Quería ser de todos,
pero si así fuera,
qué me quedaría?
He de dejar algo para mí,
mi íntimo, mi solo yo,
ese uno que se reserva
y vive sus momentos
en solidaria,
en introspectiva armonía
para seguir creyendo en mí.

No soy transparente escaparate,
ni ventana abierta al mundo,
obsesiva general observación.
No necesito positivos signos
o vacuas, ridículas imágenes
que me den su apreciación,
que alimenten mi ego carente
y me dejen su nota o su palmatoria.

No te voy a contar esos deseados secretos,
esos los guardo para mí,
quiero ser el moderno eremita,
más estoico que epicúreo,
un yo limitado y cabal,
que no se entrega solícito,
qué sin nada pedir a cambio,
da lo que tiene
sin esperar una valoración.
Mi vida no se ilumina,
solo si otros la encienden

Quiero ser quién soy, yo mismo,
sin la forjada idealización
de quien se pervierte
para ser ese otro que se espera.

Quiero no ocultar el paisaje
con mi figura en primer plano,
borrar mi fatuo protagonismo
y dejar que tus ojos decidan.

No quiero ser ese yo democrático,
diana para un dardo envenado,
para tu realizado deseado mimético,
esa catarsis para tu inconsciente fracaso,
el valle de lágrimas de tu seca estación.

Voy a ser yo mismo, yo igual que yo,
mar de dudas y de preguntas,
océano de enigmas, mi yo inquieto,
sin la mezquindad de la progresión funcional,
sin la oscuridad estéril de un farol apagado.

Quisiera de todos,
pero voy a ser yo mismo,
de mi yo limitado.

JIJCL, 19 de mayo de 2023.