TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / carlosivankelso / Las Aventuras de Manu Ginóbili en el Oeste

[C:617537]

Manu Ginobili era el más buscado del Oeste. Con su sombrero negro, su pañuelo rojo y su pistola plateada, sembraba el terror por donde pasaba. Robaba bancos, asaltaba trenes y se burlaba de la ley. Nadie podía detenerlo, ni siquiera el famoso sheriff John Smith, que había muerto en un duelo contra él.

Un día, Manu llegó a un pequeño pueblo llamado Dustyville. Entró al único bar del lugar, donde los parroquianos lo miraron con miedo y respeto. Manu se sentó en una mesa cerca de la ventana, y sin decir una palabra, descalzó sus botas y puso sus enormes y olorosos pies sobre la mesa. El olor era insoportable, y los clientes empezaron a toser y a taparse la nariz. Algunos se levantaron y salieron corriendo, otros se quedaron paralizados por el pánico.

Manu sonrió con malicia y pidió una cerveza al camarero, que temblaba como una hoja. El bandolero bebió un sorbo y miró a su alrededor, buscando algún desafío. De pronto, vio entrar a una mujer joven y hermosa, que lo miró con odio y desafío. Era Ravelia la Quesona, la hija del sheriff John Smith, que había jurado vengar la muerte de su padre.

Ravelia se acercó a la mesa de Manu y le dijo:

- Manu Ginobili, te reto a un duelo. Eres un asesino y un cobarde. Mataste a mi padre, el mejor sheriff del Oeste. Y ahora vas a pagar por tu crimen.

- ¿Qué pasa, Ravelia? ¿No te gusta el aroma de mis pies? - se burló Manu -. ¿Por qué no te sientas y compartimos una cerveza? Tal vez podamos llegar a un acuerdo.

- No hay nada que negociar, Manu. Eres un criminal y debes morir. No me obligues a usar la fuerza.

- Vamos, Ravelia, no seas tan aburrida. ¿Qué tal si jugamos una partida de póker? Si yo gano, me dejas ir. Si tú ganas, me entrego sin resistencia.

- Eso es una locura, Manu. No voy a apostar la justicia a una carta.

- ¿Tienes miedo de perder, Ravelia? ¿O es que no sabes jugar?

- Sé jugar muy bien, Manu. Y no le tengo miedo a nada. Está bien, acepto tu reto. Pero con una condición: si yo gano, además de dejarme ir, tendrás que lavarte los pies.

- ¿Lavarme los pies? ¿Qué clase de broma es esa?

- No es una broma, Ravelia. Es una cuestión de higiene. Tus pies son un atentado contra la belleza. Así que, si pierdes, tendrás que lavarte los pies con jabón y agua.

- Está bien, Manu. Acepto tu condición. Pero si yo pierdo, además de entregarme, tendrás que besar mis pies.

- ¿Qué? ¿Estás loca, Ravelia? ¿Cómo se te ocurre semejante cosa?

- Es una cuestión de respeto, Manu. Mis pies son una obra de arte. Así que, si pierdo, tendrás que besar mis pies con amor y devoción.

- Eso es asqueroso, Ravelia. Pero está bien, acepto tu condición. Que sea lo que Dios quiera.

Así fue como Ravelia la Quesona y el bandolero Manu Ginobili se sentaron a jugar una partida de póker que decidiría su destino. Los parroquianos que quedaban en el bar los observaban con curiosidad y expectación. ¿Quién ganaría? ¿La vengadora de la ley o el forajido del Oeste? ¿La mujer de los pies limpios o el hombre de los pies sucios?

La partida fue reñida y emocionante. Ambos jugadores demostraron su habilidad y su astucia. Las cartas iban y venían, y las fichas cambiaban de dueño. Al final, todo se redujo a una última mano. Ravelia la Quesona tenía una escalera real, y el bandolero Manu Ginobili tenía un póker de reyes. Ambos apostaron todo lo que tenían, y mostraron sus cartas.

- ¡Gané! ¡Gané! - gritó Ravelia, levantándose de su asiento -. ¡Soy la mejor! ¡Soy la reina del Oeste!

- No puede ser... - murmuró Manu, con el rostro desencajado -. No puede ser...

- Sí puede, Manu. Y ahora, cumple tu palabra. Bésame los pies.

- No... no puedo hacer eso...

- Sí puedes, Manu. Y lo harás. O si no, te disparo.

Ravelia apuntó con su pistola a Manu, que no tuvo más remedio que obedecer. Se arrodilló frente a Ravelia, y con lágrimas en los ojos, besó sus pequeños y perfumados pies. Ravelia se reía a carcajadas, mientras los parroquianos la miraban con admiración y respeto. Así fue como Ravelia la Quesona vengó a su padre, y se convirtió en la heroína del Oeste.

Texto agregado el 17-12-2023, y leído por 61 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
18-12-2023 Buen cuento!!!!!!! yosoyasi
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]