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EL TERROR SE VISTIO DE LUCES.

Taylor, Dolphy y Baker, eran tres jóvenes muchachos de edades que oscilan entre los 16 y 19 años, su único problema en la vida, según éllos, era que les fataba tiempo, ¿tiempo para qué? si tenían toda la vida por delante.

A excepción de Baker que era el reverso de la moneda con respecto a su dos compañeros, Taylor y Dolphy eran lo que se dice la revolución puesta al día, eran la espina que la mayoría de los habitantes de Horsville tenían clavada en su culo.

Las gentes de Horsville temían la llegada de los fines de semana, temor que era inversamente proporcional a los deseos de Taylor. Dolphy y Baker en llegar a Viernes, el resto de los días de la semana se los pasaban haciendo cávalas y proyectos destinados casi
siempre a producir algún que otro altercado, que para éllo se servían de la oscuridad de la noche, lo cual hacía que pudieran sacar mejor provecho de los efectos que supuestamente tendrían que causar a un determinado grupo de personas, o a una sola, todo dependería de lo acordado entre los tres, aunque a veces las circunstancias obligaran a improvisar y al final, todo saliera de forma muy distinta a la planeada.

Por otra parte, Baker era de un carácter mas sensato que sus compañeros, tanto, que si algunas veces los resultados de sus travesuras no habían llegado mas lejos y por tanto no
presentaban funestas secuelas, eran gracias a su sensatez que tanto Taylor como Dolphy confundían con cobardía y falta de arrestos.

Horsville era un pequeño pueblo, situado al norte de la región de Canadá, la mayor parte del año hacía un frío insoportable, pocas veces veían el sol, pero sus pobladores ya estaban
perfectamente aclimatados.
Por tener tan pocos habitantes, su demografía era escasa, tanto en nacimientos como en defunciones.

Frederik era quién se ocupaba de mantener el pequeño cementerio en buen estado además de dar sepultura a los que fallecían, eran pocos, pero siempre había quién ya tenía las
maletas a punto para el largo viaje.- Por tanto Frederik era considerado el enterrador municipal de Horsville, era primitivo, rústico, tanto como lo puede ser ese tipo de gente.

La dudosa ética de sus artes mortuorias en actos tan escabrosos como apropiarse de elementos accesorios que los fallecidos se llevaban al otro mundo, como anillos, relojes, dientes de oro, ecta. ecta. era conocida y soportada , nadie había que quisiera
ocupar su lugar como enterrador, Frederik siempre llevaba consigo unas horribles
tenazas, descomunales, sucias, grasientas, enfundadas en una bolsa de cuero que muchos la hacían de la piel de algún desgraciado al que Frederik le hubiera echado tierra encima; tengo que hacer mención, que los muertos se enterraban bajo tierra, haciendo un hoyo suficiente y !!adentro con el pasajero del futuro¡¡..

Volviendo a lo de las tenazas, éstas le servían a Frederik para poder hacerse con algún que otro diente o muela de oro que el difunto pudiera llevar; pero se daba el caso de que las enormes tenazas no podían entrar por la boca de ningún joyero muerto, lo que no era ningún problema, con un afilado cuchillo ,Frederik como un avezado cirujano ampliaba la abertura bucal lo suficiente para que las enormes tenazas pudieran trabajar libremente, por
otra parte, nadie se le había quejado.

Frederik era dejado, insensible y profesionalmente indeseable, pero con todo, no era mala persona, era sencillamente tosco y rudo de temperamento, bruto, descuidado y borracho, lo que en más de una ocasión era objeto de algún accidente, digamos “laboral”, como por ejemplo una vez que estaba colocando a un difunto en su hoyo para darle eterna sepultura, resbaló cayéndose dentro, quedando practicamente pegado junto al cuerpo sin vida
de su fallecido cliente.
Estaba Frederik tan borracho, que ahí mismo se quedó durmiendo la mona.
Fué por desgracia suya, un sábado por la noche en que rondaba por ahí el “trío calaveras”, mote del que fueron bautizados los tres protagonistas de esta narración

!!Mirad ¡¡ dijo Taylor, !! ahí, al lado de aquel ciprés ¡¡

-No grites... decía Baker, está muy oscuro y hoy no hay luna, casi no veo nada..., además estoy tiritando de frío.

-Lo que estás, es cagado de miedo, como siempre.

- !!Mirad, mirad¡¡ hay una tumba sin tapar, seguramente “El Lepra” ( así le llamaban a Frederik) que habrá cogido una cogorza y la estará durmiendo en algún rincón del
cementerio, seguro que habrá dejado la faena para otro día.

-Vamos a ver, respondió Dolphy, a lo mejor encontramos al “Lepra” y no pasamos la noche de vacío.

-Si, si..., respondió Taylor, ¿Te vienes Baker?, igual es una tumba de alguien que ha resucitado, ja, ja, ja, ja...!!No seas cagón Baker ¡¡ para de mearte y síguenos, !!venga¡¡
sal de ahí que este árbol ya se aguanta solo.

- Bien, pero no hagáis bromas con los muertos, que trae muy mala suerte, ya os sigo ya,... !!Crak¡¡ !!socorro¡¡ socorro¡¡ grita Baker al oir aquel seco rruido, ¿habéis oído eso?.
-He sido yo, miedica, de buen seguro que ésta no la vas a contar.

Se vé que un cadáver no muy bien enterrado, le salía una pierna y Taylor en la oscuridad la pisó, rompiendo el hueso que en medio del silencio de la noche produjo ese !!Crak¡¡ que
asustó a Baker y tanto Taylor como Dolphy se tragaron el susto sin rechistar lo más mínimo.

Taylor y Dolphy llegaron al borde de la tumba, mientras Baker se paró inmóvil como una estatua a unos 4 metros, desde luego no las tenía todas consigo.

