Hoy hay tertulia en la tienda de Benjamín Agraz. Sblevetz es un hombre que vive solo en el campo en una pequeña parcela y quienes lo conocen no se explican como un hombre como él vive de una manera minimalista. No se le conocen cultivos ni tiene capital y sin embargo vive en una felicidad comparable a la de un niño cuando sale a jugar con sus amiguitos. Goza de un respeto inmenso y en su entorno es como el sabio de la aldea. Todo se lo consultan a él porque todos creen que tiene soluciones para todo. Quiere hablar sobre LOS CALENTADORES ENERGÉTICOS y por ello la sala está abarrotada con todos sus fans. Su aspecto es el de una dulzura indefinible y su verbo es encantador.
Se han introducido en la tierra espíritus de gran nivel espiritual que ocupan cuerpos humanos normales e indistinguibles del ser común y corriente- comenzó diciendo- Esos cuerpos que son huéspedes de esos espíritus excelsos no guardan en sus cerebros consciencia de quienes son ni del trabajo que cumplen de manera que si usted se diera cuenta quienes son y se los manifestara ellos sinceramente lo negarían e incluso harían controversia de semejantes tesis. En la sociedad ocupan cualquier lugar, desde los más modestos a los más encumbrados. Cierto día vi pasar a uno de ellos tirando de una vieja carreta vendiendo frutas por la calle. En otro lado vi a una cajera de un pequeño negocio realizando labores extremadamente simples.¿ Entonces cual es su papel?. Es bien simple- prosigue- si usted pone un trozo de acero al rojo vivo al lado de un trozo de acero totalmente frio al cabo de cierto tiempo ambos tenderán a tener la misma temperatura. Es como en la termodinámica. Por toda la tierra hay esa clase de seres y por ello es el despertamiento acelerado de los niveles de consciencia en el ser humano. Un despertamiento de consciencia explosivo como crecen los hongos en lo campos después de la lluvia. Los extraterrestres ya llegaron y están aquí. Otros totalmente regresivos han esclavizado a los humanos por milenios y son parte de los gobiernos, los ejércitos, los bancos y las iglesias. Me perdonan pero debo retirarme porque tengo una leche en el fogón. Se escucharon aplausos y una risa general.