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DE CIRCOS,BARCOS Y MELANCOLIA


Llovía despacio, con la languidez que tienen siempre las lluvias de Marzo en las cercanías del puerto.
El barcito estaba más oscuro que de costumbre, y más despoblado que otras mañanas de domingo. Dos mesas ocupadas. En la que estaba junto a la ventana una pareja trasnochada que olía a alcohol y a fracaso. En su mesa habitual, al fondo, Mike.
Mike era un tipo inclasificable. No entraba en ninguna categoría. De una edad imprecisa aunque no podía tener menos de 50 ni mas de 60. Nadie sabía de donde era, y él se encargaba de aumentar las dudas al respecto. Su nombre, Mike, ya era parte del misterio. Y ni hablar de su “apellido” que junto al Mike formaban esa dupla sonora que constituían su nombre artístico: Mike Terry.
Su acento tenía notas caribeñas, mexicanas y porteñas. Jamás dijo donde había nacido pero siempre habló de sus viajes, de sus amantes mulatas, de sus amigos: Tahures antillanos y cantaores andaluces, de sus habilidades culinarias, sobre todo tratándose de comida cubana o mexicana. Su jopo construido cada mañana por sus propias manos y la ayuda de algún cepillo, siempre estaba erguido, y casi siempre con el mismo color. No era alto, aunque nadie lo podría considerar petiso, además la voz grave le agregaba algunos centímetros. Los ojos oscuros contrastaban con la palidez de su cara, al punto que sus maquillajes, contra lo que indican las reglas del espectáculo, siempre tendían a oscurecerle el rostro.
Hacía varios años que venía a Mar del Plata con el circo, desde Diciembre hasta Semana Santa. Según él, el circo era de una sociedad a la que pertenecía. Era la voz del circo, el maestro de ceremonias, el que presentaba a malabaristas, payasos, magos y equilibristas. También era la imagen cuando se trataba de fotos, de notas para la TV, e incluso era el que iba a las entregas de premios para los espectáculos de la temporada. En lo que él no intervenía nunca era en el manejo del dinero, labor que realizaba de maravillas Maika, una matrona austríaca que, según los más veteranos del circo, fue pareja de Mike cuando ambos eran muy jóvenes, y el circo recorría Centroamérica de punta a punta sin descanso.
En ese barcito miserable estaba tomando un Gancia con limón, y tenía la mirada llena de recuerdos, miraba sin ver hacia la calle y los pestañeos eran un prolongado derrumbe de párpados, como para retomar algún sueño, como para retener la ensoñación que le producían las pocas horas de descanso con los recuerdos que se despeñaban sin pausa, sin piedad, sin aviso. Intentaba con cada trago seguir en ese pantano melancólico que le daba tanto placer.
En la primera función del día anterior tuvo una sensación extraña. El circo estaba lleno, como todos los sábados a esa hora. Los chicos eran mayoría, como era de esperar. Todo se desarrolló naturalmente, como siempre, en horario; todo fue brillante. Los artistas impecables, los vendedores hicieron su trabajo vendiendo casi todas sus chucherías. “Todo ok manito” acostumbraba a decir Mike a cada uno de los artistas que iban saliendo de escena; cuando se trataba de
una mujer no decía nada, solo le besaba la frente. Pero lo extraño vino desde las plateas de la izquierda.
Esa tarde, como la anterior, como todas las de ese verano, se puso su pantalón rojo, su saco negro repleto de strass, y su elegante galera escarlata, brillante hasta el fastidio. Presentó a todos sus amados artistas, dialogó con alguien del público, regaló globos a la entrada y también a la salida. Sonrió, siempre sonrió. Al final de la última función pasada la medianoche se aisló en su casilla rodante, se sacó el maquillaje, colgó su uniforme estridente se puso su ropa de gente común y fué nuevamente un solitario. Deambuló por las calles torcidas, anduvo y desanduvo un muelle solitario, se quedó contemplando, como casi siempre, el cadáver de un viejo barco cuyo casco alguna vez fue rojo y terminó en la cantina de siempre, la de todos los veranos, en la que el dueño le apostó que jamás le iba a repetir un plato mientras de pescados o mariscos se tratase.
Después del segundo vaso de Chardonnay intentó explicarse qué fué esa sensación que lo inquietó, esa especie de rayo que lo iluminó una millonésima de segundo, esa ráfaga impalpable que venía desde las plateas. Un destello que le devolvió la juventud y los colores que ya había olvidado. Quién lo hizo? Qué fue? Podría precisar de que exacta fila y de que exacta butaca salió esa ráfaga de placer y de nostalgia. Pero ahí no se había sentado nadie esa noche. Era una butaca solitaria entre dos familias bulliciosas. Se preguntó mas de una vez si no habría soñado, o en todo caso podría haber sido un aviso, un anuncio de visita, un mensaje de lo que se avecina. Por eso estaba convencido que esa noche, ese domingo, la señal se haría humana, y sospechaba que conocía a quién iba a ocupar esa butaca. Cuando era chico le había pasado algo parecido, y después de un anuncio mágico, parecido a ese, conoció a los mejores abuelos de los que tuvo noticias. Pero ahora, quien sería? Quién en su madurez podría desembarcar en sus playas descuidadas? Quién amarraría en la escollera de su soledad? Sería alguien? O todo sería una burda broma del destino para un ermitaño?
Esa noche, prestaría atención a esa fila, a esa butaca de la que juraría emanó algo tan poco racional como hermoso, algo como un mensaje desafiante de todas las leyes de la física, incluso aquella que dice que nada puede superar en velocidad a la luz.
El vino le jugueteaba en toda la sangre; había terminado su cena marinera e inédita, y el televisor desde arriba de la mesa lindera le arrojaba melancólicas canciones de Ismael Serrano. Una en particular lo inquietó de sobremanera…
…y en el asiento de en frente un rostro de repente,
claro, ilumina el vagón, esos gestos traen recuerdos
de otros paisajes ,otros tiempos en los que una suerte
mejor me conoció….
Mike se acomodó en su silla como quién se dispone a pasarse una tarde en un cine , le pidió a Joaquín más vino y prendió un cigarrillo…
…No me atrevo a decir nada, no estoy seguro,
aunque esos ojos seguro son los suyos, mas cargados
de nostalgia, quizás más oscuros….