Dolphy inclinando el cuerpo hacia adelante, se asomó al borde de la tumba, pero la oscuridad era tal, que nada podía ver, en ésas, que Taylor con voz susurrante dijo:
Chiiiist.....Chiiiist.... no hagáis ruido y escuchad, creo oir algo, y efectivamente del fondo de la fosa salían como unos roncos bufidos que terminaban en un resoplido cual
hiciera el fuelle de la fragüa de un herrero.

Dolphy pegó un salto hacia atrás, que fué a parar hasta donde estaba Baker más muerto de miedo que vivo, cayéndole encima, haciéndole gritar !! Queeé¡¡ Qeeé pasa¡¡ Qué paasa ¡¡
!!Qué ocurre ??...
Nada imbécil, !!quita de ahí¡¡ suéltame¡¡ vas hecho una esponja llena de meadas ¡¡

- yooo... yooo... yo me....me...me... quie..quie...quiero ir...no quiero se...se...ser enterrado vi...vi...vivo...

Pués ya estás empezando a correr, pero ten en cuenta que con tus pisadas y tropezones puedes despertar a algunos que puedan estar durmiendo, nosotros nos quedamos aquí, a ver que es lo que pasa.

En esto, que Dolphy dice:
-Creo que tengo una cajita de cerillas, podríamos alumbrar un poco , a lo mejor se ha caído alguna alimaña dentro.

-Bien Dolphy, ¿a que esperas? !!Vamos...¡¡ enciende una.

Ni a la tercera, logró Dolphy encender una cerilla, solo rascaba el aire, ni acertar a la cajita podía, parecía tener el mal de San Vito, y no era precisamente por el frío que sus manos no se estaban quietas ni un solo segundo.

Mientras Baker, clavado en el suelo como si sus pies fueran raices, hacía esfuerzos para echar a correr, pero era inútil, estaba completamente paralizado por el miedo, Taylor le decía a Dolphy: !!Trae, trae las cerillas¡¡ ya probaré yo, procura calmarte, ya verás
que después nos reímos de nuestros absurdos miedos, los muertos, muertos están, eso decia, pero haciendo de tripas corazón, no decía lo que pensaba exactamente.
Taylor queriendo convencerse asi mismo de que estaba muy tranquilo, empezó a silbar incoherentemente, de vez en cuando algún silbido le salía, pero la mayoría de la veces, simple aire cargado de negros presagios.


Taylor, un poco mas entero que sus compañeros, logró a la primera tentativa,encender una cerilla y acercándose al borde de la tumba, vió con asombro que “El Lepra” estaba echado al fondo junto a un cadáver y que daba unos resoplidos que a la vez despedían un nauseabundo olor a vino barato fermentado y agriado.

Tuvo que apartarse rápidamente, pués no soportaba aquel fétido y pestilente olor, fuera muy posible se mezclara con el que desprendía el cadáver.

De pronto, Taylor reaccionó y por poco no explota en una sonora carcajada, después de tanto suspense, “El Lepra” le había puesto en bandeja la gamberrada de aquel sábado noche.

Una vez percatados los tres de lo que había sucedido, empezaron a dar rienda suelta a su imaginación,.

Taylor propuso terminar el trabajo de “El Lepra” pero con él dentro.Dolphy decía que esa propuesta le parecía bien, pero de seguro que causaría la muerte del enterrador municipal y éllo podría causarles serios problemas, pués aunque si bien habían hecho de muy sonadas, nunca habían causado daño a nadie y menos que alguien se fuera a morir y ser éllos los causantes, Baker dijo que estaba de acuerdo siempre y cuando se ingeniara un sistema de ventilación que pudiera permitir a “El Lepra” respirar y en consecuencia seguir viviendo.

Se votó por la sugerencia de Baker.

Después de buscar durante un buen rato por todo el cementerio, encontraron ,medio enterrada una cañería de zinc de unos tres metros de larga y que posiblementee hubiera sido utilizada como canalizador de agua de algún tejado; la limpiaron todo lo que
pudieron y estuvieron todos de acuerdo que serviría para que “El Lepra” pudiera respirar. En la limpieza de la tubería salieron de su interior, un par de grasientos sapos, cucarachas
varias, y algún que otro huesecillo de difuntos mal enterrados.

Pusiéronse manos a la obra, “El Lepra” roncaba y resoplaba como una máquina de tren a vapor, el resoplido final podía compararse al ruido de una ballena cuando resoplando, echa el aire contenido de su interior.

Hicieron con cartones y alguna madera que encontraron, una especie de caja que le pusieron a “El Lepra” encima de su rostro para evitar que la tierra le tapara nariz y boca, empalmaron en esa rudimentaria caja de protección, la tubería ya limpia y libre de
cualquier huésped inoportuno.

A continuación fueron echando tierra, hasta quedar la tumba completamente tapada y con un tubo de zinc que salía por un extremo del montículo de tierra.
Nada que envidiar a una rudimentaria chimenea. Por ahí salían los estertores y ronquidos de “El Lepra”

Una vez terminado de cubrir totalmente la” tumba”, se quedaron un rato observando su obra., imaginando cada cual, las peripecias del enterrador al intentar desenterrarse.
De vez en cuando podía adivinarse una leve sonrisa en cada uno de los tres , a saber lo que estarían pensando.

Pasada media hora, serían aproximadamente las dos de la madrugada, se fueron cada uno a su casa, no sin antes quedar para ese mismo día que era Domingo, a las 12 del mediodía
cerca de la tumba donde estaban el cadaver y el enterrador.

En la noche de este Domingo, los escasos habitantes de Horsville, unos 150 mal contados, se disponìan a celebrar con una verbena, la exitosa cacería que se organizó hace unos meses atrás con el objetivo de acabar con una manada de feroces lobos que eran el azote de corrales y del ganado que pastaba libremente por los alrededores del pueblo.
Fueron abatidos 15 hambrientos y feroces lobos y ahora las buenas gentes de Horsville festejarían tal evento.

