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El Opio.


Sucede que es como una vela de luz negra, un collar estrangulador, es como una incertidumbre que más que pregunta es el segundo anterior a ella, tenso como un arco y su flecha, o como la flecha y su arquero, como el arquero y la muerte agazapada, como la muerte agazapada y la vida palpitante, es eso que se pasea quieto como si siempre estuviese en la esquina de arriba del cuarto, como un insecto horripilante, y me muevo en ese cuarto, vivo en él, y no hay manera de darle la espalda al insecto y a sus quilíceros babeantes y Angélica que camina a mi lado, el insecto que me observa, yo que lo imagino observar, Angélica que me mira mirar el vacío, el insecto impenetrable y yo sin poder penetrar ese secreto, esa mirada animal y antiquísima, yo que no puedo entender mis ojos en los suyos, Angélica pregunta, el insecto quieto y soy yo en sus ojos, soy yo que no sé mirarme hacia dentro. Y Angélica vuelve a preguntar, qué habrá sido, quién, por qué, dónde, cómo, cuándo, y el hexámetro es otro círculo de fuego, es un cuarto con seis puertas, La Noche Transfigurada una y otra vez tras los ojos, y elige la puerta, elige una, o toma de la mano a Angélica, mírala directo y dile it’s a race / a race for rats / a race for rats to die…pienso, y disparo, ella me mira perpleja, media de acuerdo, razonas saltándote pasos, haces demostraciones algebraicas rápidas, ¿es este el camino, Descartes? Yo quisiera huir pero dentro de ésta estoy en otra jaula, soy el corazón de la muñeca rusa, es una… una grieta, es la grieta del loco, ese del nombre antiguo, es la canción de Margot, es el cuento de Ofelia, es esa Práxedes, es esa Práxedes, son todas esas Práxedes que se detienen, caminan hacia la puerta, cogen la manilla, intentan abrir y no lo logran… denme un poco de dios / denme algo en que creer…Callen ese grito de la fiera que desea que la encadenen, es eso, es esa venda y esa mordaza, que no son sólo ellas sino también la mano que las ata y es el silencio que las acepta y es esa otra mano que no las desata y ya no lo hará jamás.



-¿Quién es esta niña con la peluca de Vivaldi?- consulta Ptolomeo.
-Es la prima de ese muchacho con la narigaza de Stravinsky.- dice Anti.
-¿Viste a mi madre?- pregunto.
-Sí- responde Anti.
-¿Qué dijo?
-Que sí.
-¿Hora?
-Medianoche, 3 de la madrugada si te tragas el sueño.
-Hecho.
-No vas a poder.
-No digas eso, Ledián duerme en clases.- opina Toño.
-¿Es verdad?
-Sí. -¿Cómo te llamas, pequeña hobbit?
-¿Cómo? -Margot.
-Tirado en el banco. –Yo soy Ptolomeo, más conocido
-Exacto. como el Telescopio.
-¿No ves? -…
-Y ¿cómo oyes la clase? -Te regalo mi disco de Prokofiev.
-¡¡QUEEEEÉ!!- grita Angélica.
-¿Qué pasa?
-¿Cómo es que le regalas a esta niñita un disco de Prokofiev, Telescopio oligofrénico?¡No tienes sentido de la proporción!- vocifera Angélida a borde de la fisión nuclear.

-Pero si es el cuento sinfónico de Pedrito y el Lobo…
-¡¿Qué?! -¡Estúpido!- sentencia Angélida.
-Tú tenías que ser, no hay otro.
-Déjalo, déjalo. Margot encuentra que el coral de la cantata 147 es una ronda…
-¿En serio? -¿Cuál es ese?- pregunta Toño.
-Sí.


(Silva Antinéa contestando preguntas y silenciando respuestas)

- ¿Cómo se llamaba esa ronda, Ledián? – pregunta Margot.
- “Jesús, Alegría de los Hombres”...

El Lobo tiene razón (aunque me pese), esto es música, es Jesús, es alegría de los hombres, como si Bach a través de la rabdomancia de sus corcheas hubiese hallado una de las respuestas, por dos caminos, ruido y dioses, el opio, el opio, el opio, uno más dos es la misteriosísima Trinidad, enigma pilar del castillo de naipes, y suma y sigue, jamás da tres, siempre cuatro, ¡Carajo!, el padre, jamás tres, el hijo, siempre cuatro, el Espíritu Santo, jamás tres y la sospechosísima Trinidad, cuatro. Siempre cuatro. Este es el opio, no es sólo Mao, es el Papa, es la Virgen, es Elvis, es Marilyn, es Lennon, es Coca-cola, es Star Wars, es nuestro viaje a las estrellas, nuestro vil orgasmo y sobre todo, el sueño que le sucede, es la argamasa, el muro de lo cotidiano, es el engranaje en el que eternamente se gira y en el que cómplicemente se duerme.

Texto agregado el 13-10-2004, y leído por 184 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
05-05-2005 Es interesante cómo este texto tan versátil queda hilado bajo la temática que encierra el título: primero esas reminiscencias del yo que percibe esa tensión con el mundo, el recuerdo del insecto y de Angélica; luego los diálogos que fluyen en medio de música y otros tópicos... este texto tiene mucho de Joyce, hay un monólogo interior y una corriente subterránea para interpretar y leer entre líneas. Muy bien. Quilapan
 
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