

Ambas chiquillas con la manos en la cintura, giraban frenéticas haciendo bambolear sus pechugas, sacudiendo las caderas y haciendo tiritar las nalgas donde llevaban colgando, atajado entre los cachetes sus calzones cuales colitas.

Antes de que el banquete se convirtiera en orgía, la doña se retiró haciendo sonar una campanilla, a lo que en el acto unas colegas pararon de succionar miembros y las demás se desmontaron de sus clientes y agarrándoles los respectivos falos los encaminaron a las piezas.

Entre nerviosa, excitada y confundida seguí a las chiquillas, arreando a mis amantes de ocasión cuyas sobre-desarrolladas pirulas no lograba atrapar entre las manos.

Llegamos tarde a la repartición de los camastros y como estaban indecisos de compartir un cuarto con otra pareja, nos fuimos a la cocina.

Ansiosa de probar el sexo a dos bandas, me recostaron boca arriba sobre un mueble de cocina con las piernas al hombro, eché hacia atrás la cabeza fuera del estante y con servilleta al cuello empecé a lamer el salobre glande y luego a engullir el moreno tulón hasta los testículos, que llegué a hacer arcada para no ahogarme del gusto.

Entonces el gringo tras hartarse de saborearme los pucheros, acomodó la punta de su vergón en la entrada de mi indefensa vulvita y de un empujón introdujo la mitad de su instrumento del placer, que casi le muerdo la sabrosa longaniza al negrito.

-”¡Gií migtel,liento su glico gene gosguileándome el údelo,gétamelo lodo adlentloohh…!”-

Toda fogosa y sin soltar el chupete de carne le respondí al grandulón que me tenía asmática por las reconfortantes contracciones uterinas a medida que se abría paso dentro mío, hasta chocar su par de camotes en mis labios leporinos, retrocediendo y volviendo a embestirme de brusco goce.

-”¡Trague,trague tóa la papa como güena nena y a vocé regalo postle…!”-

Ayudándome a enderezar la cabeza, ingerí gustosa el aluvión de espeso y ácido-dulce semen de gonzahiño y enseguida abriendo bien grande la boca, estiré la grumosa lengua y bebí todo su rico pipí, para luego chupetearle los huevazos y rematar por lustrarle con la traposa toda la tula hasta dejársela brillosita y durita otra vez.

-”¡Oh my good darlin,you be bitch-fox very golosaahh…I me inundate todaahh..!”-

Dicho y hecho el gringo entre tiritones vació su torrente lácteo que calentó mi vientre y me dejó con convulsiones que llegué a regurgitar el yogurt del morenito.

Mientras ellos se reponían bebiendo un bajativo, entre risas y pícaros comentarios, toda abochornada me sobaba el pubis y con un mezquino de cocina urgaba la vagina sacando hasta el último concho de semen que repleté un vaso vinero y mirándolos toda risueña bebí al seco el delicioso engrudo de macho.

Saboreándome tras asearle la verga al grandulón, Gonzahiño me tomó de las caderas y quedé empotrada sobre su mástil que fue llenándome toda a medida que bajé lentamente hasta descansar las nalgas sobre sus bolones y enseguida me elevó y bajó bruscamente mientras que literalmente me comió los pechos untados previamente con mermelada.

Estaba con los ojos cerrados disfrutando la frenética cabalgata que me propinaba el chúcaro mulato, cuando siento que los gluteos empezaron literalmente a aplaudir encima de sus huevazos y asustada abrí las mansaas pepas al aguaitar de re’ojo al gringo que me separaba los cachetes del poto e introducía sus gruesos dedos embadurnados con mayonesa dilatándome el recto.

-”¡Come on baby,now saber to fantastic that sentirte by fucking annals…!”-

Con un sonoro ¡Pop! este bruto me desacopló del falo de cacáo y sin importarle mi pataleta de negativa tras vaciarme todo el frasco de mayonesa vía embudo dentro del ano, me levantó de sus rodillas donde estaba tendida boca abajo con el popín parado y agarrándome de la cintura, juntó mis piernas y me las levantó como cuando una era chica y la hacían orinar.

Así me hizo descender hasta rozar el asterisco goteante de mayo sobre su palpitante glande, el cual comenzó a repasarme encima del perineo que comprende la piel entre el ano y la vulva lo que me causó cosquillas haciéndome reír y que a la vez se me escapara un chorrito de pipi.

De improviso sonó algo como ¡Chup! entre mis nalgas y pegué un lastimero gemido al sentir la candente estaca de carne del gringo que profanaba en cámara lenta mi desvalido esfínter y que a la vez me alimentaba las tripitas con el refrescante aderezo de huevo, aceite y limón.

Nuevamente cerré los ojos pero dejé de morderme el labio al relajarme cuando descansé las asentaderas sobre su par de camotes, pero al toque me tomó de las caderas y reinició la perforación rectal haciendo que pasara del sufrimiento al goce con el aumento de sus pistoneos que parecía una licuadora humana.
Estaba en ese trance cuando se acordó de mi Gonzahiño, que venía eufórico con su tulona empinada y recubierta de palta molida, el cual me separó las piernas y sintiendo un sonoro ¡Gluch! introdujo su virilidad en mi ardoroso estuche, por lo que volví a abrir las medias pepas y a pegar un grito de doloroso placer.

Enseguida quedé echa sanguchito y sin dejar de gimotear, solo atiné a sobarme el vientre a la altura del pupo mientras percibía el choque de las vergas de burro que me tenían al borde del desmayo.

Entre sus bufidos y espasmos de acabada, yo seguía gemebunda y cuando se desacoplaron de mi, a esas alturas no entendía el chamullento español del parcito, solo se que poseída por una oleada de orgasmos me llevaron en andas hasta colocarme encuclillada encima del lavaplatos.

En esa pose recuperé el sentido y separándome las nalgas comencé a evacuar cual jibia de mar las melcochas por ambos orificios y entonces ante mi asombro recibí la ovación y aplausos del resto de los clientes y las chiquillas por mi primer debut sexual como China todo servicio y más…

(este cuento no es de mi autoría)

Texto agregado el 06-06-2010, y leído por 167 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
08-06-2010 muy sutil, heché de menos el ají y la mostaza... kroston
 
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