''Si ahora mismo la cabeza me cortaran
ese alguien gran favor me haría.

Pondría a este sentimiento fin y hasta
quizás a algunos les alegraría.

Aunque suene radical pero no veo otra forma
de que este río de lágrimas se pare.''



Y parece que hoy no me he esmerado mucho en la forma y el aspecto de mis versos. Y es verdad.
Porque, ¿qué son sino la rima y la métrica aparte de simple apariencia? Yo no soy eso, y tampoco quiero que mis letras lo sean. Lo que quiero transmitir con estos versos va más allá a lo que-l sentido propio de las palabras llega. ¿De verdad se puede llegar a desear la muerte para uno mismo? ¿Existe tal grado de desesperación que se alcanzan esos confines? ¿Que voy a saber yo, un simple niño?
Ahí volvemos otra vez a las palabras de Pascal ''el corazón tiene razones que la razón no entiende''.
Pero, ¿dónde está el límite? Tantas preguntas, tan pocas respuestas. Pero yo nunca perderé la esperanza. La esperanza de que un día se acabarán las indecisiones, se abrirán los corazones y todas esas preguntas finalmente tendrán sentido. No respuesta, pero sí un sentido más lógico.
Un poco ambigua la reflexión de hoy. Para que quede algo más claro, llegué a la conclusión de que lo único que me queda es esperar y no desesperar.