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EL ASESINO DE SHARON STONE
No cabe duda que la carrera cinematográfica Sharon Stone alcanzó su punto máximo con la película Bajos Instintos (1993) donde interpreta a una asesina de hombres, tan sanguinaria, cruel como brillante. Antes de eso, solo había efectuado papelitos.
El más significativo quizás fue en “El vengador del futuro” o “Desafío Total” (1990), donde es la esposa de Arnold Schwarzenegger, y también se muestra como una asesina despiadada en una de las escenas (al punto que casi acuchilla a “Terminator”) y finalmente termina asesinada por el protagonista. Otros papelitos fueron participaciones en películas de acción de Carl Weathers (Acción Jackson) o Steven Steagal (el clásico Nico), y por supuesto “Las Minas del Rey Salomón”.
El estrellato de Sharon se prolongó un par de años más, con películas como “Sliver”, “El Especialista” (con Sylvester Stallone) y “Rápida y mortal” (un western donde otra vez se muestra cómoda en el rol de asesina), y no mucho más, a fines de los 90 ya estaba otra vez en películas de escaso éxito o interés para el gran público.
Pero fue por haber encarnado a la asesina de Bajos Instintos, Sharon Stone, dotada de una extraordinaria belleza, sin lugar a dudas, se convirtió en uno de los íconos sexuales indiscutidos de los años 90.
En algún momento de la década de los 2000, Sharon estaba dispuesta a recuperar otra vez el estrellato, la secuela de “Bajos Instintos” de 2006 había sido un fiasco y un producto menor (y olvidable) de la cinematografía.
Pero Sharon iba por más y no se andaba con chiquitas: como el papel de asesina le sienta bien y parece moverse como pez en el agua haciendo ese rol, precisamente sería otra vez una asesina en su nuevo film.
No se andaba con chiquitas: en ese film Sharon pretendía que sus víctimas fueran las mega estrellas del cine de acción de los 80/90, como en un homenaje a ese género tan popular en aquel tiempo, así Sharon se veía en la película “asesinando” a Sylvester Stallone, Jean Claude Van Damme, Dolph Lundgren y Arnold Schwarzenegger.
Sharon Stone contrato a Carlos Quesón, el famoso autor de los Relatos Quesones, para hacer el guión:
- Faltan Chuck Norris y Steven Seagal – le dijo Carlitos a Sharon (en inglés, claro, aca ya mandamos directamente la traducción)
- Seagal no es mi tipo, y Chuck Norris, un viejo verde, no me interesan. Que Norris siga haciendo esa serie estúpida donde es un sheriff de Texas a algo así. Siempre me pareció un idiota. Fui mujer de Seagal en “Nico”, no tengo ganas de volver a trabajar con ese idiota.
- No creo que Stallone, Van Damme, Lundgren y Schwarzenegger se presten para hacer de víctimas de una asesina.
- Por dinero harán cualquier cosa, ja, ja, ja, a Stallone y a Schwarzenegger los conozco bien.
- Falta Bruce Willis también – acotó Carlitos.
- No, ese tampoco, es duro de matar. Con esos cuatro estamos bien.
- Bueno, sí tu lo dices.
- Preferiría ser una heroína, alguien que salva a la humanidad, que recibe una varita mágica y a va Hogwarts, escuela de magia y hechicería, o alguien que debe destruir un anillo de poder en la maléfica y oscura tierra de Mordor – le dijo Sharon a Carlitos, recordemos que este dialogo fue en los años 2000, cuando las películas de Harry Potter y El Señor de los Anillos estaban en boga. Pero quiero hacer de asesina.
- Y no una asesina cualquiera – dijo en forma contundente Carlitos – serás una asesina de hombres, la cruel, sanguinaria, malvada e implacable Charlotte Cheesy, “Cheese woman”, porque convierte en Queso a los hombres que asesina.
- Pero que idea tan disparatada – alegó Sharon.
- Tambien es disparatado un tipo que viene de otro planeta y vuela, y mira que éxito ha tenido Superman.
- Superman. Como me hubiera gustado protagonizar una película con Christopher Reeve, que lástima, era un tipo con pies grandes y olorosos, ja, ja, ja.
- Habrá que elaborar muy bien ese guión.
