Si usted es una de las tantas personas cansadas de fracasar con los libros de autoayuda, sepa que esta publicidad va a cambiar su vida.

Usted que ha comprado publicaciones con portadas a todo color, con fotografías de bosques nebulosos y de maestros de sonrisa plena, de individuos sentados en el suelo con las piernas cruzadas, individuos nobles que le iban a enseñar el camino hacia la autosuperación, que le prometían una vida mejor y más elevada, sepa que podrá por fin lograr el éxito, sepa que ha llegado la hora de emprender con decisión la senda correcta que lo llevará a la tan ansiada meta.

Usted, que ha seguido miles de falsas técnicas para descubrir su potencial latente, para dejar salir a esa aletargada pasión de cambio que inquieta su conciencia, para romper las ataduras de esa ansiosa fuerza sedienta de renovación que se agita en su corazón, usted, va a sorprenderse de los resultados que obtendrá en pocos días luego de aplicar nuestro revolucionario método.

Usted, que en vano ha buscado misteriosas energías manado de su mente, de las yemas de sus dedos y de sus entrañas, usted, que tanto se ha esforzado en dominar la meditación exploratoria y poder sacar a luz a su maravilloso ser interior para encontrarse con esa parte oculta de sí mismo, para conocer a ese otro yo que habita en los sótanos de la conciencia y descubrir por fin que se trataba de un ente despreciable, de un ser estúpido e ingenuo, peor todavía que usted mismo.

Usted ya no perderá más tiempo leyendo largos capítulos cargados de reflexiones y de frases tan subjetivas como estériles.

Usted, que ha leído cientos de cuentitos de arroyos que fluyen mansamente, de yoguis predicadores, de ascetas a dieta, de monjes tibetanos misántropos, de pastorcitos solitarios que en lo alto de las montañas rumiaban su neoconfucionismo abstraídos en profundos pensamientos en lugar de cumplir con su labor de cuidar las ovejas.

Usted, que se ha inmerso en leyendas de asombrosas flores fonoparlantes que gastan sus palabras en no decir nada y que bien podrían guardar silencio como el resto de sus congéneres vegetales.

Usted, que ha devorado muchos libros acerca de gaviotas con planeos metafísicos que buscan encontrar la verdad de la vida y no porquerías para picotear como sus emplumados colegas.

Usted, que ha leído decenas de ficciones de molestas mariposas con delirios epistemológicos que acosan y perturban con sus complejas preguntas al resto de la fauna que pasta tranquilamente y sin dudas existenciales.

Usted, que se deprimió al pensar que cualquiera de estos insectos lo supera en inteligencia.

Usted, que nunca pescó la moraleja de éstas fábulas modernas y que buscó en las últimas páginas si estaban las soluciones de estos místicos acertijos, usted, ya no será decepcionado.

Usted, que siempre se preguntó por qué el autor llenaba capítulos enteros con sofisticados ejemplos y complejas parábolas deductivas en vez de decirle de una buena vez, en un lenguaje claro y sin tantas vueltas, como debía hacer para ser feliz, usted, ya no se sentirá engañado.

Porque usted no precisa de su propia ayuda ni de la de nadie, usted lo que necesita es ser castigado.

Con nuestro novedoso manual de autocastigo usted tendrá lo que se merece. Basta ya de ser indulgente con usted mismo, de sobreestimarse y considerar que vale mucho, de imaginar que vale más de lo que supone el común de la gente; basta de creer que vale algo.

En poco tiempo haremos de usted un verdadero esbirro, un alfeñique de la autoestima, un personaje anónimo de una chatura social insoslayable, un náufrago de la existencia humana que se arrastrará por el desierto de la indiferencia ajena, un ser abúlico y derrotado, un ente lastimero y sediento del afecto que con justa razón se le niega.

Entonces si, ya quebrado por el peso de la culpa que cargará en sus espaldas, ya vacío de todo orgullo, débil y agobiado de desánimo, usted sentirá que cada minuto vivido es un logro pleno e inmerecido para una bazofia como usted; sentirá que cada nuevo día es un regalo del cielo para el más insignificante de los organismos rastreros; sentirá que aún el simple acto de respirar está por encima de sus expectativas más ansiadas, sentirá que está realizando la gran hazaña de sobrevivir.

Y ya no volverá a buscar saberes ocultos en estrafalarios best sellers ni a hacerse retorcidas interrogaciones sobre su espiritualidad. Hasta el final de sus días usted se hallará en el mejor de los limbos. Sabedor de que está haciendo usufructo de una subsistencia de la que no es digno, se sentirá satisfecho consigo mismo y con la realidad que le ha tocado vivir, se sentirá conforme y pleno en todo momento, aún ante la inminente llegada de la muerte.