Los más jóvenes y hasta no tan jóvenes se afanaban en engalanar la plaza del pueblo, no había un solo balcón que no estuviera repleto de gran cantidad de flores.
Rodeando el interior de la plaza había unas veinte farolas y para que no le faltara iluminación a la fiesta, las farolas fueron unidas mediante finas cuerdas que además fueron
pasando y cruzando la plaza formando una red en la cualfueron colgadas una gran cantidad de bombillas.
Cuando probaron la iluminación, pareció que estaban en pleno día, tanta luz no daba el sol.

Frederik el enterrador, alias “El Lepra”, por su modo de ser se habia hecho acreedor de que nadie notara en falta su presencia, es más, hacían lo posible por evitarlo, y por tanto
nadie se dió cuenta de su desaparición desde la noche del día anterior.

Entretanto, el trío calaveras Taylor, Dolphy y Baker, se estaban levantando de la cama a excepción de Baker que aún estaba afectado por los sucesos de la noche anterior,
sería las 10 de la mañana de este Domingo verbenero, cuando Taylor al cambiarse de ropa encontró a faltar su cartera/billetero que siempre llevaba encima , mientras Dolphy ya estaba aseado, desayunado y con enorme impaciencia con reunirse con sus dos compañeros de fatigas.
A Baker, tuvo su madre que apremiarle para que saliera de la cama, cosa que hizo a regañadientes y murmurando no se que cosas, se metió en la ducha, donde es de suponer
se le aclararon un poco las ideas.

Decía, que eran las 10 de la mañana de un Domingo, pero ahora retrocedamos unas horas, volvamos a las 6 de la madrugada aproximadamente.
EL Lepra, quizás por estar en una posición algo forzada, incómoda, quizás por la humedad reinante o que se le fueran pasando los efectos etílicos de todo el alcohol ingerido, empezaba a salir de su modorra y de su benefactora inconsciencia, primero notaba como si le faltara la respiración, tenía que esforzarse en expedir y coger aire, los pulmones parecían que iban a estallar, notaba un enorme peso encima, no podía moverse en absoluto, parecía como si estuviera atado de pies y manos, no tenía ni la mas ligera idea de
donde se encontraba y menos en que situación.
De nada de lo que pudiera haber hecho horas atrás se acordaba, notaba un fétido olor que le ahogaba al intentar respirar, Frederik reconocía muy bien aquel olor, lo que no le hacía mucha gracia.
Le daba la sensación de estar sobre un mullido colchón, pero demasiado húmedo para su gusto.
Se fué dando cuenta muy poco a poco, de su situación, aunque no entendía nada de nada, parecíale que en su rostro había todo un batallón de hormigas que le martirizaban produciéndole un cosquilleo irresistible., terminó por darse cuenta que las hormigas
no eran tales, sinó porciones de tierra húmeda que casi le tapaban los ojos,

Poco a poco fué reaccionando hasta que comprendió en primer lugar, donde estaba, pero aún no entendía como había llegado hasta ahí..
Haciendo un esfuerzo mental, podría muy bien suponer que su estado de absoluta borrachera fuera el causante de esa situación, posiblemente había dado un traspiés al dar sepultura a aquel cadáver, por el que le habían pagado en especies el costo de su enterramiento, le pagaron con dos botellas de tinto rancio, que celebró destapando una tras otra, y desapareciendo el líquido elemento en el esófago de Frederik, tan rapidamente,
que no le dió ni tiempo de saborearlo.

Bien, pero el cómo o quién le había cubierto de tierra y además tuvo la gentileza de instalarle toda una” moderna” instalación de aire acondicionado, de momento no tenía la mas remota idea de quien podía ser el autor de tal desaguisado.

Frederik, tenía un amigo, un perro, no podía ser de otra manera, el “afortunado “ se llamaba Sanguijuela, y poco le faltaba para parecerse a su amo en cuanto a sus maneras.
Sanguijuela al igual que Frederik, podrían ser lo que fueren, pero ámbos no podían vivir uno sin el otro, cosas de la vida, Dios los cría y éllos se juntan.

Sanguijuela, si encontraba a faltar a su amo Frederik, y como el rastro que casi siempre despedía, era un reconocible olor y efluvios de vino rancio, pues empezó el can a seguir ese rastro y no tardó en darse de morros delante un montículo de tierra del que destacaba una extraña chimenea de la cual salían unos resoplidos que inmediatamente Sanguijuela reconoció.
Viendo Sanguijuela que con los aullidos que daba, no obtenía ningún resultado, empezó a escarbar la tierra hasta que dió con un destartalado cajón de madera y por entre unas rendijas pudo descubrir a su amo Frederik, que ya se encontraba algo restablecido, dentro de la gravedad de su estado.

Frederik como pudo, a golpe de cabeza logró quitarse la caja de madera y ordenar a su perro que fuera escarbando hasta que logró quedar libre de buena parte de la tierra que
cubría su cuerpo, y reptando por las paredes de la fosa de escasamente metro y medio, logró salir del hoyo completamente extenuando, pero eso si, podía respirar a pleno pulmón.

Se incorporó y notó que su mano estando apoyada en suelo, tenía algo debajo que no coincidia con la textura y cualidad del terreno, levantando la mano vió que era una cartera/billetero, con esto, ya estaba amaneciendo y podía escrudiñar perfectamente el contenido de la cartera y también quizás supiera de quién era, cual fué su sorpresa
viendo que la cartera era de Taylor, había un documento que así lo confirmaba y además una foto suya.

Frederik lo vió todo claro en su mente, pués conocía muy bien a Taylor y a su dos secuaces, dejó por sentado que en su estado etílico había caído dentro de la sepultura y que
se quedó ahí dormido, y en algún momento pasaron por alli “el trio calaveras” y el resto se explica por si solo.

