Entropía de un sueño


Es realmente impresionante como todo lo existente en este mundo, desde la más ínfima célula hasta el más complejo organismo, tiende al desorden. De no ser por la energía y el trabajo que utilizamos a diario todo se volvería en un caos total. Si no nos esforzáramos por mantenernos sanos y saludables nuestro cuerpo se atrofiaría hasta provocarnos la muerte, ya que todo nuestro organismo tendería a estar en un estado de mayor estabilidad, donde no requiera de un gasto de energía.
Todo requiere de un cierto gasto energético para poder así mantener esta inestabilidad y evitar el desorden natural, pero no todo gasto energético contribuye a mantener este nivel de organización, ya que una racionalización errada de energía puede fácilmente desarmar aquello que ha costado tanto mantener en el orden que queremos. Simple es de demostrar esta hipótesis con un ejemplo muy común en nuestras vidas: Al mantener una relación de amistad con una persona del sexo opuesto uno va contribuyendo diariamente a mantener en orden esta relación, pero en el momento en que uno se da cuenta de que en verdad quiere algo más que una relación de amigos, ya que se da cuenta que la cantidad de energía invertida fue tal que siente más que cariño por la otra persona, siente amor. Al darse cuenta de este sentimiento la persona requiere cada vez mayor energía para mantener estable una relación de amistad que pretende que vaya más lejos. En una de tantas conversaciones maravillosas que se sostienen durante esta relación se le escapa a la persona un “te quiero”, concentrando así gran parte de su energía, pero por desgracia suya la otra persona se pone nerviosa y comienza a alejarse, rompiendo poco a poco todo lazo existente. Todo esto a causa de una frase que fue emitida con una energía mayor que la necesaria, pero más real y verdadera que toda otra.
Una mala inversión energética significó en este ejemplo que todo aquello que se quería mantener en orden y para lo que se trabajaba se convirtiera en un “caos” (tendencia al desorden), haciéndose presente el principio de entropía en este caso.
Es realmente impresionante como, además de tender todo al desorden, también se requiera de tanta precisión energética para mantener el orden. Queda en evidencia en procesos tan elementales como lo es la fotosíntesis, que requiere de un gasto energético por parte de la planta (670 Kcal) para poder fijar el carbono inorgánico proveniente del CO2 y así producir la glucosa. Lo impresionante es que esta glucosa es aprovechada por algunos organismos para realizar el proceso de respiración celular, en la cual se obtiene energía mediante la descomposición de los enlaces que mantienen unida a la glucosa. Este proceso, realizado en cada célula, se realiza para obtener la energía necesaria para mantener el orden, pero ¡sorpresa!, en la respiración celular se producen las mismas 670 Kcal que fueron utilizadas por la planta para la obtención de glucosa. Esto nos demuestra que, aparte de poseer una precisión energética maravillosa, también queda en evidencia que la energía se va transfiriendo mediante la cadena alimenticia, cumpliendo las plantas la función de productoras de energía.
Ahora bien, ¿Cómo nos es posible dosificar la cantidad de energía que necesitamos para mantener el orden en una relación como en la del ejemplo anterior? Podríamos referirnos a una respuesta desde el punto de vista de la bioquímica, diciendo que el error del caso anterior se debió a una sobre acumulación de energía en el cuerpo y que, desencadenada por el aumento de adrenalina secretada en el momento, esta energía fue liberada ante esta situación de estrés como respuesta innata del organismo para mantener la homeostasis (equilibrio interno del organismo); pero no es el detalle de esta respuesta lo que buscamos, sino que buscamos una explicación que nos permita controlar de mejor manera la energía que utilizamos, para así desafiar el desorden natural. Es bien compleja esta situación, ya que no surge una respuesta concreta, sino que meras explicaciones al por qué ocurre esto.
El mundo y las interacciones que en él ocurren son un ir y venir e energía, un constante intercambio de energía en todas sus manifestaciones. Este intercambio, muchas veces tiende a alterar el equilibrio logrado o el que se busca lograr. Si analizamos nuestro ejemplo, podríamos especular que el equilibrio de esta relación se vio alterado ya que nuestro amigo envió más energía que la que la otra persona pensaba enviarle de regreso, es decir, la otra persona no deseaba invertir la misma cantidad de energía que nuestro amigo invirtió, en otras palabras, no sentía lo mismo por él. Esta relación pareció haber quedado con un desequilibrio de energía, lo que la llevó al desorden natural y que no perdona.
Ciertamente no veo una forma de dosificar nuestra energía, ya que no contamos con la capacidad de ni siquiera saber con cuanta contamos, pero podríamos mantenernos siempre tratando de gastar la mayor energía que nos sea posible, para que no exista esta sobre acumulación energética, sino que se vaya dando como un proceso gradual, donde se requiera de mayor esfuerzo para poder mantener el orden, ya que hemos comprobado que al menor desequilibrio todo tiende a adoptar una posición que no le signifique gasto de energía, por lo que debemos luchar constantemente contra esta entropía, que se manifiesta como antagonista ante tantos sueños y sentimientos nuestros, pero que afortunadamente, no los niega mientras tengamos y utilicemos nuestra energía, ya que cuando queremos, sacamos energías de lugares inimaginables, todo por lograr cumplir nuestros sueños y por seguir nuestros sentimientos, sentimientos y sueños que son realmente nuestra mayor fuente de energía vital.


(Vladimir Ilich Ulianov)