Joaquín, solícito, le trajo un Chablis, invitación de la casa le dijo. Mike estaba absorbido por esa hermosa canción que lo llevaba de viaje a territorios a los que hacía muchísimos años no visitaba.

…Pero creo que eres tú, y estás casi igual
Tan hermosa como entonces, quizás más.
Sigues pareciendo la chica más triste de la ciudad…

Tenía que ser eso, sin dudas que tenía que ser ella, nadie lo hubiese logrado como ella. Ella mandó las señales. Pero por qué ahora? Después de tanto tiempo? Si ella ya no estaba, si ella se esfumó hace tanto…. Mike sonreía por detrás de su vaso y de su humo e Ismael seguía derramando belleza desde su canción.

…¿Cuánto tiempo ha pasado desde los primeros errores?
Del interrogante en tu mirada?
La ciudad gritaba y maldecía nuestros nombres, jóvenes
promesas ,no, no teníamos nada…

Pero y si vuelve? Después de todo esta es nuestra ciudad, acá nomás está el lugar en que escondí en un hueco del murallón de la playa mi declaración de amor, la que nervioso le dí aquel atardecer de agosto, con tanto frío y tanta luna. Pero cuánto hace de eso? Fue en otra vida, fueron otros, fuimos nosotros?. Mike se hacía tantas preguntas, más de las necesarias, le brillaban los ojos mitad por el vino, mitad por ella, por su recuerdo.

…Dejando en los portales los ecos de tus susurros
buscando cualquier rincón sin luz. Agárrate de mi mano
que tengo miedo al futuro y detrás de cada huida estabas
tú, estabas tú…

Y que linda que eras por favor!!! ¿ Me estaré volviendo loco?
Mike tornaba los ojos y una sonrisa, se dibujaba melancólica en su rostro apenas luminoso.