Frederik con rabia contenida se preguntaba si por enterrar un cadáver le pagaban con 2 botellas de tinto rancio, por enterrar unos cincuenta o más, podría tener para mucho tiempo vino a rebosar y se juró a si mismo que haría los posibles para llenar su bodega, que no tenía, pero que llegado el caso ya se fabricaría una con cabida para más de cincuenta botellas.

Serían aproximadamente las 7 de la madrugada del Domingo y Frederik recordaba muy bien que esta noche habría una gran verbena en la plaza mayor del pueblo, y que la habían
preparado con una instalación de tal cantidad de bombillas que parecería de día, siendo las 12 de la noche.

Frederik, pensaba para sus adentros, qué bonito sería, que emocionante y a la vez contradictorio, el que la luz, la inmensa luz derrochada en una noche de verbena, sirviera
de espectáculo para que la inmensa mayoría de los habitantes de Horsville cayeran en la mas negra oscuridad jamás imaginada, la muerte.

Sabía Frederik que debajo de la plaza había unos aposentos que anteriormente habían servido para almacenar explosivos, que se empleaban en unas minas que ahora ya estaban agotadas.-
Recordaba que aún había ahí algunas cajas de cartuchos de dinamita, lo sufiente para que la plaza volara por los aires..
Se podía acceder a esos aposentos, por dos lugares muy distintos, uno por el Ayuntamiento, que Frederik ya descartó y otro que estaba situado a las afueras del pueblo,
casi donde empezaba la explotación minera, distaba esa entrada a unos 2 kms. del pueblo, distancia que para Frederik no representaba ningún inconveniente, antes al contrario, podría muy bien disponer de una larga mecha y estar a suficiente distancia para ver los fuegos artificiales que pensaba regalar a la fiesta verbenera.

Púsose Frederik manos a la obra, después de atar a su perro Sanguijuela a un árbol cerca de donde tenía su cabaña, pues vivía en una cabaña muy acorde con su
forma de vida y aspecto personal ya explicado al principio de la narración, y se fué dando un rodeo para evitar ser visto, hacía la entrada de los aposentos de debajo la plaza.

No más llegar ya vió rapidamente media docena de cajas de TNT. muy bien embaladas, cogió una rueda en la cual iba enrollada unos mil y pico de metros de mecha.

Amontonó exactamente en el centro de la estancia, que coincidía tambien con el centro de la plaza, donde había la hermosa fuente con el gran surtidor de agua, cogió un detonador y se fué rapidamente hacia la salida, mientras al mismo tiempo iba soltando mecha.

Tuvo que añadirle a la mecha enrollada, unos metros más pues quería salir al exterior de la entrada para ver comodamente sentado y con preferencia de espectador
único, los fuegos artificiales que solo el sabía y para los demás sería la gran sorpresa de la fiesta.

Ya estaba todo a punto, pero era muy temprano aún, serían las doce del mediodía aproximadamente, y los fuegos artificiales deberían coincidir con la inauguración
de las luces de la plaza, que se tenía previsto para las nueve de la noche.

Por lo tanto, Frederik pensó que lo mejor sería echarse una siestecita y que los primeros ruidos y petardos antes de la inauguración le haría de despertador en el tiempo
justo.

Dicho y hecho, se tendió Frederick en un rincón de la entrada donde coincidía un montón de hojarasca arrinconada por la acción del viento, y se quedó profundamente dormido, soñando quizás en una buena bodega repleta de no tan buen vino, pero en fin, a caballo regalado no le mires los dientes, quizás pensaría soñando, Frederick.

De pronto se despertó Frederik, la causa era efectivamente la que él había imaginado que sería, los sones de una orquesta, ruido de petardos , griterío y todo lo que conlleva la concentración de gentes en una fiesta.

Eran en esos momentos y según el reloj que ese día relucía limpio y recién ajustado, la nueve menos cuarto de la noche, se acercaba el momento esperado, en la plaza había
encendidas solamente seis de las veinte farolas que había, que esperaban ser encendidas al mismo tiempo que las miles de bombillas, que solo esperaban que el sr. alcande de
Horsville en medio de su discurso diera la órden para que la plaza de vistiera de luces.

Faltaban diez minutos para las nueve de la noche, Frederik con ámbas manos en la manecilla del percutor, le resbalaban gruesas gotas de sudor desde la frente hasta el pecho pasando por la barbilla, muy atento a las palabras del alcalde que micrófono en mano se desgañitaba hablando de las excelencias del pueblo de Horsville.

No relataré el principio del discurso, pero si sus proximidades a la òrden !!hágase la luz¡¡,:
..........” por todo lo dicho, habitantes de Horsville, en esta noche de fiesta de verbena, declaro inaugurada las farolas y bombillas que nos regalan esa luz que ya quisiera el sol para sí” !! HAGASE LA LUZ ¡¡

Al mismo instante, cabeza, hombros, brazos y el cuerpo entero de Frederick “El Lepra” cayó con todo su peso encima de la manecilla del percutor.

Pareció el estallido de un volcán, el terror en Horsville se vistió de luces.
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P.D:
Frederik ya dispone de una bodega repleta de botellas de tinto rancio.
El trío calaveras como andaban de noche por las afueras de la plaza en busca de alguna que otra fechoría, se salvaron de la quema, y es por lo que gracias a éllos se ha podido relatar esa historia.