- Propongo que los cuatro sean cuatro mafiosos, tipos ruines, hampones, violadores, narcos, de lo peor, y yo como una heroína los voy asesinando uno por uno, que cada crimen ocupe media hora de la película, primero Lundgren, después Van Damme, tercero Schwarzenegger y último, Stallone.
- Dado que tu personaje será Charlotte Cheesy, propongo que tus cuatro víctimas tengan apodos y nombres relacionados con el nombre “Carlos” y apellidos con “Queso”, por ejemplo Karl Quesogren, Charles Quesomme, Karel Quesonegger y Carlo Quesollone.
- Buena idea, el guion va tomando forma. Que sean cuatro asesinos de mujeres, mejor, así la asesina va vengando a víctimas de su propio género. Todos autores de crímenes feroces y brutales.
- Otra buena idea. Y las armas a usar: Lundgren que sea asesinado con un puñal tipo hindú, Van Damme con una estrangulación, o con artes marciales, como el gusta a este tipo, Schwarzenegger con el rifle de Terminator y Stallone, en una mezcla de golpes a lo Rocky y con cuchillazos con un cuchillo tipo Rambo.
- Y que cada crimen sea en una parte diferente del mundo: Lundgren en un bosque escandinavo, Van Damme en Hong Kong, Schwarzenegger en una aldea austriaca y Stallone en un pueblo siciliano – acotó Carlitos.
- Mejor imposible – dijo Sharon – la mejor película de todos los tiempos. Un exitazo que superará al Titanic y a estos bodrios que hacen ahora de Potter y esos boludos que van a destruir el anillo a Mordor, con toda esa huevada de la Tierra Media, ja, ja, ja.
Sharon estaba convencida de tener ante sí al mayor éxito cinematográfico de la historia del cine, pensando que la gente pagaría entradas por ver como una mujer “asesinaba” a Lundgren, Van Damme, Schwarzenegger y Stallone.
Quería ansiosa el guión final para llevarlo a la Metro Godlwyn Mayer, la Paramount, la Columbia, la Universal, la 20th Century Fox y la Warner Brothers, para hacer una película de corte bien feminista, con una mujer poniendo justicia donde reinaba la injusticia y el crimen.
- En dos semanas estará el guión final – le dijo Carlitos – pero estamos en Londres, que tal si te tomas el Eurostar y te vas unos días a París, donde se juega el Mundial de Rugby, mira, lo inaugura Francia con Argentina. Te va a gustar ese deporte. Tipos altos, patones, grandotes, te va a gustar.
- ¿Francia? ¿Argentina? ¿Y donde esta Argentina? ¿Africa tal vez?
- América del Sur. Yo nací ahí, y vivo ahí, en Buenos Aires, ahora estoy de paso por Londres, yo soy argentino.
- Ohhhhhhhhhhhh! – exclamó Sharon – Es ese país donde el presidente es un tipo con barba que fuma habanos, y hace cuarenta años que esta gobernando, una dictadura total, y la gente come tacos y frijoles, bebe tequila y hay unos carnavales barbaros.
- No, nada que ver, pero no importa. Anda y mira el Mundial de Rugby.
Sharon le hizo caso a Carlos Quesón y fue a ver el Mundial de Rugby, es 2007, y estamos hablando del partido inaugural, contra todos los pronósticos, Argentina venció 17-12 a los locales, y los Pumas (como se conoce a la selección argentina de ese deporte) estaban re eufóricos, y ofrecieron un tercer tiempo lleno de diversión, fiesta y sexo.
Sharon se alojaba en el mismo hotel que Los Pumas aquella noche y sintió tentación, imaginaba a los argentinos con aspecto de mestizos amerindios, pero eran tipos blancos, con aspecto de europeos, de hecho…
- ¡Oh, que fantasía tener sexo con uno de ellos, gauchos salvajes de las pampas argentinas! – dijo Sharon, tras googlear algo sobre Argentina – otra que Schwarzenegger, Stallone, Van Damme o Lundgren.
- Si quieres tener sexo pronuncia la palabra mágica “Wingardium Leviosa”, luego acuéstate y lo demás vendrá solo – le dijo la Marquesa de Avila, una española con la que Sharon se cruzó en el Hotel – y no tendrás “Sangre y Arena” sino “Sexo y Queso”.