A las 5 de la tarde de ese domingo, Mike comenzó a prepararse para la función de las 7. Su camarín, funcionaba en un trailer especial de vestuario y maquillaje. Lo compartía con la troupe de equilibristas y con las 6 bailarinas. Elizabeth, la maquilladora, que solía llegar a esa hora se extrañó de verlo tan temprano.
_ Hoy Lisa, quiero parecer el mas guapo y joven maestro de ceremonias que jamás se haya visto por estas latitudes !!!!
_ Como usted diga señor Mike, le contestó sonriente e intrigada la amable Elizabeth.
_ Ah, y quiero mi traje azul y celeste, con la galera al tono, es bueno cambiar cada tanto.
Elizabeth, que era muy eficiente, siempre tenía todo en excelente estado, listo para usarse, sobre todo tratándose del vestuario de Mike.
Mike estaba exultante, aunque cuando pensaba el motivo, sonreía y se repetía en silencio:¡¡ Estúpido!! ¡¡ No seas imbécil !!
¿Qué puede pasar? !Ya estás viejo y tonto¡¡¡. Ella no va a venir. Ella no existe.
Durante la primera función, cada medio minuto recorría con la mirada las plateas, sobre todo las de la izquierda, de donde creyó recibir la señal. Pero nada pareció salir de la normalidad; familias con
inmensos vasos repletos de pochocho, globos y ojos bien abiertos, abuelos con un par de nietos rubios e inquietos, una pareja,una señora de amarillo aparentemente sola. Nada demasiado distinto a lo de todos los días.
Para la segunda función ya había amainado la ansiedad de Mike y empezaba a convencerse que todo había sido, por lo menos una especie de alucinación. Un producto de la rutina,del cansancio,de los años. Decidió que esa misma noche iría a cenar con algunos de sus compañeros, cambiaría un poco sus hábitos solitarios,se distraería. Hasta incluso se le ocurrió que en Abril o Mayo se tomaría unas vacaciones aprovechando que el circo debía parar para reparar un sinnúmero de cosas carpa incluida.
En la escena final, la despedida, participaban todos los artistas bañados en luces fantásticas, con una música encantadora, brillo, talento y gracia. Mike cerraba el espectáculo con toda su sonrisa y su elegancia. Ya entre bambalinas,con un buen humor recuperado,saludó mas efusivamente que de costumbre a los artistas que tenía mas a mano.
Al aire libre, fuera de la carpa, miró el cielo nocturno, brillante como nunca. Respiró profundo,aliviado y comenzó a caminar hacia su trailer que distaba unos 50 metros.
-Miguel¡¡ Miguel¡¡ -una voz femenina, dulce pero firme surgió de la penumbra, a sus espaldas. Alguién lo estaba llamando por su verdadero nombre, que casi había olvidado de tanto tiempo sin que nadie lo mencionase. Es mas, nadie entre los vivos sabía que se llamaba Miguel, salvo….
Giró y la vió. Y no pudo creer lo que veía.
-No,no puede ser- murmuró tembloroso…
- Soy Clara,dijo la joven con un brillo en los ojos que delataban su emoción.
- Pero…. Mike/Miguel intentó comprender.
-Soy tu hija Miguel, soy Clara, la hija que tuviste con Ana.
Miguel se sujetó de una columna de amarre de la carpa,le parecía estar a punto de desvanecerse y atinó a balbucear:
-Sos idéntica a Ana¡¡¡ !! Sos igual por Dios¡¡¡ , pero porque nunca lo supe??? Porqué no me lo dijo?? Dónde está ella??..
Miguel empezó a mirar para todos lados en busca de Ana,pero no había nadie cerca.
-Murió Miguel, mi mamá murió cuando yo nací,por eso quizás nunca lo supiste.
El rostro de Miguel pasó de la sorpresa a la tristeza mas profunda pero aún era una mezcla indomable de adrenalina, angustia y sorpresa.
-Según me contaron, unos días antes de parir intentó encontrarte, se había arrepentido de dejarte y le parecía justo que por lo menos supieras que ibas a ser padre.
_ Pe-pero mme estas hablando en serio?? Por favor no estoy para bromas…. -Disculpame, Clara no ? Nadie en el mundo podría ser mas parecida a Ana que vos…. Estoy muy sorprendido.
- Si Miguel,entiendo. Ayer estuve y no me animé a hablarte,
pero mamá me ayudó.
- Te ayudó ?
- Si, ella sabe como hacerlo….Y yo quería conocerte antes de…


- Antes? Antes de que?


El ataud de Mike lo llevaron entre seis, y una larga hilera de tristes espectros, otrora radiantes y plenos de colores, seguía atrás a pocos pasos.
A Jaime, el payaso mas veterano, le tocó encontrarlo muerto en su trailer cuando alarmado por su tardanza para ir de parranda lo había ido a buscar. Lo vió recostado en su sillón de pana verde, como dormido, y con una hoja de cuaderno en su mano. Parecía recién escrita y decía: “ Sepultenme en esta ciudad, mi ciudad, junto Ana, mi amor, y a Clara , nuestra hija que murió hace unos años. Tengan una buena vida hermanos, han sido mi familia. Y que el espectáculo continue . Mike.”

Texto agregado el 06-12-2011, y leído por 63 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
06-12-2011 Buena tu narración amigo. Entretiene con una prosa pasable, y un final inesperado. 5* sugonal
 
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