-----2ª Parte “ FREDERIK CONSUME SU VENGANZA”--------

Han pasado ya tres meses desde que El Lepra, queriendo vengarse de El Trío Calaveras, hizo volar por los aires la Plaza Mayor de Horsville, pero muy a su pesar, no consiguió su principal propòsito, que no era otro que cargarse a Taylor, Dolphy y Baker por todo lo que le habían hecho pasar, no solo por la última fechoría de casi enterrarle vivo, si no
por las muchas trastadas, nurlas y vejaciones que desde hace ya mucho tiempo le han venido infringuiendo, son tres espinas que Frederik lleva clavadas y ahora vió la ocasión de sacárselas, pero cual no fué su sorpresa y desencanto al ver que el Trío Calaveras seguía campando a sus anchas.

Si bien es cierto que desde el trágico suceso, los tres compañeros de fatigas y aventuras habían moderado en mucho su ya digamos adicción a las gamberradas, intuían perfectamente cual fué la causa de la sonada explosión en la plaza mayor y también a quien podía atribuirse la autoría, por lo tanto, la vida que llevaban era bien fácil de enteneder, de casa al colegio y del colegio a casa, pero esa mansedumbre no podía durar,
no para esos tres demonios, su aburrimiento era total.

En Horsville ya hacía tiempo que se habían puesto manos a la obra en rehacer lo poco que había quedado en pié de la plaza mayor, y aunque no estaba totalmente reformada, su aspecto era de mucho mejor buen ver que antes de la fatídica explosión.

Lo que nunca podrán rehacer, obviamente serán las familias que tuvieron algún que otro
fallecido, hubo algunas que incluso desaparecieron en su totalidad, eran familias de muy
pocos miembros, todo lo más, matrimonio y un hijo.- El alcalde también fué víctima del mortal suceso.

Casi de inmediato, prácticamente al día siguiente, se personaron en el pueblo, todo tipo de fuerzas del órden procedentes de la ciudad más próxima y también de la capital,
bomberos, policias, personal sanitario, hasta un destacamento del ejército para ayudar en la búsqueda de supervivientes y proceder al desescombro de los edificios derruídos y por
descontado, civiles del mismo pueblo y de los mas cercanos a Horsville.

Paralelamente a la reorganización del caos que se produjo, empezaron las diligencias de
investigación para intentar averiguar las causas y la autoría de tamaña desgracia, pero todo fué inútil, aún hoy, después de tres meses se ignora quién o quienes fueron los autores.

Mientras, el Lepra, que la mayor parte del día estaba sumergido en la inconsciencia etílica, no dormía pensando como fué posible que sus tres más encarnizados enemigos, seguían aún en el mundo de los vivos.

Tendría que empezar a maquinar, rumiar como podría componérselas para que de una vez por todas, el Trío Calaveras tuviera su merecido, si bien Frederik se daba perfecta
cuenta de que en ese estado que se encontraba, borracho y sin fuerzas, poco podría conseguir en ese sentido, por lo que, pudiendo más la rabia y el resentenimiento que llevaba dentro, se juró a simismo que procuraría dejar en lo posible la bebida y así en un
estado de suficiente lucidez, ingeniárselas para llevar a cabo un plan que pudiera dar lugar a que su nueva venganza tuviera éxito.
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Taylor, Dolphy y Baker, que estaban hartos de actuar como personas civilizadas, se encontraban un sábado por la tarde tumbados panza arriba debajo de una enorme encina que reinaba en un descampado no muy lejos del pueblo, desde ahí podían ver perfectamente el reloj que lucía ya nuevo de trinca en el campanario recién restaurado.

Estaban los tres como he dicho, tumbados panza arribam resguardados de un sol de justicia que lucía con todo su esplendor en aquel día de verano, justamente a las cinco de la tarde.
Taylor reposaba su cabeza encima de la palma de sus manos que con los brazos doblados las juntaba para que hicieran las veces de cojín, tenía la mirada fija hacia una
solitaria nube que de tan sola, parecía haberse perdido en la inmensidad del cielo azul,
diríase que ni parpadeaba.

Dolphy que era de un carácter muy parecido al de Taylor, estaba en la misma postura que su amigo, tan indénticamente igual, que parecía como si estuviera imitándole, pero no, estaba así y basta; si alguien los estuviera viendo en aquel momento, quizás de seguro pensara que ámbos estaban imaginando o tal vez soñando lo mismo, ninguno de los dos decía nada, ni murmurar siquiera, parecían mudos o como mal menor dormidos
con los ojos abiertos, a Dolphy le pareció en su ensimismamiento que la nube le estaba
guiñando un ojo.

El único que parecía tener rasgos de vida, (metaforicamente hablando) era Baker. no paraba de estarse quieto un solo momento, tan pronto estaba panza arriba como de lado,
como medio sentado, se le veía nervioso, inquieto y es que Baker no era ni mucho menos de la misma configuración mental de sus dos compañeros, era el otro reverso de la moneda, era tranquilo, sosegado, algo miedica, reflexivo, gracias a él las fechorías
perpetradas hasta su última aventura no habían tenido mayores consecuencias y es por éso que su estado actual de nerviosismo no concordaba con su carácter, que repito, era
reflexivo y sosegado; pero todo tenía su justa explicación, no en vano se sentía inquieto y nervioso, su misma forma de ser hacía como si en el interior de su cabeza sonara un timbre de alerta que ponía a Baker en tensión.-Se sentía aburrido y falto de toda iniciativa que rompiera aquella insulsa inactividad y monotonía de la cual ninguno de los tres estaba hecho para soportarla por más tiempo.
Pero no era él precisamente el “genio” de las ideas, tanto Taylor como Dolphy estaban
sobrados de “genialidades” dignas del más sofisticado pensador, Baker solo hacía de
“corrector” de genialidades excesivas, de ahí que aún no hubiesen los tres calaveras
haber dado con sus huesos en la cáracel o en algún correccional adecuado a su edad.

Ya hacía algunos días que tanto Taylor como Dolphy tenían reservadas conversaciones, actuando como si quisieran prescindir de Baker; hablaban en voz baja cuando se les acercaba Baker, paraban de hablar simulando estar en otros quehaceres, todo esto juntándolo con el fastidiosos aburrimiento, hacía que Baker no las tuviera todas consigo.

