En principio pensé que era un sueño. Pero no, en realidad me había despertado un ruido muy fuerte en la casa. Sí, claramente había entrado alguien.

Miré el reloj de mi mesa de luz y sus agujas luminosas marcaban las 4:15 de la mañana.

Ahora sentí algo indefinido, pero no escuchaba nada. Vivía solo, así que era obvio que había un intruso en la casa.

No soy miedoso, pero sí cauteloso. No tenía armas, ni nada parecido a mano, y quien fuera que hubiese entrado, seguro que no vendría desarmado.

Pensé que no era prudente levantarme a enfrentarlo, llevaría las de perder seguramente. Traté de pensar en cómo actuar en esa situación tan inesperada y dramática. No se me ocurría nada. La mente me quedó en blanco.

Tuve la vana esperanza de que se conformara con algo, lo tomara y se fuera, pero eso obviamente no ocurrió. Los pasos se oían cada vez más cerca.

Decidí actuar, no tenía alternativa. Intenté sorprenderlo con un grito. Eso creo que hice…

Me despertó una voz en la cama de al lado: "son las 4:15 de la tarde."