En la oscuridad de la noche.

En una de esas noches invernales en las que ni las almas se animan a salir, una pareja caminaba por la calle abrazados olvidándose de todo lo que los rodeaba, hasta de la oscuridad y los relámpagos que de vez en cuando los alumbraban.
Camila y Carlos dos enamorados demasiado jóvenes para pensar que la maldad suele elegir justamente noches así para hacer de las suya, estaban aún muy lejos de sus casas, Carlos la acompañaba, ella se sentía segura, pero de la nada y sin darse cuenta un hombre acechaba y en el momento justo, de un golpe tiró al suelo a Carlos y en menos de un segundo despojó a Camila de sus pertenencias no sin antes darle un golpe tan fuerte que la hizo caer golpeándose la cabeza contra el cordón de la vereda para luego salir huyendo como lo hacen los cobardes asesinos.
Los gritos de Carlos hicieron que los vecinos se asomaran a la puerta y a las ventanas de sus casas y pronto una ambulancia y un patrullero los trasladaban al sanatorio más próximo.
Al poco rato las respectivas familias estaban junto a ellos en el sanatorio.
Carlos no estaba muy herido, apenas un golpe en el rostro, pero Camila no corrió con la misma suerte, el golpe en la cabeza había sido demasiado fuerte y varias horas después el médico les comunicaba que habían curado sus heridas, pero algo peor estaba sucediéndole.
Carlos y sus padres no entendían nada, ¿qué era lo peor que le podía pasar a Camila? se preguntaban y pronto lo supieron al poder ingresar a la sala donde estaba la muchacha.
Camila los miraba a cada uno y no entendía quiénes eran aquellas personas que le decían Camila, ella no se llamaba así, no los conocía, quería que llamaran a sus padres, ella era Stefany y repetía la dirección de su casa.
El golpe que recibieron sus padres y su novio al oírla hablar así fue tremendo tanto así que llamaron otra vez al médico para que les explicara qué estaba pasando con ella.
El doctor les explicó que había sufrido un golpe tan fuerte que se había alterado su memoria, mejor dicho, había perdido parte de ella y por alguna extraña razón la memoria de alguien más ocupaba su lugar.
Era un caso muy raro, un psiquiatra, un psicólogo y varios médicos la examinaron sin ningún resultado.
Carlos sentía la desesperación de no saber qué hacer ni que decir, le mostró fotografías de ella con él y de sus familiares, pero nada, Camila no las aceptaba.
Sin saber qué hacer Carlos volvió con sus padres a su casa mientras que los padres de Camila, a pesar de que ella no los reconocía, debían quedarse junto a su hija hasta que recobrase su verdadera memoria.
Carlos por su parte no pensaba quedarse sin hacer nada y trató de hacerse amigo de Camila y le pidió que le dijera su nombre y todos los datos que pudiera y se acordara de ella, de Stefany como decía llamarse.
Carlos le contó una historia donde él también había sido atacado por el mismo sujeto que la había atacado a ella y de a poco fue dándole confianza para poder estar junto a ella.
El médico les dijo que tendría que dejarla internada algún tiempo y que quizá fuera recobrando su memoria mientras se curaban sus heridas que por haber sido en la cabeza eran bastante complicadas.
En su casa y con los datos que Camila, sintiéndose Stefany le fue dando, al fin descubrió a una joven con el nombre y el apellido que decía tener y computadora mediante encontró la dirección de donde supuestamente vivía.
Dio aviso a la policía ya que no era fácil presentarse a una dirección así porque sí sin que lo creyeran loco.
Se presentó en la dirección dada por Camila de su supuesta casa, junto a un policía y pidió para hablar con la madre o el padre de Stefany, una señora los recibió y les permitió entrar.
Lo primero que hizo el policía fue disculparse y preguntar si podían hablar con Stefany ya que creían que podría ser alguna amiga de Camila.
La mujer comenzó a llorar mientras que su esposo la consolaba y les dijo que su hija había muerto hacía pocos días, por ese motivo no la iban a poder ver.
Carlos no salía de su asombro y pidiéndoles disculpa por la lamentable pena que estaban viviendo se levantó, pero al retirarse le preguntó al matrimonio, cómo había fallecido su hija a lo que el hombre le contestó que la habían atacado para robarle y que al resistirse le habían dado un certero disparo al corazón.
Tanto el policía como Carlos pensaron que el mismo hombre los había atacado.
Ahora la policía se ocupaba más del caso, a pesar de ser un caso muy raro debido a lo que decía Camila, estaban seguros de que por alguna razón el asesino de Stefany que seguía suelto, no solo era el mismo, sino que estaría dispuesto a volver a cometer más robos y asesinatos, esa era la experiencia que tenía la policía en esos casos.
Pasados unos días Camila repetía que el hombre que la atacó era alto y de cutis blanco porque ella lo había visto y que, aunque llevaba pasamontaña y la cara cubierta, en sus manos que no llevaban guantes tenía un anillo de plata con una calavera, estaba segura de haberlo visto.
Carlos pensó que Camila nunca había visto al hombre, pero tenía razón él sí se había fijado en ese anillo que le resultó desagradable, quizá por el momento que estaba viviendo y así se lo dijo a la policía.
Luego de unos días la policía detuvo a varios sospechosos y entre ellos un hombre que se parecía mucho al descrito por Camila y resultó que entre sus pertenencias estaban los documentos de Carlos.
Tan contento estaba Carlos que corrió al sanatorio a contarle a Camila que habían atrapado al hombre y que en aquel momento lo llevaban detenido.
Y fue justamente al entrar Carlos a la habitación de Camila que la muchacha lo abrazó diciéndole que creía que nunca más lo volvería a ver. Carlos se dio cuenta de inmediato de lo sucedido, su novia había recobrado la memoria, volvía a ser Camila.
La alegría fue total, entre las familias, Camila había dejado de ser Stefany para volver a ser ella misma.
Unos días más tarde las noticias resaltaban la labor de la policía al descubrir al asesino de varias personas al robarles y comentaba que el hombre al verse detenido se había suicidado colgándose en la celda donde estaba.
Carlos y Camila se dirigieron entonces a la casa de los padres de Stefany y luego de contarles lo sucedido y darles las gracias por lo que estaban seguros que había hecho su hija al entrar en la memoria de Camila para poder decir quién era el asesino y contarle también que el hombre se había suicidado.
La madre de Stefany agradeció a los muchachos lo que les habían contado, pero dijo que no se alegraba de la muerte de un ser tan despreciable, que le hubiera gustado que viviera y muchos años ya que con la muerte se le terminaron los sufrimientos mientras que mientras estuviera vivo la cárcel le haría pagar y su vida hubiera sido un verdadero infierno.
La pareja se despidió del matrimonio prometiéndoles volver a visitarlos, sabía que la madre de Stefany así lo querría, se sentiría cerca de su hija de alguna manera.
Carlos y Camila volvieron a su vida y como jóvenes que eran pronto recuperaron la alegría.

Omenia
6/4/2024