De repente, como si le hubiera picado una serpiente, Taylos de un brinco se puso en pié lanzando de golpe una exclamación que asustó por su impronta a Baker pero no a Dolphy.

!! Ya lo tengo!! Se acabó la inactividad !!

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Mientras tanto, el Lepra que ya hacía dos días no destapaba ninguna botella, no paraba de hacer planes mentalmente, estrujándose el cerebro, pero la cosa iba nuy lenta, demasiado para su gusto, de vez en cuando le asaltaba el “mono” de la abstinencia que le tentaba para que vaciara por lo menos un para de vasos de tinto.
Frederik se resistía, la sed de venganza era muy superior a la sed adictiva al tinto; esos ataques por desatender su adicción le duraban un par de horas, pero una inusitada energía que ni él mismo sabía de donde la obtenía, hacía que aguantara estoicamente el estado febril y frenético que le producía el “mono” de la abstinencia, pero si se paraba un momento a pensar, realmente si sabía el origen de esa fuente de energía, su proveedor era el odio, un inmenso odio que le roía las entrañas y que llevaba dentro todo un almacén lleno a rebosar y era al fin y al cabo lo que le permitía aguantar la desesperación que le producía la autoabstención que se había impuesto y es por eso que al disponeer de unos pocos momentos de clara lucidez, el plan que se estaba forjando en su mente, iba con una marcha muy lenta, casi en reductora.

Tenía para escojer, dos proyectos de venganza y en estos momentos estaba exprimiéndose el cerebro para tomar la decisión sobre con cual de las dos se quedaba.
Uno era bastantee tétrico y tenía mucha relación con su propiedad de apartamentos destinados a cobijar a los que ya no pertenecían a este mundo de los vivos.
Tanto tiempo hacía que se ocupaba de las tareas de enterrador, que ya se consideraba propietario de toda aquella zona de paz y silencio.
La otra variante que tenía pensada como venganza, era un poco más sofisticada y por su
complicada realización le producía mayores quebraderos de cabeza, pués era consciente de que precisaría de ciertos conocimientos de electrónica que de momento los tenía envuetos en una espesa niebla de confusión que al menos que tuviera más facilidad de raciocinio lo veía bastante irrealizable.

La primera opción explicada en síntesis y muy superficialmente, consistía en que la muerte de El Trío Calaveras fuera causada mediante la interevención en la escena, de algunos cadáveres que Frederik ya había elegido de antemano y que no tendría ninguna
dificultad en utilizar debido a su, llamémosle profesión y que todos esos “inquilinos” eran usuarios de sus apartamentos que él tenía en propiedad.
Quizás fuera esa facilidad de realización de su proyecto de venganza , que le hizo decidirse por esa primera opción.

Por lo tanto, la segunda opción la desechó, entre otras cosas porqué implicaba tener algunos conocimientos de electrónica y posiblemente necesitaría que alguien le diera
alguna lección, lo cual significaría que su secreto ya no sería tan secreto y eso no le
hacía ni pizca de gracia.

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Mientras tanto debajo de la encina, el sonoro exabrupto que Taylor exibió con toda la fuerza de sus pulmones y que puso en tensión a Baker y a Dolphy de pié como si un muelle que hubiere estado en retenida tensión, se distensionara de golpe levantándoles
con inusitada fuerza y dejándoles con un palmo de boca abierta pendientes de Taylor.

!! Tíos, se acabó!! se acabó de hacer el vago!!, ahora que nos creen reformados y puestos en cintura, es la ocasión para que volvamos a dar señales de nuestra existencia, ya hemos estado demasiado tiempo inactivos, decía Taylor mirando hora a Dolphy, hora a Baker, su mirada y girar de cabeza iva y venía del uno al otro sin parar, parecía que le sacudía un tic nervioso. estaba sumamente excitado y parecía que los ojos le iban a salir de las órbitas.
Es hora ya de que hagamos pagar al Lepra lo que hizo con nuestro pueblo y por demás estoy convencido de que nos está agradecido por nuestro silencio, sabe muy bien que
sabemos perfectamente que fué él quien causó el desastre y que nada dijimos cuando la policía nos interrogó.

-¿Qué has pensado? le preguntó Dolphy
-Baker estaba a la espectativa-

-Mirad, prestad atención: El Lepra se pasa más horas ausente de la realidad, que no en estado de lucidez, por lo tanto tengo pensado lo siguiente:
-Baker seguía a la espectativa,pero cada vez estaba más nervioso-

-Hace un par de días enterró dos cadáveres, ¿os acordáis? al algüacil “El Trompeta” y a la bruja Lola, la “Ojituerta”, pués bien, no nos costará nada desenterrarlos ya que no
acostumbra hacer un hoyo muy profundo, los cuerpos quedan casi a ras de la superficie.

-Baker con evidente tartamudez decía, pa..pa..pa..para, no si..si..si..sigas, yo..yo..yoo no..
qui..qui.qui..quiero sa..sa..sa..sa..saber na..na..na..nada, tu..tu.tu..tu estás lo..lo..lo..loco.

-!!Cállate miedica!! calla y escucha, ¿Ya te estás meando otra vez?, aún no he terminado y tanto si te gusta como si no, tú vendrás con nosotros; mira, si tanto te preoupa todo esto, ya encontraré la manera de que tengas que intervenir lo menos posible, no serás parte activa, nos servirás de vigilante, estarás alerta y nos avisarás de cualquier posible imprevisto que se nos presente.

-Pero, ¿Qué tienes pensado? ¿Porqué te preocupa tanto que nos vean o nos sorprendan?
Inesperadamente a Baker le desapareció la tartamudez.

