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Un hoyo en la vereda, profundidad insondable que algunos esquivan con el terror en sus rostros, otros se detienen y contemplan la oquedad cual si allí radicara el centro mismo de las leyes universales. Surgen teorías y cavilaciones atingentes a la demora de las autoridades para solucionar un problema como este; se produce un debate político y hasta asoman puños y palabrotas antes que alguien ruede dentro del averno profundo. Las llamas no son las que consumen al infeliz pero su pierna pareciera ser devorada por las dentelladas de un ser mitológico. El tipo gime y del gimoteo lanza un alarido tan atroz y tan similar a una alarma de catástrofe. Los transeúntes corren a auxiliarlo, felices de sentirse útiles. Para sus adentros, un tipo se felicita que estuviese allí esa cavidad, oportunidad propicia para demostrarle al mundo, a los suyos y a sí mismo que todo lo que le mezquinaba la vida, ahora se repliega para dejar a la vista a un verdadero héroe. Y el tipo se adelanta a los demás y sin pensarlo dos veces y porque ha visto demasiadas películas de acción, se arroja al vacío, elucubrando en esa décima de segundo que caerá de pie, a pasos del herido, lo socorrerá y todo el mundo lo aplaudirá por su acción. Pero, las leyes de la física son rotundas y nunca han transado con director de cine alguno y mucho menos con este desafortunado tipo, que cae como un muñeco desarticulado. Sus alaridos se unen al que descubrió originalmente y con tan mala fortuna dicho precipicio.

Una grúa saca a los dos tipos del agujero -que definir así a ese boquerón profundo es como lisonjear a una dama entrada en carnes, expresándole que es una sílfide. Ambos tipos se han luxado una pierna y alaraquean que es un gusto. Las cámaras de un canal de TV han llegado al lugar y el hecho es reporteado como se merece. La gente expresa su descontento y algunos agreden verbalmente al alcalde, algunos aducen que el hoyo de las arcas de la municipalidad es mayor que este y que sí acá sólo cayeron dos, en el municipal están involucrados desde el alcalde para abajo. Y de nuevo se producen los conatos de agresión, que esta es la excavación para una nueva estación del tren subterráneo, que los tipos que cayeron al hoyo pertenecen a la oposición y que sólo quieren aportillar al gobierno. Y el primer hombre que se precipitó al hoyo entra al debate y defiende al edil, expresando que todo esto es muy desagradable y que el tonto fue él al no fijarse por donde caminaba. “Si defiende al alcalde es porque es uno de sus esbirros” grita uno y muchos asienten.

Pero el pobre hombre, el antihéroe, sólo desea escapar de todo ese barullo, evitarse la vindicta pública, la sorna y esas infidentes cámaras que tratan de apuntarlo cual si fuese un extraterrestre. Y en un intento por sacudirse de todo eso, lanza un grito atroz, aún más atroz que el del que se precipitó primero, un tropel gigantesco de decibeles que raya en lo fantástico, un grito que es desgarro, dolor visceral del alma que se escapa como una explosión por su garganta y que logra aterrar a los circunstantes. La gente huye con el espanto dibujado en su cara, los reporteros se encaraman sobre corriendo a la camioneta de la TV, la que parte desalada hacia cualquier lugar que no sea allí.

Sólo queda el hombre y su soledad y un infortunio perenne que parece coronarlo, esa máscara cetrina del perdedor que es su rostro, se torna aún más cetrina y el tipo, ya no recuerda casi el dolor de su pierna, que al final, a nadie pareció importarle. Y se aleja del lugar cojeando, pero un tanto aliviado de no haber sido registrado por las cámaras. Su anonimato está asegurado y ya no piensa tanto en ser súper héroe y volar como los personajes de los films de acción sino en aprender de una buena vez a saber aterrizar sus expectativas.
A la mañana siguiente apareció un cartel advirtiendo a los transeúntes, no del hoyo aquel ni del terrible peligro que representa, sino del espantoso grito de alguien que ha vuelto a ser nadie.



















Texto agregado el 01-01-2017, y leído por 70 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
02-01-2017 Está muy bien, tiene varias enseñanzas comunes en todos sitios ***** grilo
02-01-2017 Muy, muy interesante! MujerDiosa
02-01-2017 maravilloso relato yosoyasi
 
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