EL RUBIO MONZON

A pesar de su aspecto insignificante era temible, gordo, de baja estatura con los hombros bien erguidos como tratando de aparentar más altura.
Sus botas resplandecían al resplandor de las lámparas. Usaba bombachas cuadriculadas. Rastras adornadas con monedas de plata. Cuchillo a un costado. Revólver debajo de su chaleco bordados con hilos dorados, camisa celeste; pañuelo al cuello y un poncho sostenido en uno de sus hombros, al que arrastraba como tentando a los concurrentes a que le pisaran su prenda. Eso bastaría para desatar su furia.
-¡A mí nadie me pisa el poncho!- diría, centelleando su cuchillo. Las autoridades trataban de calmarlo por lo general, mientras sus ojos verdes brillaban como luz mala. Tenía el pelo rubio, descolorido y sentenciaba a sus posibles contrincantes.
Fue para un 25 de mayo... Había fiesta en la casa del manco Aguirre. apareció sin ser invitado el Rubio Monzón y al sonar los acordes de un chamamé, sacó a bailar a la hija del manco, la que se negó rotundamente escuchándose después, el sonido de un sopapo en medio de un silencio absoluto.
Y la niña avergonzada corrió a refugiarse en los brazos de su madre.
Cuchillo en mano salió a copar la parada el manco en defensa de su hija y se trenzaron en brutal pelea.

El manco Se la tenía jurada.
Defendiendo a su hermano había perdido la mano al querer atajar la puñalada que terminó con la vida del Jacinto.
provocando gran dolor a su familia.
La polvareda cubría sus movimientos y cuando se disipaba, los movimientos eran como fieras hambrientas de sangre.
Cruzaron el alambrado donde la tierra estaba recién arada.
En una mala pisada perdió pie el Rubio Monzón. Ansiando aprovechar la ventaja, el manco se le fue con todo y con su mano lisiada, apretó su cuello y cuando iba a sentarle la puñalada fatal, no faltó un comedido que sostuvo su mano y en un intento desesperado el Rubio sacó fuerzas y lo madrugó, asestándole directo al corazón. El manco se quedó boqueando y con un largo suspiro se fue para el otro mundo.

-Aquí no hay nada que hacer- dijo el comisario- Para mí fue defensa propia-.-