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Un final probable
El Tano retratado por sus amigos, como un calentón “encarador”, pero a la vez un noble amigo defensor de las causas justas. Nahuel amigo de sus amigos, fiel y obediente, como Sancho a don Quijote.
Una noche de sábado de boliche, estos dos amigos decidieron emprender el viaje hacia la pre cordillera, particularmente en dirección a una híper conocida “discoteca” llamada Moe´s Dance. Allí en el boliche se encontraron con viejos caudillos de la noche fraternos de la noche.
La noche estuvo fenomenal según las palabras de Nahuel un amante servidor, presto a seguir todas las banalidades y payasadas de su amigo el Tano, el picante, pero galante divertido y fusionado con el vino y el glamur. Nahuelito de perfil más bajo seguía en todo momento las pisadas al vació de su querido y entrañable “hermano”.
Al finalizar la noche, ambos desfilaron la marcha hacia la salida, en pos de un futuro descanso, sin pesar lo que podría acaecer sobre sus frágiles vidas.
Esperaron y esperaron y ya estaba amaneciendo, los bondis no pasaban y la fastidiosa espera comenzó a aburrirse de ellos.
Cuando en un vuelco inesperado de la situación, el Tano comenzó a desplazar sus pies como una danza de brusco danzar, dirigido hacia sus pagos en la ciudad. Nahuel lo siguió inquisitivamente, sin preguntar por qué, al ver que no mermaba el pasó y ante lo pesad umbroso de la caminata, el más pequeño y prudente amigo decidió hablar, como prueba de su conversación he aquí lo que ocurrió en los momentos venideros a este peculiar relato:
_ ¡Eh! ¡Tano para! No vayas tan rápido.
_ Uh ¡Nahuel! ¡Dale! ¡Metele! Si no, no te invito a tomar un cafecito a la estación con media lunas ¿no?
_ See, ¿cómo sabes que son mis favoritas?
_ Yy…te conozco un poquito.
_Che pero no podríamos ir más despacio, tengo los pies a la miseria, nunca había bailado tanto.
_Jajajaj, ¿bailado tanto? Si, ¡no moviste los pies en toda la noche! Parecías una momia. (risas)
_Bueno Tano tenes razón...pero si de todas formas vamos a llegar a casa.
_Bueno está bien..Uh ¡mira! Tomemos un atajo por acá.
_Che, ¿pero no será peligroso?
_Naa… no creo, ya es de día, no pasa nada.
La escena siguiente ocurre en las adyacencias de dos barrios muy conocidos en Mendoza. Conocido por sus asaltos, asesinatos ultrajes, y todo tipo de fechorías impensadas.
_ ¡Che! Paremos un poco.
_ ¡No! ¡Dale Nahuelito! Sino no va haber facturas ¿eh? (mueca discreta del personaje)
_ ¡Uff! Yo me voy a sentar en está rocas, son dos minutos, para descansar.
A los pocos segundos e inesperadamente, un grupo de entre 6 o 7 chicos, con miradas furtivas comenzaron a acercarse a nuestros dos amigos.
_Eh ¡señoritas que hacen tan solitas por estos lados! (risotadas)
_ ¡No pasa nada! amigo ya nos vamos-dijo el Tano.
_No ustedes no se van ¡nada!-grito el malviviente que hablo recién.
_ ¡Corre! ¡corre!-gritó Tano a su amigo Nahuel.
En ese momento, unos de los imberbes descorazonados, se adelantó y le propinó una cuchillada, en el abdomen, al instante comenzó a desangrarse y a gemir de dolor.
Su amigo desesperado y sin prever sus posibles movimientos, atacó desenfrenadamente al agresor de su camarada.
_ ¡Hijo de puta! El grito de impotencia se escucho en el resplandor de la media mañana.
Al instante un grupo de rufianes, que se movían como manada, agarraron por los brazos a él Tano, y comenzaron a aplicarle una dosis de bofetadas no apta para personas sensibles. Se escuchaban vociferaciones de ambas partes. De un momento a otro la cabeza de Tano parecía un resorte, al golpear una y otra vez contra el suelo, de manera ininterrumpida.
Cuando la cabeza paró de ser rebotada contra el pavimento, una vez que los malhechores se cansaron, huyeron en el acto, evitando así posibles detenciones.
_ ¡Tano! ¡Tano! – se escuchaba desde el suelo a un moribundo mal herido.
_ ¡Que te han hecho amigo!
Al no conseguir respuesta inmediata de su compañero de viaje. Nahuel suponía lo peor.
Con las pocas fuerzas que le quedaban Nahuelito, se acerco a Roberto, al ver en su rostro la atroz golpiza recibida, comenzó a llorar a su lado.
Al cabo de veinte minutos, llego la policía, sin poder hacer nada, su amigo entrañable, el valiente el intrépido el más extrovertido, pero a la vez un excelente amigo, expiraba sus últimos suspiros en una bocanada de tragedia.
Aquél cafecito con media lunas, quedará para alguna otra vida en algún lugar que desconocemos.

Fin

Texto agregado el 19-08-2013, y leído por 90 visitantes. (2 votos)


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