-!!Cállate y déjame terminar, miedica meón!!
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Frederick tenía bien presente que no había sábado en que “Los tres calaveras” no fueran por la tarde a darse un baño en el pequeño embalse que había a las afueras del pueblo.
El embalse o pantano en cuestión estaba amparado por una presa no muy grande, medía unos treinta metros de altura por unos cincuenta de largo y de un grueso de unos cinco metros, estaba en consonancia con el no muy importante caudal de agua que se recogía de una también pequeña cordillera que distaba unos cuarenta kms. del pueblo.
El pantano casi nunca se vaciaba y se mantenía practicamente a tope y más de una vez se le veía dejat escapar un poco de agua sobrante.

Frederik, ya tenía decidido poner en práctica el plan que tendría que hacer desaparecer
a los “tres calaveras”, Procuró escoger el sábado más idóneo para pasar a la acción y poder así sacarse las espinas que le martirizaban las entrañas.
El sábado elegido fué un 22 de Agosto y tiempo no le faltó para señalarlo en un calendario marcando una cruz roja como la sangre.

Era martes 18 de Agosto y faltaban por lo tanto 5 días contando con el propio martes 18, para que a sus tres enemigos les llegara su hora.
Con grandes dosis de voluntad seguía Frederik con la abstinencia, tal era de fuerte el deseo de llevar a cabo sus planes y que obviamente tuvieran los resultados apetecidos, que se mantenía en vilo esperando la llegada del día de la venganza definitiva.

La venganza consistiría en desenterrar los dos cuerpos que últimamente dió sepultura y colocándolos en un bote que estaba permanentemente anclado en un rincón del pantano, al resguardo de la intemperie, bote que era propiedad de alguien del pueblo que en temporada de pesca lo utilizaba para pescar y con él poder acceder a sitios que sin el bote eran inaccesibles; y asegurándose de atarlos al bote a conciencia, de forma que con toda seguridad no pudieran caer al agua.

Frederik sabía muy bien el lugar exacto donde “el trío calavereas” aconstumbraba a bañarse, lugar que precisamente estaba muy cerca de las compuertas de la presa por donde se podía vaciar rápidamente el pantano, y unas horas antes de que llegaran,
escondería el bote lo más cerca posible del lugar del baño.

A unos cinco metros aproximadamente de donde estaría el bote escondido, empezaba la
represa y en su mismo comienzo había una enorme rueda de acero que servía para abrir
las compuertas.-
En el momento justo en que los bañistas estuvieran más o menos juntos en el agua, Frederik que evidentemente ya habría procurado camuflarse de tal forma que no fuera visto, con un palo lo suficientemente largo, daría un fuerte empujón al bote dirigiéndolo hacia los confiados bañistas, que es de suponer tendrían un soberano susto, del cual confiaba Frederik tardarían tan solos unos segundos en reaccionar, tiempo que le daría a Frederik lo justo para que de un salto se colocara frente a la rueda que debería abrir las compuertas y por consiguiente iniciar el vaciado del panatano.

Frederik procuraría abrir las compuertas lo más rápido posible, con el fin de que a mayor caudal de agua desalojada, mayor sería el remolino que produciría el rápido vacío.
La formación del citado remolino es lo que pretendía Frederik que se produjera y cuando más caudal de agua saliera, más poder de succión tendría el remolino el cual se llevaría en medio de vertiginosa espiral, al bote, cadáveres y al trío calaveras al completo.

El resultado, como se puede muy bien imaginar, es que en algún lugar rio abajo, se encontrarían tarde o temprano cinco cadáveres y posiblemente los restos de un bote a todas luces inservible.

Podría ser bastante acertado decir que los razonamientos de quienes les correspondiera
averiguar lo que había sucedido, se inclinaran por ,ser la última gamberrada de los “tres calaveras” que por esta vez les había salido el tiro por la culata.

Estos eran los pensamientos y planes de •”El Lepra” que con éllos se durmió un viernes 21 de Agosto a las tres de la madrugada.
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Mientras tanto, debajo de la encina, Taylor continuaba explicando los planes que había
imaginado para acabar definitivamente con “El Lepra”.

-Como os decía, el próximo sábado dia 22 de Agosto, al anochecer, aprovechándonos de que “El Lepra” estará durmiendo la mona como tiene por costumbre, procederemos a desenterrar los cadáveres de “El Trompeta” y de “Ojituerta”, supongo que tendremos que ponernos alguna mascarilla para que no nos efecten los efluvios hediondos que
desprenderán los cuerpos ya putrefactos.
También y antes que nada, tendremos de encargarnos de “sanguijuela” su perro, no nos vaya a joder la marrana.

-De ese me encaro yo, dijo Dolphy, lo colgaré por el cuello hasta que haya agotado su último suspiro.

-Bien, de acuerdo, continuó Taylor, el “Sanguijuela” es tuyo, y tu Baker te quedas detrás del barracón donde duerme “El Lepra” y si ves algo raro o ves llegar a alguien, nos avisas, pero nda de largarte, ¿está claro?.

-Pe..pe..pe..pero yo no..no..no.. qui..qui.qui..quiero in..in..intervenir e..e..en.en.en
na..na.na-nada más.

-!!De acuerdo entonces!!, volvamos al tema de “El Trompeta y de la “Ojituerta”.

Una vez sacados los cuerpos del hoyo, los pondremos en bolsas de plástico y las
llevaremos hasta donde duerme “El Lepra”, lo rociaremos todo con gasolina y le prenderemos fuego.

-¿Estáis de acuerdo?

-Yo de acuerdo, dijo Dolphy.

Baker no podía articular palabra de lo asustado que estaba, por lo que, su silencio
fué interpretado como una afirmación positiva a los planes de Taylor.

-!!Perfecto!!, Ahora prestad mucha atención, es muy importante que hasta el sábado continuemos con nuestro buen comportamiento, por supuesto no dejaremos de ir a bañarnos al pantano, y ahí ya quedaremos para al anochecer poner en práctica lo
acordado.

