Las hojas de oro tapizan mi encuentro
en la séptima hora del otoño,
un baño de fuego me habita por dentro
desflorando el conocimiento.

Llegó el momento de ser yo misma,
de ser pájaro y no cautiva;
de dominar mi mundo interno
encontrando el camino entre los vericuetos,
hasta el límite justo de mi medida.

Me doy para alcanzarme,
corro hacia el génesis,
me reconozco en el éxtasis profundo
de revelarme por dentro,
sin falsos espejos
ni ligamentos,
sólo descubrimientos.

El sol se esconde.