- Wingardium Leviosa – exclamó Sharon Stone.
Se acostó y se quedó dormida, soñó que estaba en medio de un partido de rugby, lleno de salvajes, que jugaban con un Queso en lugar de la pelota ovalada, todos tenían pies grandes y olorosos, todos hacían scrums, penales y tryes, todo era confuso, salvaje, furioso, pero muy divertido, y todos los rugbiers se la cogían a Sharon, de manera fenomenal, ella le chupaba, olía, lamía y besaba los pies, luego las pijas, y ellos la violaban de un modo fenomenal, ella parecía quedar hecha piltrafa, destruída, pero tomaba un poco de leche, y le renacían la fuerzas, y otra vez la volvían a coger, y así, una y otra vez, rugby sexual, salvaje y desenfrenado.
Sharon no lo podía creer, era feliz, estaba dotada de sus más Bajos Instintos, ya no le importaban Schwarzenegger, Stallone, Van Damme o Lundgren, quería coger con los rugbiers, una y otra vez…
Hasta que despertó…
- Noooooooooooooo – dijo indignada Sharon Stone – Todo ha sido un sueño.
- ¿Un sueño? Esto es realidad – dijo una voz masculina. Sharon vio frente a ella a un rugbier de colosal tamaño, con la camiseta argentina.
- Eres uno de ellos, uno de los argentinos – dijo Sharon.
- Soy Carlos Ignacio Fernández Lobbe, el Rugbier Quesón, y vine a quesonearte. ¿No es cheto llamarse Carlos Ignacio Fernández Lobbe?
Tras esta presentación, Sharon se tiro al piso, y Carlos Ignacio Fernández Lobbe la aplastó con sus pies grandes y olorosos, y se los puso sobre el rostro, al principio la actriz sintió cierta repugnancia (el olor a Queso era apestoso) pero después le empezó a gustar, y así lamió, besó, chupó y olió los pies del rugbier, una y otra vez, una y otra vez, y después la pija, y en el medio, Carlos Ignacio Fernández Lobbe le chupó y le toco las tetas, la vagina y el culo, y le dio patadas en el culo, para satisfacción de Sharon, y la penetró como si en un scrum estuviera, haciendole tryes todo el tiempo, Sharon quedó hecha una piltrafa, como en el sueño, pero tomando la leche (¿la leche de Carlos Ignacio Fernández Lobbe?) recobró fuerzas y así sus Bajos Instintos volvieron a renacer una y otra vez.
- Esto no es un sueño, esto es realidad – dijo Sharon Stone.
- Esto nunca te lo dio Schwarzenegger, Stallone, Van Damme o Lundgren.
- Ellos son buenos, pero nunca me dieron esto, es verdad. Y esto es sexo.
- Y esto es un asesinato – dijo entonces Carlos Ignacio Fernández Lobbe – y como te gusta Stallone, te asesinaré con el cuchillo de Rambo.
Carlos Ignacio Fernández Lobbe se tiró encima de Sharon armado con un cuchillo de caza, similar al de “Rambo”, y la apuñaló salvajemente, al principio Sharon opuso cierta resistencia (más que cualquier otra quesoneada), y de hecho al rugbier le costó apuñalarla, pero la furia del asesino y sus Bajos Instintos se fueron imponiendo, y ya fueron veinte puñaladas, cincuenta cuchillazos, hasta superar los cien…
- Queso – dijo Carlos Ignacio Fernández Lobbe tras tirar un Queso de tamaño colosal con múltiples agujeros sobre el cadáver de Sharon Stone.
El rugbier se alejó de la escena del crimen con total impunidad y rató después llamó a su amigo, Carlos Quesón, el autor de los Relatos Quesones.
- Gracias Carlitos, por avisarme que Sharon Stone estaba en París. Le tiré un Queso.
- De nada, tocayo, para un Carlos no hay nada mejor que otro Carlos.
Y colorín colorado, el Queso de Sharon Stone se ha terminado.

Texto agregado el 21-10-2023, y leído por 92 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
22-10-2023 Ya no lo recuerdes, para que no venga... ¡jajajajaja! Y la que so... eRRe
22-10-2023 Justo te recordaba a vos y tus quesos ya que hacía un tiempo no te veía. Buen provecho, amigo!!! MujerDiosa_siempre
 
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