En breve síntesis, se trata de una tecnología alimentaria de vanguardia que se basa en la Ingeniería de tejidos empleada para regenerar la piel humana que ha sufrido severas quemaduras.
Aplicada a la producción de carne animal, el procedimiento consiste en extraer células estaminales de animales vivos que en laboratorio se multiplican, se diferencian y se especializan creando tejidos musculares y grasa, es decir, carne.
En cuanto a su consumo, se puede decir que no se han encontrado absolutamente ningún tipo de problema o contraindicación en todas las investigaciones o análisis científicos efectuados en los países donde la producción de carne cultivada es consentida.
Muy por el contrario, las ventajas y beneficios son enormes. Partiendo por el factor ético, de compasión hacia animales no humanos sensibles, se podría evitar la explotación y muerte de millones de animales.
Se estima, ojo, que de una sola célula estaminal extraída de un animal vivo se pueden obtener 10 toneladas de carne, absolutamente sana, en pocas semanas, y sin matar un solo animal. Una maravilla científica.
Como lo ha denunciado Animal Equality desde hace mucho tiempo que en su crianza y explotación los animales son condenados, cada día, crueles hacinamientos, enfermedades, selecciones genéticas, brutales maltratamientos y muertes dolorosas
Sería recomendable, como lo propuso la famosa astrofísica Margherita Hack, que las escuelas llevaran los niños a visitar los mataderos y la cría intensiva de animales, pollos, conejos, etc. Esto para que, como futuros ciudadanos, tengan la posibilidad de analizar las realidades profundas que están a la base de una alimentación basada en la crueldad animal.
Sería también muy recomendable leer el libro de Peter Singer, Liberación Animal.

Por el contrario, la producción de carne cultivada, sintética o sostenible, no sólo tendría un impacto positivo sobre los generosos animales, sino también en el ambiente: respecto a la producción tradicional de carne, la cultivada utilizaría menos energía en un 7-45% menos, el 99% menos de suelo cultivable, el 82-96% menos de agua, el 78-96% menos de emisiones de gases. Lo anterior según el producto animal considerado. Algo extraordinario, sin duda.
Otro aspecto positivo, y no menor, es la salud humana: según datos de un estudio de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (Suiza) el 73% de los antibióticos a nivel mundial se usan en animales criados, en condiciones a menudo insalubres, para la alimentación humana. Estudio publicado en la revista Science.
En cambio, la carne cultivada es producida en ambientes altamente controlados, donde los riesgos de contagio y enfermedades infecciosas son absolutamente bajos.

En apretada síntesis se puede decir, a la luz de datos y experiencia actuales, que la carne cultivada representaría una solución ética y sostenible, cuyo proceso ya ha iniciado: la carne cultivada ya se comercializa en Singapur y en USA se ha autorizado a la industria GOOD Meat a comercializar carne de pollo sintética. También la UE se está moviendo en esa dirección.
El futuro está aquí, y es un desafío a los paradigmas dominantes.