Fue muy bueno mientras duró. Lo lindo vive poco. Lo bueno y breve, dos veces bueno.
Adverbios mediocres (ocres), que hoy para mi murieron.
Viví de conformismo toda la vida. Me acostumbré a las derrotas no tan perdidas, a ganar con poco mérito, a las cosas que dan por igual. Fui varias veces vocero de esas frases que son cabeza de este escrito, de esas ideas que indican que con poco es suficiente, que lo justo y necesario es siempre lo más prudente. Un apagón a la ambición, un colapso de las ansias que dejaron en cero las ganas de ir por más.
Perdí en la segunda vuelta, morí en los laureles, esos que dejan todo por sentado, que hacen creer a uno que por lo hecho en su momento, la vida es un camino agónico que vive del pasado.
Así fui. Así era. Hoy, tal vez, sigo siendo igual.
Y puedo asegurar que olía como huelen los ángeles.