Cuesta caro echar tanto de menos;
No solo por el desgaste de sentidos y emociones,
No solo por la desconcentración y el valor del tiempo,
Ni siquiera por las terribles sensaciones
Que provocan un par de angustias pasajeras

Si cuesta tanto extrañar,
Es porque todas las anteriores se aparcan juntas
Y todas de una sola vez en la mente de un común como yo,
Y quizás también otras más que he olvidado a estas alturas
Dejando unos puntos suspendidos en el aire

Debe ser que cuando se echa de menos
Hasta se pierde la memoria,
Y hasta se olvida uno a ratos de lo que se echa de menos,
Entonces ahí se descuelga la angustia,
Recorre el sistema y se ubica específicamente en la garganta,
Debajo del mentón y por sobre la nuez de Adán
Claro que si la angustia llega de segundo,
Es probable que la desesperación provoque asfixia temporal

Permítanme disculparme con ustedes si digo inciertos,
Pero es que cuando se echa de menos,
Se tiende a la incoherencia,
A las palabras cortadas en mitad,
Y a un lenguaje escaso por el que más valen balbuceos

Y si de todo esto poco es verdad,
Quizás lo único que quede en remedio
Será recordar que aun con este olvido,
Y con estas extrañas sensaciones a nivel estomacal,
Este sentimiento tendrá que sobrevivir
Solo hasta el momento en que le vuelva a encontrar