Cierto día un campesino común que sirve a su señor feudal iba recogiendo las cosechas cuando se encuentra la Sesis (serpiente de gran tamaño poseída por algún demonio, transformándola en una Sesis) que había comido gran parte del las hortalizas. La Sesis dijo que a cambio que la liberara le iba a conceder un deseo. “Deseo ser inmortal” dijo el campesino “y tener muchas tierras”. De pronto las hectáreas se expandieron y sintió el campesino la juventud en él. Soltó estúpidamente a la serpiente. Acto seguido de que liberara a la serpiente todas las hectáreas empezaron a secarse y el campesino envejecía rápidamente y la Sesis se convirtió a su estado de demonio y agarrándolo del cuello le dijo: “Estúpido humano, ¿acaso no has aprendido de no confiar en nosotras?, tus deseos te hicieron pensar idiotamente en soltarme. Ahora vivirás eternamente en el infierno conmigo.”