----------------LA VENGANZA ------------------------------
Sábado dia 22, a las 3 de la tarde.

“El Lepra” ya tenía metidos en el bote los cadáveres de “El Trompeta” y “La Ojituerta”, embutidos en unas bolsas de plástico transparente y fuertemente atados en el interior del bote, era casi imposible que pudieran caerse al agua.

Acercó el bote hasta la orilla y lo camufló debajo de unos arbustos y provisto de un largo palo de unos tres metros, esperó Frederik con evidente impaciencia la llegada de los bañistas, acurrucado lo más que pudo para no ser visto.

El tiempo transcurría tan lentamente para Frederik que un minuto de espera le parecía toda una eternidad, !!Cuánto encontraba en falta una botella de tinto!! pero el caso es que no llevaba ninguna y además hacía ya cuatro días que no apuraba un solo vaso; se prometía a si mismo que una vez pasado todo, no le importaría morirse a consecuencia de una borrachera.

De pronto, le pareció oir unas voces y risas que se iban haciendo cada vez más nítidas y cercanas.
Separando un poco unas ramas que le tapaban, vió con cierta excitación que las voces y risas provenían de “El Trío Calaveras” que con bañador en mano se dirigían hacia su lugar preferido para el baño.

Mirando por enésima vez su reloj, vió que eran las 5 en punto y los tres bañistas ya habían llegado a su destino (Funesto destino pensaría Frederik), gotas de frío sudor le resbalaban por la cara produciéndole un atormentador cosquilleo que ni se atrevía en apacigüar.- Notaba que al pasar la lengüa por sus labios resecos, un sabor extremadamente salado y ácido producido por las gotas de sudor, le convidaban a un largo y copioso trago de tinto, pero no tenía..., y ahora lo estaba lamentando.

Las agujas de su reloj señalaban las cinco y media, los bañistas estaban ya dándose el primer chapuzón (Quién les iba a decir que sería el último chapuzón de su vida...).
Frederik atento a las posiciones que los tres mantenían en el agua, el palo de tres metros cogido fuertemente por un extremo y apoyado por el otro en el bote, esperaba el momento propicio para empujar el bote hacia los bañistas.

De pronto, como si quisieran seguirle el juego a “El Lepra”, se juntaron los tres cogiéndose de las manos e iniciando una especie de juego acuático; !! Era el momento esperado por “El Lepra” !!-Ya no podía dudar, ya no podía esperar ni un solo segundo más, dando un fuerte empujón con el palo, hizo que el bote saliera
empelido con una fuerza imparable hacia los tres bañistas, que quedaron como paralizados por la visión.

“El Lepra” de un salto se plantó delante de la rueda que sirve para abrir las compuertas del pantano y con ámbas manos la hizo girar con el máximo de rapidez que sus fuerzas le permitían, y al instante se formó un enorme remolino que en una veloz espiral succionaba sin remisión todo lo que estaba a una distancia de de ocho o diez metros, y el “El Trío Calaveras” se encontraba practicamente encima del remolino a unos dos metros como mucho.

Bote y bañistas fueron tragados en menos de cinco segundos, saliendo por el otro
lado de la represa y siguiendo el rápido curso del río que en un instante había parido el pantano.

Eran las 6 en punto de un sábado dia 22.

Frederik no cabía en si de gozo, miraba fijamente con ojos llenos de una incipiente
locura el centro del remolino que se tragó en tan corto espacio de tiempo a sus tres
odiados enemigos y el bote con su fúnebre pasaje.

El suelo de la represa estaba mojado y tenía una fina capa lodosa producida por la descomposiciòn de materia orgánica depositada en el transcurso de varios días, al menor descuido podía convertirse en una pista de patinaje.

Estaba Frederik con las manos aún asidas a la rueda que abrió las compuertas, las tenía completamente agarrotadas y los nudillos blancos por la presión que ejercía al
sujetar con fuerza la rueda,.

Tenía que soltar la rueda, pero no podía, sus manos ausentes de sangre no obedecían
las órdenes de su cerebro, estaba aterrado y a la vez eufórico de satisfacción, había conseguido que “El Trío Calaveras” pagara por todo lo que le habían hecho pasar y con intereses incluídos.

De pronto, en un arranque de decisión, sus manos se soltaron de golpe, pero con tan
mala fortuna que por la inercia del empuje dado y con la participación del resbaladizo lodo, su cuerpo resbaló y la inercia le hizo practicamente volar y caer exatamente en medio del remolino que aún estaba traspasando agua del pantano al rio.

Asi de esta casual eventualidad, “El Trío Calaveras” tuvo también su venganza satisfecha.

Al cabo de unos días y una vez las compuertas del pantano fueron cerradas por quien se ocupò de ese menester, encontraron rio abajo los restos de un bote que ya nunca más podrá utilizarse y desparramados a lo largo del curso del rio, dos cuerpos que parecía hubieran sido fuertemente atados, pero por su estado eran irreconocibles, también encontraron los tres muchachos de apodo “El Trio Calaveras” y el maltrecho
cuerpo del enterrador oficial del pueblo de Horsville enredado entre troncos y ramas que el recién creado rio arrastró consigo.
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También arrastró consigo la inconsciencia de tres jóvenes faltos de toda responsabilidad y de buenos sentimientos, se llevó el rio a un borracho, aunque
humano en momentos de sobriedad, que a decir verdad eran bien escasos:
Se llevó también los cuerpos de un alguacil y de una ojituerta que el pueblo tenía por bruja, pero esos dos últimos personajes, no se los llevó el río, los robó, pues sus vidas dejaron de existir allá en su tierra el Pueblo de Hosville.

Josep

Texto agregado el 06-09-2012, y leído por 100 visitantes. (0 votos)


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